Capítulo 21.

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Pov Holly.

El día termino como cualquier otro, eran las 11:00 P.M., apenas había podido salir de la oficina por trabajo, esto estaba siendo agotador y no había nadie en los planteles, solo estaba yo en el piso totalmente silencioso, camine hasta el elevador y baje al lobby, había un guardia de seguridad corpulento en la entrada del edificio y me despedí amablemente.

—Buenas noches —me despedí con una mano.

—Buenas noches, licenciada Daniels —asintió seriamente.

Salí de allí y camine hasta la acera, era algo tarde y las calles estaban solas, solo pasaba carros de vez en cuando, por suerte había un taxi en ese instante y lo pare, tras llegar a casa deje las maletas sobre la mesa de entrada y me quite los tacones, venía cansada y muerta con ellos, me cambié la ropa por un pijama y puse a preparar algo de café, tenía algunos casos que investigar y la noche sería bastante larga, no podía dejar de pensar en lo que Nathalie me había contado, Matthew se casará pronto y será papa.

La luz del sol ilumino la habitación, me desperté y miré el reloj sobre la mesita de noche, eran las 8:30 A.M., apenas había dormido solo 4 horas después de pasarme investigando todo sobre los casos, por suerte todo estaba bien, me levante de la cama y bostece de la gran pereza que tenía, me quite la ropa y me adentre a ducharme para ir a trabajar, salí de la ducha y me acerque al closet para sacar la ropa que usaría.

Termine de alistarme lo más rápido que pude, eran las 9:30 A.M., me estaba cogiendo la tarde, baje por el elevador y me despedí de Phillip, pare un taxi y le pedí que me dejara en el edificio del bufete, tarde pocos minutos, pero logre llegar, salude al guardia de turno y subí por el elevador, camine por los pasillos a paso ligero y me golpee contra un pecho masculino, cuando vi la cabellera rubia supe que era Carter.

—¿Qué demonios haces acá, Carter?, te dije que no me volvieras a buscar y menos después de lo que me hiciste ayer —gimotee molesta.

—Quiero pedirte perdón Holly —me miro cabizbajo.

—¿Perdón? —cuestione indignada; —vete al mismísimo demonio, me pegaste y eso no se le hace a una mujer poco hombre —recrimine aún más alto.

En ese instante llego mi papá detrás de Carter al escuchar los gritos, sus ojos se llenaron de ira al saber que Carter me había puesto una mano encima.

—¿Le pegaste a mi hija, maldito, imbécil? —gruño mi papá molesto.

—Sr. Daniels —no logro decir nada más porque papá se lanzó sobre él y planto un puño sobre el rostro de Carter; —espero que en tu maldita vida busques a mi hija o le pongas una mano encima porque te mato sin pensarlo —bramo mi papá cabreado.

Carter puso una mano en su nariz, la cual sangraba y solo pudo salir de allí como alma que llevaba el diablo después de lo que ocurrió.

—Lo lamento, hija, no debí dejar que ese imbécil se acercara a ti —se recriminó mi papá.

—Tranquilo papá, ya con eso le diste su merecido —sonreí divertida; —ahora solo quiero que trabajemos y olvidemos lo que paso —lo abracé agradecida.

—Estás poniendo un gran empeño en los casos que tenemos cariño —me devolvió el abrazo.

—Sabía que la pasión por la justicia la había heredado de ti —sonreí orgullosa.

—Tienes razón, por eso eres una gran abogada y llevas por lo alto el apellido Daniels —sonrió mi padre con un gran orgullo.

—Lo sé, papá —asentí y caminamos hasta mi oficina.

Después de hablar un rato con mi papá acerca de lo que ocurrió en la noche de la cena con Carter y su prima Bettany comencé a ser mi trabajo, termine de estudiar el último caso, el cual era de un divorcio, tenía una cita con una mujer que tenía a su hija detenida injustamente.

—Buenos días, licenciada Daniels —saludo cortésmente; —soy Annallise Taylor —se presentó amablemente.

—Buenos días, Sra. Taylor —saludé con un asentimiento.

—Yo soy la madre de Sophie James, mi hija está detenida en la inspección de policía por robo y me dijeron que usted era una buena abogada —espeto con un tono de agobio.

—Primero tendremos que saber qué tan grabe fue el delito que cometió y si es en una tienda podremos hablar con el dueño de esta para que retires los cargos o simplemente llegar a un acuerdo con él y decirle que le pagaremos por los daños —mencione mirando el expediente.

El caso estaba algo fácil, la chica fue vista robando unos cigarrillos en una tienda local, por ello hay una fianza de quizás 500,00 dólares australianos, mientras retiren los cargos, por lo que he leído en todo aquello de leyes.

—Vamos ahora mismo a la inspección para saber qué podemos hacer por su hija Sra. Taylor —tome mi bolso y mi portafolio.

