03|| Nunca Más.

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—No voy a darte ni un solo centavo más hasta que arregles esta mugre de casa ¿Me oíste? Si quieres dinero, trabaja —gruño molesta a mi padre, tomando mi bolsa, lista para marcharme al trabajo, cuando mi hermano me toma de los cabellos con fuerza

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—No voy a darte ni un solo centavo más hasta que arregles esta mugre de casa ¿Me oíste? Si quieres dinero, trabaja —gruño molesta a mi padre, tomando mi bolsa, lista para marcharme al trabajo, cuando mi hermano me toma de los cabellos con fuerza.— ¡Déjame, déjame ya!

Mi madre se acerca a nosotros para evitar comenzar una confrontación, pero es demasiado tarde ya que mi padre se interpone en su camino y la aparta de un empujón que la envía directo al sofá. La mirada que me envía mi madre, esa mirada de lo siento, significa que no va a interferir.

Mi hermano me arrastra hacia el viejo sofá, el cual levanta chilla cuando me lanza ahí, echa un ovillo. Sé lo que viene, sé lo que sigue, así que me aseguro de cubrir las partes esenciales de mi cuerpo, como ser mi cabeza y mi rostro. —¡Es una falta de respeto lo que haces, Lia! —grita mi hermano cerca de mi cuerpo. Mi cuero cabelludo palpita debido a que seguro me ha quitado varias hebras de cabello, pero no importa, prefiero eso al dolor que siento cuando me golpean. Pero estoy cansada, tan harta de ser tratada como mierda cuando la realidad es que todos ellos viven gracias a mí, pero la fiesta se acabó. Yo trabajo, pero al llegar a casa no tengo ni un plato de comida, no tengo permitido comprarme nada, ni siquiera cosas de uso personal, me tratan como a un perro, pero se acabó, lo saben, y es lo que les molesta. — ¡Tú único deber aquí es trabajar para papá! ¡Eres una mala hija!

—¡No, me esclavizan, me torturan, me golpean y para colmo esperan que los mantenga! ¡Eres un holgazán, un maldito vividor de mierda! — le grito furiosa. — ¡Son unos alcohólicos de porquería! ¡La fiesta se terminó!

Decir esas palabras fue como abrir la caja de Pandora. No pasan ni dos segundos de haberlo enfrentado, cuando su puño conecta con mi rostro. Me hago un ovillo nuevamente en el sofá, dejando que mi cuerpo reciba la mayoría de los golpes que van a mi rostro. No puede llegar a mí gracias a que con los años aprendí de qué manera protegerme a la perfección, y eso lo enfurece aún más.

Me golpea con más fuerza de lo común, en la espalda, los brazos, las piernas y las costillas, esperando a que descubra mi rostro pues le encanta ver el resultado de su furia proyectado en los moretones en mi rostro.

—¡Déjala, déjala Dante, ya es suficiente! — grita mi madre horrorizada. En estos momentos, le guardo un rencor profundo a mi madre, pues a pesar de ver que están moliéndome a golpes, no es capaz de interponerse, solo se queda gritando detrás de mi padre.

—¡Eres una maldita hija de puta! ¡Dame el dinero, quiero el puto dinero ahora! —grita Dante mientras continúa golpeándome.

—¡No voy a darte nada, maldito alcohólico! —gruño quejumbrosa.

Segundos después, los golpes se detienen. Espero en mi lugar a que todo esté seguro, pues no se oye nada excepto mi respiración y el llanto de mi madre. Mi error es confiar en que todo terminó, porque apenas descubro un poco mi rostro, el puñetazo que mi padre me propina al oído, me deja aturdida y bastante desconcertada.

Entre Sábanas de Seda (AQS #1)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora