Capítulo Veintitrés

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Mi día estaba siendo de lo más normal y eso me sorprendía un poco. No es que mis días sean de los más tormentosos, pero siempre tenía que suceder algo para fatigarlo, quizás una caída o algo olvidado.

Dimos los exámenes de química, álgebra y filosofía. Si tuviera que elegir entre esos tres cursos elegiría Filosofía, quizá por averiguar los porqués de la vida o lo interesante que es buscar una respuesta a cosas inexplicables.

— ¿Los policías fueron a tu casa?—pregunta Dennis

Ella está a mi costado merendando un pie de manzana. Estamos en el receso en nuestra mesa de siempre, cada uno habla con el de su costado y Dennis aprovecha para preguntar.

—No vinieron, no sé cuándo vendrán, pero mi tío se va el lunes que viene de modo que espero que se apresuren.

—No entiendo, ¿Qué esperan para ir a atraparlo?

—No tengo idea

No tengo idea de que pasará pero al menos me hago una idea, mi tío furioso, mi mamá no creyendo a su hija, un policía probablemente confundido y yo diciéndole "Bienvenido a mi vida". Ojala todo se acabara con un chasquido, o que aparezca un hada madrina y me arroje a un cuento de hadas.

— ¿Estas bien?—se acerca Rayan y yo asiento— ¿Qué tal los exámenes?

—Yo diría que bien, pero una cosa es que yo lo diga y otra el profesor.

—Yo digo que te irá muy bien—me da un beso en la frente.

Al abrir la puerta de mi casa cierro los ojos pensando que el policía ha llegado y todo es un lío, pero al abrirlos no hay nadie. No sé a dónde se fueron o donde están, no me intereso por revisar las habitaciones.

Saco mi celular porque siento la vibración de un mensaje y descubro que es de Dennis.

Dennis: Hemos quedado con los chicos, ¿te unes?

Dennis: No puedes decir que no, ya estoy en tu casa

Suena el timbre y me apresuro a abrirle la puerta, creo que me iría bien distraerme un poco, puede que sea necesario salir con ellos, ser alguien normal y dejar de ser un poco ermitaña.

—Cámbiate ya, mujer—me avisa entrando a mi casa

—Creo que con este conjunto está bien—digo señalando mi ropa

—Reychel, eso es ropa de casa—me arrastra a mi habitación— ¿Escoges la ropa tú o yo?—me amenaza.

—Prefiero hacerlo yo, gracias—digo agarrando un polo grande con la monalisa de imagen y un chándal.

—Mejor no opino—comenta al ver mi elección.

Entro a mi baño para cambiarme. Ella está guapa, siempre lo está, se ha puesto un vestidito con lunares que le llega a la mitad del muslo, me encantaría poder vestir así sin sentir que todos me miran.

— ¿Quiénes irán?—pregunto al salir

—Diego, Naira, Louis y ya avisamos a Rayan. Iremos a Son D'licias, allí preparan unas hamburguesas de infarto. Ya sebes, barriga llena, corazón contento.

—De acuerdo, pero no quiero volver tarde

No sé de qué humor está ahora mi madre, aunque no creo que me regañe después de lo que me he enterado, aun así prefiero llegar temprano para no ver cuando llegue.

Las dos salimos y fuimos a Son D'licias, no estaba tan lejos de mi casa, no puedo creer que no haya ido nunca allí. Adentro ya estaban los chicos, Rayan, Diego, Naira y Louis.

Lágrimas de ellaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora