El llanto de alguna manera quería hacerse presente mientras la imagen de Bastian como mi Amo perfecto se difuminaba lentamente, como si fuera una hoja de papel a la que prendían fuego y éste sin detenerse comenzaba a desintegrarla, cayendo sólo cenizas al suelo, las cenizas que desaparecian con facilidad ante cualquier suave brisa.
Mi mano se presionaba contra el lugar exacto donde mi corazón latía errático, mi pulso retumbaba en mis oídos con fuerza, como si fuera el sonido de mil elefantes corriendo con rapidez.
Queria que Bastian se retractara, que me dijera que todo era mentira, que él no...
Apreté los labios furiosa, frustrada, llena de impotencia. ¿Por qué tuvo que hacerlo? Todo estaba bien, estábamos bien, creí que lo nuestro duraría más tiempo y que cuando llegara a culminar nuestro contrato sería porque ambos así lo quisimos, porque nos aburrimos, disfrutamos lo que quisimos o cualquier otro motivo, menos éste.
Sabía que él no esperaba que me lanzara a sus brazos, estaba siendo precavido, mantenía una distancia prudente porque era consciente de que yo no deseaba esto, muchas veces se lo dije, se lo repetí hasta el cansancio.
Yo no queria amor, mucho menos un relación vainilla.
Si ese fuera el caso, me habría quedado con Cristianno o simplemente buscar en alguien más eso y no ir a un club de BDSM en busca de un Amo.
¡No! Me dolía tanto esta situación, que él quien yo creía alguien frio igual que yo, haya permitido que los sentimientos lo alcanzaran. Si bien era algo que en ocasiones no podía controlarse, debió poner un alto antes de que llegaran tan lejos, ¿por qué no lo hizo? ¿¡Por qué!?
—Sabes que no puede ser —mi voz sonó tremula—, tú no puedes sentir esto.
—Pero lo siento, Savannah, y no puedo contenerlo más. Llevo mucho tiempo callando y exploté, perdóname pero seria traicinarme a mí mismo el seguir guardando silencio.
—Era cierto —espeté ignorando sus palabras—, lo que escuché esa noche era cierto. —Se quedó callado, con la vista fija sobre mí en todo momento.
—Sí, yo...
—¡Cállate! —le grité tomando mi ropa, furiosa— No lo repitas, Bastian, no te atrevas a decirlo de nuevo.
—¡Es lo que siento! —me gritó de vuelta— Y el que no lo diga, no hace que desaparezca. Ya lo sabes y eres..., somos conscientes de lo que sucede.
—Y de lo que va a suceder —advertí vistiéndome con prisa mientras él hacía lo mismo—. Sabes que no puede existir amor entre un Amo y una sumisa porque entonces...
—Deja de ser una relación sadomasoquista —terminó de decir por mí—. Todo cae en la relación vainilla aunque se intente seguir el rol, ya es imposible —tragué saliva y terminé de vestirme.
—¿Por qué Bastian? —susurré conteniendo el llanto.
—Quisiera tener la respuesta a tu pregunta, Savannah, pero el amor es algo que no se puede controlar —murmuró—. Me sedujiste, todo lo que sucedió, la manera en que las circunstancias nos alejaron poco a poco de nuestros roles provocó esto —me hizo saber—. Nunca antes conviví con una mujer como tú. Jamás dormí, cuidé, protegí a alguien como lo hice contigo. ¡Maldita sea! ¡Estaba dispuesto a matar por ti!Un jadeo escapó de mi boca, las lágrimas salieron sin permiso alguno, mi labio inferior temblaba, mi cuerpo lo hacía. Eran demasiados los sentimientos qué me atravesaban, pero el mas grande era la ira y también la decepción.
—Te dije que yo no era mujer para ti —susurré. Él se acercó a mí, tomando mi cara entre sus manos, limpiando la humedad de mis mejillas con desesperación.
ESTÁS LEYENDO
Deseo ©
ChickLit-¿Y bien? ¿Estás de acuerdo? -Preguntó serio. -Dame el bolígrafo -dije segura sin perder más tiempo. Su sonrisa se hizo más grande, me tendió el bolígrafo y sin dudarlo firmé entregándole el contrato que él observó complacido para después firmarlo...