Ella asintió y salimos rumbo a la inspección de policía, cuando llegamos me acerque a uno de los policías para preguntar por el inspector, me indico su oficina y cuando llegamos toque dos veces, para mi suerte estaba tomando una taza de café.

—Buenos días, señor inspector, soy Holly Daniels la abogada de la Srta. Sophie James Taylor —me presenté de manera cordial.

—Buenos días, licenciada Daniels —asintió un poco sorprendido.

—Quería hablar con usted acerca de mi cliente —confesé un poco asustada porque era la primera vez que tenía un caso así desde el accidente.

—Claro, licenciada, verá su cliente esta detenida por robo de unos cigarrillos, la única manera de que ella quede libre será bajo fianza y que el dueño de la tienda retire los cargos —se cruzó de brazos.

—Pagaremos la fianza y el dueño retirará los cargos, eso téngalo por seguro, pero primero quiero saber donde queda la tienda —asentí segura.

El inspector me dio los papeles con la información del dueño de la tienda, salimos de la estación de la policía y paramos un taxi, nos subimos y en pocos minutos llegamos a la tienda donde Sophie había robado los cigarros, nos bajamos y entramos.

—Buenos días, ¿Sr. Fuller? —cuestione.

—Soy yo, que necesita —asintió el viejo gordo canoso que había enfrente de nosotras.

—Verá, soy Holly Daniels y ella es Annie Taylor, la madre de Sophie, la chica que robo unos cigarrillos de su tienda —lo miré confiada.

— Esa chiquilla robo y ahora está en la cárcel por ladrona.

—Por favor Sr. Fuller, quiero que retire los cargos, nosotras le daremos algo de dinero para pagar los daños que ocasiono la chica, pero lo hizo porque es apenas una adolescente —la excusé.

—Si lo hiciera, ¿qué me darías a cambio preciosa? —me cuestiono mirando mis pechos.

—Ya le dije que le daremos algo de dinero para indemnizarlo por los daños —lo miré bastante seria.

—No me convences, si quieres que retire los cargos deberás acostarte conmigo —confeso el muy viejo verde.

—Es usted un viejo cochino —chille molesta; —retire los cargos o lo demando por acoso y me encargo de que toda la ciudad lo sepa —lo amenace encabronada; —y para terminar les diré a todas las mujeres que usted es un viejo morboso para que no entren aquí —finalice victoriosa.

—Srta. Daniels, no en necesario llegar tan lejos —sonrió apenado; —vamos ahora mismo y recibo el dinero por los daños —asintió cabizbajo.

Salimos de la tienda mientras el viejo morboso llamaba a su hijo para que se quedara en el mostrador, cogimos un taxi y llegamos a la inspección de policía, pronto trajeron a Sophie mientras hablamos con el inspector de policía y le pedíamos que dejara libre a la chica.

—Siendo así que el Sr. Fuller retiro los cargos y le darán un dinero para indemnizarlo por los daños, pagaran una fianza de 800,00 dólares —finalizo leyendo un papel.

Ambas asintieron y Annie pago la fianza para que dejaran libre a su hija, después de hacer todos los tramites para que saliera libre la chica, me dirigí hacia el Sr. Fuller el cual estaba en la sala de espera.

—Quería darle las gracias y pedirle perdón por amenazarlo, pero no había forma que una chica de 16 años terminara en una correccional solo por una caja de cigarrillos —lo miré apenada.

—Perdón licenciada, no debí hablarle así, es solo que usted es una mujer muy hermosa —me halago mirándome atento.

—Gracias, pero podría ser su hija y créame que no le gustaría que a su hija le dijeran algo como eso — reproche negando con la cabeza.

—De nada, ahora me retiro. — Se despidió y salió de mi campo de vista.

Volví hasta donde estaban Annie y su hija, la chica ya estaba libre de todo y me dio una leve sonrisa al haberla sacado de la cárcel.

—Gracias licenciada Daniels, por usted estoy libre —me sonrió enormemente.

—De nada Sophie, solo espero que hagas las cosas bien de ahora en adelante, robar es un delito y por algo se empieza, espero que no tenga que volver a sacarte de aquí —le sonreí; —ahora me prometerás que iras a la escuela y que serás la mejor alumna, tienes todo a tus manos para ser una buena mujer —toque su hombro y di un pequeño apretón.

—Lo prometo licenciada, gracias —sonrió ampliamente mostrando sus dientes.

—Está bien, ahora vete con tu mamá y hazle caso en todo —sonreí contenta.

Asintió la rubia y Annie se acercó a mí, me abrazo y después de separarse me extendió el dinero por mis honorarios, se despidieron y se fueron de mi campo de visión.

—Es usted una gran abogada Srta. Daniels —escuché al inspector tras de mí.

—Gracias —asentí y salí de aquella inspección.

Sin duda alguna el día de hoy era un gran empiezo, camine hasta la acera y pare un taxi para volver a la oficina, cuando llegue volví a subir para seguir con mi trabajo, quizás esto era lo que quería, volver a mi antigua vida sin Carter en ella.

Pov Matthew.

La reunión con los asiáticos y los arquitectos había salido mejor de lo que esperaba, el proyecto iba hirviendo en popa para empezar el hotel Caribean South en Londres, mi papá era el más indicado para empezar con todo y quizás era mejor volver a Australia, no quería ver a mamá por querer meterse en mi vida y la duda de que el bebe que espera Scarlett era mío, era más de lo que podía.

—Papá me iré mañana mismo de vuelta a Australia, mi plan era quedarme aquí unos meses, pero es mejor que vuelva a los negocios —me senté frente a él, debía estar al frente de los hoteles.

—Hijo, yo te apoyo en lo que quieras, me haré cargo del proyecto con los asiáticos y tú vete de nuevo a tu casa —sonrió ampliamente; —¿qué haz pensando de lo de Scarlett? —cuestiono con algo de incertidumbre en su voz.

—Dejaré eso así, que haga lo que quiera, aunque antes dudaba de que ese bebe fuera mío estoy seguro de que no lo es, cuando nazca quizás me haga una prueba de paternidad para asegurarme de que no es mío por completo —confesé pesadamente sirviendo un poco de whisky.

—Te apoyo hijo, no dejaré que te cases si no amas a esa mujer —asintió sonriendo.

Abrace a mi papá y me dirigí de nuevo al hotel para empacar, maña mismo volvía a Melbourne y había una sola razón para querer volver, mi empresa y quizás volver a ver a Holly.

El día había comenzado con algo de lluvia, iba de camino al aeropuerto y el celular comenzó a sonar, se podía ver el contacto de Sam en la pantalla, conteste y del otro lado se escuchaba música.

—¿Dónde demonios andas metido Marshall? —cuestiono el castaño del otro lado.

—En el aeropuerto, voy devuelta a Melbourne —suspiré levemente.

—Lo sabía, cuando llegues salimos hermano —menciono gritando, casi no se escuchaba.

—Caffly tú no cambias —sonreí negando con la cabeza.

—Vete al demonio aguafiestas —colgó y guardé el celular en mi chaqueta.

Cuando llegue al aeropuerto, me esperaba el avión privado de la familia, me subí en el mientras revisaba la agenda que Jenna me había enviado la noche anterior, el avión despegó y me dispuse a leer durante todo el viaje, me gustaban mucho las novelas de misterio y ficción.

Después de aterrizar el auto me esperaba junto al chofer, me subí a este y podía respirar por fin, no tenía que aguantar a mi mamá con sus presiones de que me case con Scarlett ni mucho menos con lo del embarazo, aunque las dudas me ganen no dejaré que esa mujer me amarre tan fácil, cuando al fin llegue a casa, nana se puso contenta y me abrazo fuerte, le devolví el abrazo y me miro angustiada.

—¿Qué sucede nana? —cuestione curioso.

—Scarlett estuvo aquí y me exigió que le dijera donde estabas, no le dije y se enojó tanto que me iba a pegar, de no ser por —abrió sus ojos ampliamente

—¿De no ser por quién? —cuestione molesto por callar.

—Por Holly, ella la detuvo y la puso en su lugar —culmino mirándome.

Mis ojos se entrecerraron y tomé mi rostro en mis manos, menos mal estaba Holly en casa cuando llego Scarlett, si no ella hubiera hecho peor contra de mi nana.

—Tengo que agradecerle, pero sé que es mejor no acercarme a ella —mencione tocando el hombro de nana.

—Matthew, ¿tú sientes algo por Holly? —cuestiono nana de golpe.

Yo solo no supe que responder, Holly es una mujer realmente preciosa, con grandes cualidades, pero, ¿sentía algo por ella?, ¿para qué negarlo a mi mismo?, si pienso en ella, no quisiera verla con alguien más y su sonrisa, esa sonrisa que podía hacer que un día malo se convirtiera en uno realmente bueno.

—Si nana, Holly no solo siento cosas por ella, sino que no puedo sacármela de mi cabeza un maldito segundo —confesé de una vez por todas.

—Debes ir a buscarla, quizás ella sienta algo por ti —sugirió ella.

—Sabes, me siento algo mal porque sé que le estoy fallando a Danielle—confesé algo melancólico.

—Mi niño, Danielle está en el cielo y sé que era una gran mujer, pero Holly esta viva y es la primera chica que despierta algo en ti después de tantos años —recordó un poco melancólica.

—Lo sé, pero tampoco me atrevería acercarme a ella porque sé que perdió la memoria por mi culpa despues del accidente —me reprimí.

—Fue un accidente mi niño, quizás ella lo entenderá —me animo nana.

¿Debía ir a buscarla?, las dudas de hacerlo o no se estaban formando en mi cabeza en una guerra de lo que debía hacer y lo que no.


QUIÉREME DESPACIO ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora