Fuego seria la mejor descripción.
Esa sensación tan única, tan calurosa y afectuosa era algo que solo encontraba en Rick Grimes, en cada toque, cada beso e incluso cada mirada, sentía mi cuerpo desfallecer.
Una sensación que amaré hasta el fin de...
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Siento mi cuerpo pesado a más no poder, al igual que un leve dolor de cabeza, como si algo estuviera golpeando dentro de ella. La luz entra muy apenas en donde estoy, chocando de forma molesta con mi rostro.
Al abrir los ojos por completo veo la grisasea y lúgubre habitación donde estoy, reconociendo esta al instante.
- Bienvenida de vuelta, Jane - la voz del doctor Carson llama mi atención, por lo que parpadeo un poco para ver del todo bien - Llevas un muy buen tiempo dormida.
Todo comienza a llegar a mi, reproduciendose en mi cabeza como una película. El dolor vuelve a mi pecho, al recordar la horrible situación que me trajo aquí, todo lo que sucedió antes de encontrarme con Negan. Suspiro preocupada para luego guiar mi mano a mi vientre preocupada, ocasionando que el doctor suspire.
-Padeciste un trastorno algo raro para el tiempo que tienes - comienza diciendo - La placenta se desprendió del útero - explica, aunque para ser honesta no tengo ni idea de que está hablando - Debió ser por algún trauma reciente.
- ¿El..- digo por primera vez desde que desperté, con la voz ronca y un tanto rota, sintiendo el corazón en mi garganta - ¿esta m..mu - titubeo nerviosa, casi sollozando.
- El bebé esta bien, Jane - dice el doctor por fin.
Respiro con pesadez, llevando mi mano a mi pecho aún adolorido, recibiendo poco a poco algo de calma en mi interior. Mis pulmones vuelven a recibir aire una vez más, dejándome un poco más tranquila. Dejo caer mi cabeza en la almohada, aún suspirando.
- Debes estar en reposo por unos días - vuelve a decir el doctor - Tendrás que quedarte aqui.
Le aciento con la cabeza, mientras elevo mi torso hasta quedar sentada en la camilla. Carson se acerca a mi, sacando una pequeña lampara de su bolsillo y la apunta a mis ojos, supongo, revisando mi estado.
Dos toques en la puerta llama la atención de ambos. Carson se aleja y dirige a la puerta abriendo esta. Sus ojos me miran con impresión e incluso alegría y una leve sonrisa se asoma en su rostro.
- Nos dejas a solas, Carson - pide papá adentrándose a la enfermeria.
Sin chistar el doctor sale de la reducida habitación por lo que papá aprovecha para acercarse a la camilla donde estoy, mirándome feliz. Deja su ballesta apoyada en la pared, y se acerca a la va.
- El bebé esta bien - le digo de inmediato, viendo como asiente con la cabeza.
Llevo inconcientemente la mano a mi vientre, notado apenas la enorme chaqueta negra que tengo puesta y no tiene mucho misterio a quien pertenece.
