3 - Highway to Hell

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Alba POV

"-Hoy tenemos un bombazo y es que... ¡Kiko Matamoros ha decidido volver a Sálvame!"

-Yo no sé si eres consciente de que has conseguido una cosa increíble en un solo día. Una cosa que a cualquier español le cuesta meses, o directamente no consigue en su puta vida.

-Ojalá a toda España le gustase el arte y la pintura, pero no es así.

-No me refiero a lo de los cuadros, imbécil. -María soltó una risa que intentó reprimir desde el momento en el que pronuncié las últimas palabras. -Has conseguido dos trabajos en un día, ¿¡Tu sabes lo que es eso!?

-Suerte, tía. -Admití mientras cogía un puñado de nueces del bol que sujetaba María. Ella me miró con desaprobación en sus ojos. -Lo del bar ha sido suerte. Aunque técnicamente aún no me han cogido, tengo que hacer la prueba esta noche.

-¿Pero como ha sido todo? Es que yo sigo flipando, de verdad.

-Yo que sé, mi encargada es muy rara...

-¿Es la chica que iba la última vez con el dueño del museo?

-No es el dueño, ese es el padre. Pero si, y ella al parecer es su chica. Natalia se llama.

-Anda... -Soltó. -Pues no tenía pinta de ser un alma caritativa que va regalando trabajos por ahí, ¿Eh?

-¿Por qué crees que he dicho que es rara? Me deja muy desconcertada esa mujer.

-A mi también me desconcertaría si ese pivonazo fuese mi jefa.

Después de esa pregunta, me desinteresé por la conversación y me acomodé más aún en el sofá. Al ver mi reacción, María puso su espalda recta y me miró con una ceja alzada.

-¿Hay algo que yo no sepa?

-¿Sobre qué?

-¿De qué estamos hablando, Alba?

-¿Natalia? -Ella asintió, expectante. -No hay nada que decir. -Negué con la cabeza. -Es solo eso, que es muy rara a veces.

-Es muy rara a veces y...

-Y... Me desconcierta muchísimo.

-Te desconcierta muchísimo porque... -Ella intentaba entablar contacto visual, pero yo miraba las nueces que tenia en mi mano izquierda.

-No sé... Tengo la sensación de que...-Ella me interrumpió.

-Qué facilidad tengo para sacarte las cosas, ¿No?

La miré con indignación y cogí el mando para darle volumen a la televisión.

-Está bien, está bien, ¡Era broma! -María cogió el aparato para quitarle toda la voz que le añadí yo segundos atrás. Yo suspiré y acepté la broma.

-Tengo la sensación de que me mira mucho, y de una manera descarada... Me pidió cantar...

-¿Cantar para qué?

-Para lo del bar, ya sabes. La cosa es que cuando terminé se me quedó mirando varios segundos. Fue un momento extraño, yo no sabía que hacer.

-¿Se habrá encoñado de ti?

-No, tía. ¿Y el novio qué? -Ella levanto sus hombros. -Pero no sé. Al principio era super arisca. Después, de repente, no es miss simpatía pero me sonreía de una manera que...

-Que se te caían las bragas. -Su respuesta me hizo dejar los ojos en blanco. -No me lo puedes negar, tu mirada lo dice todo, cariño.

-La cuestión... -Interrumpí, alargando las vocales de manera exagerada. -Es que después de tener destellos de ser una persona super guay en el fondo, de repente volvió a ser como al principio. ¿Como si fuese la típica superestrella que se cree mejor que nadie? Pues igual.

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