- ¿Ya sabes las nuevas buenas?- preguntó Jamie a Damon mientras salían de la universidad.
El rubio negó y sacó un cigarrillo para él y su amigo.
- ¡Tu novia va a hacer una fiesta en su casa! ¿De verdad no te contó?
- No y no sé si lo haga- soltó el humo.
- ¿Pasó algo? No me digas que ya terminaron.
Damon rió sin culpa dando a entender que sí.
- No duras nada- dijo Jamie poco sorprendido- Ya quisiera yo que alguien se fijara en mi.
- ¡Por favor Jamie! Tienes a media facultad de diseño detrás de ti y tú solo te haces el digno- pasaron la calle juntos- Si tu quisieras hace mucho estarías con quien quisieras.
El pelirrojo negó sonriendo mientras tiraba al suelo el cigarrillo y se disponía a responder cuando fue interrumpido.
- Damon, ¿podemos hablar?
El ya nombrado blanqueó sus ojos, manía que tenia desde siempre, y se dio la vuelta para encontrarse con quien él suponía era su ex.
- ¿Qué haces aquí Brenda?- preguntó sin muchas ganas.
Ella se acercó acomodándose su también rubio cabello largo y fulminó con la mirada a Jamie dándole entender que no lo quería ahí.
Y él lo entendió a la perfección porque se despidió de su amigo y tomo el metro a su casa.
- Esta noche haré una fiesta en casa y bueno... Sé que terminamos pero, ¿no por eso dejamos de ser amigos, verdad?- levantó una de sus cejas.
Damon la detallo de arriba a abajo.
- Es verdad. Eso seria infantil.
- ¿Entonces iras? Puedes llevar a tu amigo si quieres- propuso con una sonrisa.
- ¿A qué horas?
- Siete en punto.
Damon asintió y se despidieron quedando en verse a esa hora.
El rubio se devolvió a pie a su casa ya que no le quedaba tan lejos de la universidad y el clima era agradable para caminar.
No todos los días salia el sol en Londres.
Decidió comprar un helado de un carro que se estacionaba todos los días en la esquina de su casa.
- Uno de limón por favor.
Cuando el señor se disponía a darle el helado Damon notó que había perdido su dinero.
Se empezó a preocupar metiendo sus manos en todos los bolsillos y se quitó su bolso pensando que ahí habría podido meter el dinero.
Vacío.
- ¿Vas a pagar o no?- le preguntó el heladero notando la situación.
Damon iba a responder cuando alguien habló primero.
- Yo pago por los dos.
El rubio, sorprendido, miró al joven quien le daba el dinero al señor y le pedía otro helado de limón recibiendo así el helado que Damon había pedido.
- Creo que esto es tuyo- le extendió la mano mientras sonreía ante la mirada atónita del rubio.
Él lo acepto y vio como su vecino recibía también su helado y el cambio.
- Que tengas un buen día- se despidió amablemente.
Damon reaccionó y empezó a caminar detrás de él a gran velocidad.
- Espera, espera- dijo algo fatigado.
El chico de piel pálida se detuvo y lo miró con curiosidad.
- Este yo...- el rubio no sabia que decir- ¿Por qué lo hiciste?- preguntó finalmente.
El solo sonreía y eso estaba empezando a desesperar a Damon quien odiaba que no le respondieran en el acto.
- Bueno, esas cosas pasan. Además también quería un helado- dijo con toda la naturalidad del mundo.
Damon se fijo por primera vez en los ojos de él.
Tenían un lindo color café combinado con miel y a la luz del sol se veían bastante claros sin importar sus gruesos lentes que adornaban su cara.
- Muchas gracias- sonrió como tonto- ¿cómo es tu nombre?
- Graham, ¿tú?
- Damon- extendió su mano vacía para hacer mas formal la presentación.
Graham apretó su mano y sonrió a la vez.
- Parece que eres el único joven en esta cuadra, ¿no?- preguntó tímido.
- Oh si, ¡bienvenido a la cuadra más aburrida del mundo!- respondió exageradamente logrando que un señor que podaba el pasto los mirara mal.
El otro chico sonrió suavemente y probo de su helado.
- No creo que sea tan aburrida como mi vida- dijo mirando al suelo con cierta tristeza.
Damon notó su cambio de humor y recordó la fiesta de Brenda esa noche así que se le ocurrió una idea.
- Oye Graham, ¿qué edad tienes?
- Diecinueve.
El rubio abrió sus grandes ojos azules como platos.
- ¿En serio? Pareces menor- y al decir eso vio como Graham se encogía de hombros causando un ambiente incomodo.
- Sí, tengo esa edad- afirmó aun mas tímido.
- Y supongo que te gustan las fiestas, ¿no?- su helado se empezaba a derretir en su mano pero él lo dejo pasar.
Este negó rotundamente.
- Nunca he salido a ninguna, no soy de ese ambiente.
Damon no lo podía creer. Para él las fiestas eran su lugar favorito en el mundo y simplemente no podía entender como alguien no era de ese ambiente como su vecino acababa de decir.
- ¿Y entonces qué carajos haces un viernes en la noche?- preguntó un poco alterado.
- Dibujar o tocar guitarra. Estudio musica.
Bueno definitivamente eso no podía estar pasando.
Sus ojos se iluminaron al escuchar esas ultimas dos palabras. Ya no se sentía solo. Finalmente había encontrado a alguien con quien hablar de lo que lo apasionaba.
- Ese era mi sueño- respondió mientras su cara tomaba un aire de profunda tristeza.
- ¿Disculpa?- preguntó Graham confundido pero de inmediato el rubio cambió su semblante por una sonrisa falsa.
- ¿No te gustaría ir a tu primera fiesta esta noche?- cambió el tema.
Graham lo miró mas confundido aun.
- No lo sé- respondió dudoso- ¿Tú harás una?
Damon soltó una carcajada al solo imaginar la cara de su padre si algún día llegara a hacerlo.
- No, es donde una amiga.
El chico lo pensó pero algo hizo que aceptara rápidamente.
- ¡Perfecto! Ve esta noche a mi casa y nos vamos con mi estúpido amigo Jamie- finalizó con una gran sonrisa.
- ¿Debo ir con alguna ropa especial?
Damon casi escupe su derretido helado. De verdad no podía creer su inocencia.
- Es una fiesta donde lo mas probable es que termines ebrio- empezó a caminar hacia su casa- Te juro que en lo ultimo que se van a fijar es en lo que lleves puesto.
Y dicho eso se alejo dejando a Graham algo intranquilo ya que si nunca había ido a una fiesta mucho menos había tomado.
Dirigiéndose a paso lento a su casa comenzó a arrepentirse de haber dicho que sí a algo totalmente desconocido para él.
Y sin duda si que debió pensarlo mejor.
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¿Qué tan difícil puede ser?
FanfictionDamon y Graham se enfrentan a algo que pensaron imposible: La paternidad. Con el tiempo se darán cuenta que el amor logra cosas imposibles aunque la dolorosa perdida de eso mismo que los unió y la locura de uno de los dos intente tomar el control de...