34 - Primera parte

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No, espera, esto fue lo que SÍ sucedió la noche que murió Henrik D.


Una a una, las verdades fueron saliendo de la boca de Aleixandre.

Fue sorprendente, como una intensa sesión de chismes: cosas sobre Aegan, cosas sobre Adrik, cosas sobre Melanny e incluso cosas sobre personas relacionadas a ella que jamás me esperé y que me dejaron como Pikachu (véase en Google: meme de Pikachu).

Al final, en treinta minutos con él descubrí más de lo que había descubierto durante mis meses en Tagus. Todo sonó muy convincente, pero... ¿De verdad fue Henrik, el mismísimo motor de mis planes y venganza, un pervertido? ¿Fue un inocente? ¿Aleixandre decía la verdad? ¿O era todo un plan para vulnerarme y acabar conmigo?

Llegué a la conclusión de que los mismísimos Cash podían responder a esas preguntas y aun así no sabría cuál de todas las versiones sería la correcta.

Eso era lo peor: el único capaz de decirme la absoluta verdad, estaba muerto.

Y admito que por esa razón se me hizo un tanto difícil decidir qué hacer a partir de allí. Sé que es posible que no entiendas mi dilema porque a estas alturas es normal no sentir empatía el uno por el otro. Después de todo soy una narradora mentirosa y tú eres un lector muy crítico, así que no voy a decir que fui inteligente.

De hecho, jamás empecé a contarte esta historia como una gran proeza. Tenía dieciocho años, estaba llena de rencor y la rabia me hizo creerme capaz de cualquier cosa. Cuando supe que los Cash me habían dejado sin la única parte que todavía "sostenía" mi familia, no hice más que acumular furia. Al final, Aegan se convirtió en mi mundo entero y no hacía más que desear verlo destruido.

Tal vez tuve que haberme quedado con mi madre deprimida, pero ese era el punto: vivir allí era igual de espantoso que lanzarme a una venganza incierta.

Además, jamás fui de las personas que bajaban la cabeza y se iban con la cola entre las piernas a esperar que el tiempo lo curara todo. Existe gente razonable o indiferente, y luego está la gente impulsiva a las que nada, jamás, se les pasa. Por ahí estaba yo. Un carácter no muy bueno, lo sé, pero dejemos la perfección para novelas heroicas y románticas. En esta todos cometemos errores, todos tenemos secretos y todos mentimos.

***

Lo bueno de Tagus era que nunca faltaba algo a lo que hacerle un ridículo evento para darle popularidad a la institución.

Era lunes y acababa de iniciar "La semana de Tagus" en honor a sus sesenta años. Durante cinco días harían diferentes actividades, pero el primer día siempre estaba reservado para la apertura en el auditorio. Por esa razón, a las diez de la mañana, ya las afueras estaban repletas de alumnos que entraban y salían esperando el inicio del evento.

Yo estaba en una de las aulas vacías del edificio de informática. Desde la ventana podía ver con claridad el auditorio. Detrás de mí, Artie se ocupaba de los últimos detalles. Esperábamos a Aegan porque le había enviado un mensaje anónimo citándolo allí para hacer un trato. ¿Un trato sobre qué? No se lo había dicho.

Artie se detuvo a mi lado.

—Está listo.

Eché un vistazo rápido hacia atrás para comprobar el estado del asunto. Todo estaba justo dónde y cómo debía estar.

—Gracias, está perfecto —asentí.

Artie también contempló el trabajo con satisfacción.

—¿Por qué exactamente lo escogiste así? —inquirió.

Perfectos Mentirosos © [Completa✔️]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora