La pieza del rompecabezas

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El sábado estaba demasiado agitada. Durante el día ordene todo lo que pude ordenar, Myra y Tyler tienen en día libre y tengo suerte de que no me vean en mi estado de histeria. Ellos están terminando sus tesis aunque la de Tyler sigue siendo un misterio.

A las seis atiendo a los últimos clientes y pongo el cartel de cerrado. Bajo la persiana que tiene un primoroso decorado con el nombre de la tienda y nuestros horarios y pongo la alarma. Es cierto que es solo una librería pero es todo lo que tengo y necesito protegerlo. Entro al apartamento y tomo un gran trago de jugo de naranja natural mientras pienso

 El mensaje de Connor decía que me pasaba a buscar a las ocho y me puso en alerta. Me doy una ducha depilándome a conciencia aunque no del todo. Siempre dejo algo allí abajo, una pequeña y suave franja. Estar sin nada me resulta raro como si no hubiera madurado del todo. Pase 40 minutos eligiendo que me iba a poner sintiéndome tonta. El me conocía. Me había visto incluso en pijamas... sí él me había llamado por skype una noche en que yo estaba demasiado cómoda en mi pijama de búhos de colores y pantuflas peludas rosadas, yo me puse roja como un tomate pero él se rió y me dijo que me veía adorable. Así que no quise dejar de ser yo misma. Al parecer le gustaba sencilla y todo, así que me decante por una falda de jean negra y una simple camiseta blanca de encaje que dejaba un hombro al aire. Mis botas de cuero llegaban por debajo de mi rodilla y me haba puesto medias hasta el muslo oscuras que me daban un aspecto sofisticado. Pero no parecía demasiado arreglada. Guarde el desastre de ropa en el ropero prometiéndome arreglarlo mañana. Me maquille suave y me perfume con mi habitual perfume para bebe con aroma a jazmín.

El llega puntual como siempre. Tiene una camisa blanca impecable y unos jeans oscuros que le quedan de infarto. Me da una sonrisa cuando voy saliendo y cierro con llave.

_ estas preciosa_ dice dándome un suave beso en la mejilla

_ tú también te vez muy bien_ digo sonrojada como tonta. Entramos en el automóvil y saludo al chofer que me da un guiño amable y arranca.

Me habla de las cosas de la empresa y se lo nota muy feliz. Su mano descansa en la mía suavemente y su calor me hace poner la piel de gallina. No me ha dicho nada de su novia y no quiero entusiasmarme. El me dijo que iba a tener una charla seria con ella en la semana pero no dijo nada más y no quiero parecer entrometida preguntando. Aunque me muero de curiosidad.

_ me gusta mucho tu perfume_ dice mirándome_ es muy suave y agradable_ susurra mirándome

_ es perfume para bebes_

_¿ perfume para bebes?_ pregunta curioso

_ es que los perfumes normales me dan alergia, no quieres ver de verdad, mi hermana me trajo de París un carísimo perfume y me puse un poco en el cuello y a los pocos minutos tenía una horrible erupción así que se lo tuve que regalar a mi madre. La siguiente vez me trajo toda una colección de perfumes para bebes de distintas fragancias, eran como diez y aun me quedan cinco, como son especiales para la piel delicada no tienen químicos y son los únicos que puedo usar_

_ eres tan diferente a todas las mujeres que conozco_ susurra con una sonrisa y me hace sonreír. Seguimos hablando de la empresa y casi una hora después llegamos a una parte muy tranquila de la ciudad. Todas son casas enormes con altos muros y rejas elegantes. Nos detenemos frente a una elegante reja negra que se abre de par en par.

Mis ojos no alcanzan para absorber todo. Un hermoso parque rodeado de árboles blancos por la nieve, el camino de grava hace ruido bajo el auto pero yo estoy sorprendida mirando la hermosa casona que se levanta delante de mi vista.

La chica de la libreríaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora