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-Marinette, Marinette, ¿dónde se habrá metido la panadera? -Chloe suspiró-.
                          
Ella y Lila llevaban toda la mañana buscándola sin obtener resultados.
                          
-Es que no aprende nada, seguramente habrá salido sin decirnos a donde va. En cuanto regresé se va a enterar -murmuró Chloe, al otro lado del pasillo vio a Lila-. Lila, ¿hay rastro de ella?
                          
-No -contestó la morena-. ¿Has mirado en el gimnasio?
                          
-No, pensé que habías mirado tú
                          
-A lo mejor está ahí 
                          
-Lo dudo, pero vamos a ver de todos modos 
                          
Ambas empezaron a caminar hacia el gimnasio. Cuando cruzaron la puerta vieron a la azabache bebiendo un poco de agua y secándose el sudor de la cara.
                          
-Por fin te hemos encontrado. Te llevamos buscando todo el día -dijo la rubia haciendo una mueca de desagrado-.
                          
-Pero si apenas son las once de la mañana y seguramente os acabáis de levantar
                          
-¿Por qué crees eso? -preguntó Lila cruzándose de brazos-. 
                          
-Todavía estáis con el pijama y estáis un poco despeinadas -contestó entre risas-.
                          
-No te rías -Lila iba a salir por la puerta, pero se detuvo-. Ahh... casi se me olvida el desayuno ya está listo
                          
-Siempre me he preguntado, ¿por qué me tratáis tan bien si se supone que soy vuestra "prisionera"? 
                          
-Porque, si no te acuerdas, necesitamos tus poderes para llevar a cabo nuestro plan y todavía necesitamos hacer unos pequeños arreglos. Ahora vamos a ir a arreglarnos
                          
La franco-china se quedó pensando en lo último que habían dicho.
                          
-Si pudiera sacarme este maldito chip del cuello -suspiró-. Menos mal que está noche se va acabar todo. Ya he puesto la pólvora los lugares claves para destruir está maldita base de una vez 
                          
Marinette subió a su habitación a cambiarse de ropa. Se hizo una coleta y se puso unos leggins cortos y una chaqueta. Se miró al espejo y vio que había cambiado.
Un claro ejemplo de ese cambio era su cabello,el cual había crecido y le llegaba por la mitad de la espalda. 
                          
Bajó al comedor ahí estaban sentados sus enemigos y alguien que no esperaba ver.
                          
-¿Kagami? 
                          
-Hola 
                          
-¿Qué haces aquí? 
                          
-Lila me invitó a desayunar
                          
-¿Os conocéis? -miró a ambas recibiendo una respuesta afirmativa-. ¿De qué?
                          
-Hace un par de años fui a China y ahí fue donde la conocí -contestó la morena-. Nos hicimos muy amigas y hace una semana me dijo que había aquí, a Niza, así que se me ocurrió invitarla a desayunar. Ahora te pregunto yo: ¿De que la conoces?
                          
-La conocí el otro día, un amigo mio me la presentó, pero no tuve mucho tiempo de hablar con ella así que... solo sé su nombre
                          
-¿Por qué está viviendo con vosotros? -preguntó Kagami.
                          
-Es una larga historia -dijo Chloe-. Luego te la contamos. Ahora desayunemos tranquilamente 
                          
El único que se había mantenido al margen, André, llamó a uno de sus sirvientes y le ordenó que sirviese a todos los presentes.
El resto de la mañana Marinette solo escuchaba las molestas risas de las tres que se encontraban en la mesa.
En más de una ocasión quiso levantarse de ahí e ir a cualquier otros sitio, pero Chloe siempre se lo impedía. 
Sintió un fuerte dolor de cabeza y luego todo se volvió negro.
                          
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Se despertó y miró el reloj el cual marcaba las tres y media de la tarde. Se sentó y vio que estaba en su habitación. 
Salió de ella sin apenas hacer ruido y fue al salón solo que antes de llegar a él, se quedó escuchando una conversación que provenía de la habitación de la rubia.
                          
-Si fuese por nosotras, hace tiempo que habríamos acabado con ella, pero la necesitamos viva
                          
-¿Viva? ¿Para qué? 
                          
-Por sus poderes
                          
-Ahhh... creo que ya lo he entendido todo
                          
La oji-azul regresó a su cuarto y salió por la ventana como hacía siempre. 
                          
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Iba caminando por la calle y a lo lejos divisó a un chico alto rubio de ojos verdes, se metió en un callejón y al prestar más atención también vio a Nathaniel.
No sé lo podía creer. Adrien estaba ahí, a unos metros de ella. 
Un impulso de ella la obligó a correr y a abrazarlo muy fuerte. 
El chico se giró y al principio no la reconoció hasta que ella levantó su rostro con lágrimas.
                          
-¿M-mari?
                          
Él tampoco podía creérselo. Sin esperar un segundo más la levantó y le dio un beso en los labios.
                          
-¿Ves? Ya te dije que estaba aquí -comentó el pelirrojo-.
                          
Una vez la dejo en el suelo. La miró seriamente. 
Había cambiado mucho.
                          
-Marinette, estoy muy enfadado contigo -la nombrada agachó su cabeza-. 
                          
-Me lo imaginó. Créeme que yo no quería hacerlo, pero estaba obligada. Se lo dije al Maestro Fu y le dije que no te contara nada para no preocuparte y... -empezó a hablar muy rápido como hacía de costumbre-. 
                          
-A ver... Tranquila -el oji-verde la abrazó de nuevo-. Me tenías muy preocupado y gracias a Nath supe donde estabas, porque el Maestro no me quiso decir ni una palabra 
                          
-Te he echado mucho de menos
                          
-Y yo a ti princesa
                          
Estuvieron una hora más hablando.
La chica le explicó todo a ambos chicos y aunque Adrien se empeñó en ir con ella. No pudo hacerlo.
                          
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Cuando llegó volvió a entrar por la ventana de su habitación y escuchó una voz conocida. Siguió la voces que provenían de la cocina.
                          
-¿Luka? ¿Qué haces aquí? -cuestionó con una expresión de asombro en su rostro.

                          
Hola maripositas.
¿Qué tal?
En primer lugar me disculpo por no haber publicado ayer.
En segundo lugar sé que ha sido muy corto, pero os aseguro que está llegando a su final.
Está segunda parte no va a ser tan larga y no sé cuántos capítulos tendrá.
La tercera cosa que quería decirles es que voy a hacer un pequeño cambio de horario. Ahora en vez de subir un capítulo por semana, voy a subir uno cada dos semanas. ¿Por qué? Porque últimamente no tengo mucho tiempo.
Y la cuarta y última cosa es preguntaros, ¿si escribiese una historia que no tenga que ver nada con la serie ni el fandom la leeríais?
Esto ha sido todo por hoy.
Hasta el próximo domingo ❤