Capítulo 20: Consecuencia

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- No lo hagas, yo te ayudaré con el proyecto, si la llamas ahora volverás a caer en sus juegos y mentiras - Sebastián comentó tomando el móvil y guardando lo en su bolsillo.

Poché se le quedó observando - Está bien - Fue lo único que comentó mientras se dirigía con el chico hacia el salón.

Paula intrigada de lo que escuchó se quedó pensando, en el comportamiento del chico, antes de decidir buscar su móvil en el salón.

Pasaron los primeros tres periodos, la peli-azul con un sentimiento extraño en su interior, pues además de lo sucedido por la mañana, Mario Ruíz, llegó con una bicicleta para ella, y la invitó a salir por la tarde cuando se acabaran las clases. Está aceptó, siguiendo el consejo de Sebastián, del día que se encontraron en Starbucks.

El timbre sonó, anunciando que deberian ir a la cuarta clase, llegando al salón, observando que estaba medio vacío, lo cual poco a poco fue llenándose. El profesor empezó a pasar la lista llamando nombre por nombre y recogiendo el proyecto.

- Daniela Calle - El nombre de la castaña fue mencionada, y nadie contesto, decidiendo marcarlo como ausenté.

Luego de varios nombres más mencionados, el de la peli-azul fue el siguiente. En el mismo momento que entraba la castaña por la puerta.

– ¡Llegué yo mi gente! – Está grito con un volumen alto en su voz, con las gafas puestas, dirigiéndose al profesor y tomando su bulto para sacar los papeles.

- Lamento la tardanza profesor, no tiene que llamar a mis padres - Está comentó, tropezando se entre sus palabras, dejándose escuchar algo divertida, entregando el proyecto.

El adulto observó los papeles antes de fruncir el ceño - Srt. Calle, ¿es licor lo que estoy oliendo? - Este preguntó intrigado y serio.

Todos los estudiantes no podían quitar la mirada de encima de la castaña, quien empezó a reír de la nada.

- No que va, estás delirando profesor, yo estoy limpia y libre de cualquier líquido malévolo - Está comentó con un tono burlón, parándose como una cadete con la mano en la frente, dejando salir una rodilla, caminando hacia su escritorio, sentándose en este y trepando los pies.

- Srt. Calle, necesito que vaya a la oficina en este instante,  o llamaré a su madre - El profesor comentó con molestia, observando a la chica.

– Vaya, si logra contactar a mi madre, me gustaría que me dijeras el secreto luego – Está comentó, hundiendo los hombros.

Elo profesor ya empezaba a molestarse, dejando ver en los ojos molestia.

Está negó con la cabeza - No se altere, profecito, ya mismo me vienen a buscar - Está finalizó, cerrándolos ojos.

Poché observaba desde su asiento el aspecto de la chica sintiéndose un poco preocupada, apenada y a la vez irritada por el estado de la chica.

- ¿Quien viene a buscarte? - Este preguntó un poco más molestó.

– tu mamá – Está comentó estallando en un mar de risas, por su grandiosa estupidez, antes de quedar sería, llevando los brazos, hacia detrás de su cabeza.

– No es divertido – El profesor comentó, observando a los demás estudiantes, quienes aguantaba la risa.

Calle no contestó manteniendo su sentido del audio activo, mientras tarareaba una canción. Un fuerte golpe fue escuchado, seguido de esto el indistinguible sonido de unas pistolas siendo recargadas.

- Llegaron - Calle musitó en un tono cantado, bajando su atención hacia la puerta, observando la cerrada.

Unos segundos pasaron antes de que está fuera brutalmente abierta de una patada, dejando entrar a unos hombres vestidos de negro con pistolas en las manos, apuntando a los estudiantes y al profesor.

- ¡QUE NADIE SE MUEVA! - Se escuchó provenir de uno de los hombres antes de dejar pasar a una mujer rubia.

- Busco a Daniela Calle, le suena conocido el nombre - Hoffman comentó observando al profesor.

- No tienes que hacer las cosas tan dramáticas - Calle comento desde su asiento, levantándose y caminando hacia ella.

Hoffman la amenazó con la mirada, observando la sonrisa que llevaba la chica en el rostro - Ten consiente que esa sonrisa no durará mucho - Está comentó con seriedad.

Calle hundió los hombros y asintió, antes de ser volteada, poniéndole unas esposas en las manos. Está desvío su mirada viendo a Poché a lo lejos, sus ojos mostraba preocupación, y miedo por lo que le fuera a pasar, y su sonrisa desapareció mirándola desinteresada.

- Ni siquiera te preocupes, ni lo intentes - Escupió las palabras con veneno – Nos vemos luego compañeros, aunque en verdad no es como si me importará – está finalizó antes de caminar fuera del aula, siendo empujada por la rubia.

Poché se levantó de su asiento deprisa, corriendo al pasillo.

- Calle, yo... -

La mencionada paro en seco, quitándose las gafas de una sacudida, y desvío su mirada hacia la peli-azul, mirándola con arrepentimiento, y odio.

- Sabes que es lo más que me duele - La castaña comentó - Es que me haya enamorado de tí - Está comentó dolor en sus palabras - Yo mantuve mi palabra, jamás te haría daño, pero total, no es como si me creyera ¿No?  Vete con Sebastián, te queda mejor, estar con gente de tu agrado, hipócritas - Finalizó sin esperara una respuesta, marchandose con las personas.

A Poché se le formó un nudo en la garganta, quedándose en blanco a la sucedido, antes de volver nuevamente al salón, ignorando las mirada curiosas de las personas a su alrededor, tomando asiento y esperando a que tocará el timbre.

El día continuó, entre murmullos y rumores inciertos de lo ocurrido con la castaña, antes de que llegara la hora de salir, y con eso la cita con Mario. Poché arrastró sus pies hasta la nueva bicicleta que se le fue otorgada, y el chico estaba recostado de su carro al lado de esta.

- Necesito ir a prepararme, llegaré un poco tarde - Este comentó sacando un pequeño papel de su bolsillo, entregándose lo a la peli-azul.

- ¿Que es esto? - Está preguntó mirando el papel, que contenía una dirección.

- Esa es la dirección del restaurante al que vamos, es nuevo - Este explicó - Te llevaría pero sé muy bien el terror que le tienes a los carros, por lo cual dejare que vayas a tu paso - Este finalizó, depositando un beso en la mejilla de la chica, antes de abrir la puerta.

Está se le quedó observando viendo como se marchaba, antes de montarse en su bicicleta, y arrancar hacia su casa. Al llegar dudo en abrir la puerta pero al escuchar la voz de su hermana supo que estaba bien, entrando y dirigiéndose a su habitación luego de saludar.

No tomo ni menos de media hora cuando ya estaba lista, con una camisa azul bebé, un pantalón blanco con cadenas y unas tenis del mismo color, con un ligero maquillaje.

- Vuelvo más tarde - Anuncio saliendo de la casa, y tomando nuevamente la bicicleta, buscando el sitio de la dirección escrita.

Luego de una hora de búsqueda la chica lo encontró, un restaurante acogedor un tanto alejado de donde vivía. Entrando a este sintió un mal presentimiento al instante, viendo que el lugar se encontraba desierto en excepción de los que trabajan en el lugar.

- Es lindo ver que hayas aceptado venir -

Te Entregare Mi Corazón - [Completado]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora