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En el hospital llegaron a la conclusión de que mis golpes hubieran sido mortales si no me hubieran sacado de allí

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En el hospital llegaron a la conclusión de que mis golpes hubieran sido mortales si no me hubieran sacado de allí. Tengo tres costillas rotas, el pómulo derecho quebrado y la nariz inflamada así como casi cada parte de mi cuerpo, cubierto de cardenales.

Tuve que ser internada dos días, pues estaba en un proceso de desnutrición, así que estuve con una intravenosa. Y Kate jamás se despegó de mi lado. Estuvo ahí los dos días, y luego me atendió en casa.

Me siento un estorbo, al menos durante los primeros días donde no podía ni siquiera cocinar algo decente para ambas pues debía hacer reposo. Fue horrible ser una carga, pero al menos ahora tengo un hogar tranquilo.

El apartamento de Kate no es grande, pero sí bastante acogedor y lujoso. Dos habitaciones, un baño compartido, cocina comedor y un pequeño balcón. Toda la decoración en azul marino y blanco, logrando que por la mañana, esto luciera como el mismísimo cielo.

En el hospital, cada día me hicieron análisis de sangre pues había mucho en mí que estaba mal. Hoy debo buscar los últimos resultados, y no quiero salir, porque todavía luzco como Frankenstein. Mi rostro está amoratado y todavía cojeo un poco, no lo cubro con maquillaje porque luzco peor aunque no lo crean.

Ya pasó una semana desde que vivo aquí, desde que me alejé de mis padres y mi familia tóxica, y la verdad jamás me sentí tan segura en mi vida. Puedo cerrar los ojos en cualquier lugar, en el sofá, en mi habitación, sin temor a que alguien me golpee, me insulte o denigre. Puedo dormir plácidamente, sin oír gritos, discusiones sobre dinero o simplemente sobre lo mala hija que soy. Estar aquí es como descubrir un mundo nuevo, porque tengo la paz que jamás pensé, llegaría a tener.

El olor a los huevos logra despertarme nuevamente, no por el exquisito olor, sino porque cada parte de mi cuerpo, lo rechaza. Entra a mis fosas nasales como algo nauseabundo que me retuerce el estómago.

—Hola Lia —me saluda Kate sonriendo, sosteniendo la espátula con su mano, mientras me ve correr hacia el cuarto de baño.—Oh, aquí viene nuevamente el vómito.—dice rodando los ojos.

Desde que pasó ese episodio con mi padre, he estado toda la semana con vómitos, dolores de cabeza terribles y náuseas constantes. Según yo, todo se debe a los golpes, a que mi cuerpo ha recibido demasiado y esta es su forma de hacérmelo saber. Según Kate, es otra cosa.

Cuando termino en el baño, cepillo mis dientes y slago para tomar asiento frente a mi amiga mientras prepara el desayuno.

—Creo que debes ir a un ginecólogo —murmura, como si fuera lo más normal del mundo, mientras se encoge de hombros. Ha repetido lo mismo tres días seguidos, porque dice que no es normal y que no se debe a los golpes porque los médicos me encontraron en buen estado.

—No, necesito ir a un doctor porque seguro estoy enferma —respondo rodando los ojos. - Creo es gripe.

—Sí, dile eso a la pequeña cosa que está creciendo dentro de ti —murmura sonriendo.

Entre Sábanas de Seda (AQS #1)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora