Doble Dosis

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El día de mi ultrasonido llegó y con él, la expectativa de encontrarme de nuevo con el moreno entrometido.

De hecho, mis cuentas estaban debidamente pagadas y una gran cantidad de dinero había sido depositada en mi cuenta al día siguiente después de nuestro encuentro en mi apartamento, pero aún así, la idea de tener que compartir a mi hijo con alguien todavía me molestaba como nada en el mundo. Quiero decir, él había llegado a mi casa imponiendo mil condiciones y obligándome a aceptarlas.

Sin mencionar que era más que obvio que mi personalidad era altamente conflictiva con la del moreno abusador. Si él decía negro, yo decía blanco, y eso con solo un día y medio de convivencia. ¿Cómo sería la crianza de este niño? Algo como "¡Él aprenderá a tocar el piano!" - "¡No, claro que no! ¡Aprender inglés es la prioridad!". Y eso sólo en sus primeros años de vida. Pensar sólo en cuando llegue a la universidad. Sería algo como: "¡Vamos a enviarlo a Harvard a estudiar medicina!" - "¡No, él irá a la Universidad de Seúl para ser ingeniero como su padre!"

Con solo pensar en nuestra loca vida, un dolor de cabeza agudo y molesto se formaba detrás de mi cabeza, como un preludio de todas las migrañas que tendría en los próximos años. Dios, la sensación de ir al infierno no podría ser peor. Masajeé la zona mientras la puerta del café, en el que estaba esperando por la llegada de Kim, se abría detrás de mí. Levanté la mirada, encontrándome con Jongin que se acercaba esquivando las mesas hasta estar sentado frente a mí, con ese mismo rostro imposiblemente hermoso que me daba ganas de golpear.

— Siento llegar tarde, tuve problemas con el tráfico. — Informó, ordenando un café expreso a la camarera que se acercó, con una sonrisa llena de segundas intenciones. Por dios, ¿todas las mujeres alrededor de él actuaban como zorras?

— ¿Vas a usar esa misma excusa cuando te pierdas el primer recital escolar de nuestro hijo? ¿O el primer partido de fútbol? — Respondí, ácido, sin estar seguro de si esa acidez había comenzado con la sonrisa de la muchacha o con la simple presencia de él.

— ¿Nuestro? Ya es un avance. — Comentó, con una sonrisa abierta de quien estaba ignorando mi sentencia. Puse los ojos en blanco. ¿Realmente era ese tipo de persona que ignoraba lo que quería para no estresarse? Quería volar a su cuello de tan solo pensar en eso. Cuando peleaba con alguien, ¡quería que esa persona peleará conmigo también!

— Estás empezando de la peor manera posible, Kim Jongin. — Dije, levantándome de la silla, mientras acomodaba la correa de mi bolso en uno de mis hombros. Todo mi inexistente buen humor había desaparecido.

Sus ojos me acompañaron y frunció el ceño. Lo miré, intentando entender el motivo de esa pseudo mirada que estaba protagonizando mientras deslizaba su mirada por mi cuerpo.

— ¿Perdiste peso? — Fue la pregunta insólita que hizo. Como, de todas las cuestiones filosóficas que podría haber hecho... ¿Dijo eso?

Miré mi propio cuerpo, intentando recordar si había o no perdido peso en los últimos días. Incluso llegué a poner mis manos en la cintura de mi pantalón, percibiendo que estaba un poco más ancho de lo habitual.

— Creo que sí, debe ser a causa de las constantes náuseas. Nada se queda en mi estómago por mucho tiempo. — Respondí y él cerró aún más su expresión, como si esa noticia fuera realmente seria.

— Hablaremos de eso con el médico, puede que aumente tu dosis de vitaminas. No deberías estar perdiendo peso. — Su preocupación me tomó desprevenido porque dejé escapar una leve sonrisa antes de poner mi orgullo en su lugar y empezar a caminar fuera de la tienda, dejándolo intentando tragar su café antes de seguirme, casi corriendo. — ¿Eres así de molesto naturalmente o las hormonas del embarazo son las que están empeorando la situación?

Improbable [Trad/kaisoo]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora