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Habían sido varias las cosas que le gustaban de Alice.
                          
Por ejemplo, su forma de ser, y el que no le importara lo que piensen los demás, simplemente era y decía lo que ella quería.
                          
Finn siempre quiso ser así.
                          
Tal vez la fama lo había afectado en ese aspecto, tenía miedo de lo que pensarán de el, de lo que millones de fans se cuestionaran de por qué hizo eso o por que es así.
                          
Quería ser como Alice. 
                          
Mientras pensaba en todo eso, tocaba su guitarra e inconsientemente sonrió y terminó con un último rasgeo.
                          
El timbre sono haciendo que volviese a la realidad, estaba solo en ese instante. Malcolm, Ayla y Jack habían salido, como no tenía nada pendiente decidió quedarse en el estudio y practicar un poco.
                          
No podían ser sus amigos... y al ver la posibilidad de que sea ella, se levantó de inmediato y corrió a abrir.
                          
—Hola Finn —saluda mientras sostiene dos vasos starbucks— Supe que los chicos salieron y aproveche para venir a verte.
                          
Ven a lo que se refiere. Ella no tiene miedo, simplemente no le importa.
                          
—Adelante —le dio paso para que se adentrara.
                          
Se sentaron en aquel sofá que tanto adoraba la menor; tenía 13 años aún. La miró con más detalle y notó que ahora si llevaba su vestimenta característica y el típico gorro de lana rojo.
                          
—Ten —uno de los vasos de la reconocida industria.
                          
—Gracias.
                          
La castaña bebió un poco, saboreando a gusto.
                          
—Esto es lo mejor de la vida —se echo para atras, aferrandose al sofá.
                          
Él soltó una pequeña risa.
                          
Ella lo miró y sonrió.
                          
—¿Te gustó el collar? A mi personalmente, si.
                          
—Si, demasiado diría yo.
                          
—Me alegro.
                          
Se quedaron en silencio. Alice se puso de pie, y Finn se dedicó a observarla mientras terminaba la bebida.
                          
—No creó que Malcolm se enoje si tocó su batería.
                          
¿¡También tocaba la batería!? ¿Qué sigue, un piano?.
                          
—¿Tocas la batería? —cuestionó poniéndose de pie y se posicionó a su lado.
                          
—Estar mucho tiempo con Malcolm habrá sido una razón.
                          
Se sentó y tomó las baquetas que estaban a un lado. Hizo un par de movimientos con ellas en sus manos, mostrando maniobras y agilidad. Comenzó tocando los platillos y un montón de cosas más.
                          
Finn miraba asombrado, ¿Qué más podía hacer esta chica?. 
                          
Se había sentrado tanto en sus pensamientos, que se había quedado prácticamente sin habla.
                          
—Uff —para por un momento y sonríe— Hace mucho tiempo que no tocaba.
                          
Y ambos sonrieron aún más.
                          
—Oye Finn... hoy es noche buena ¿No deberías de ir con tu familia? Digo.
                          
—Bueno... ire en la noche. ¿Y tú la pasarás con tu familia? —retomó el vaso y volvió a beber.
                          
—No soy mucho de celebraciones pero si. Mi familia es un tanto extraña —la miró custionandole el porque— Es difícil de explicar.
                          
—Ya veo...
                          
Otra vez aquel silencio.
                          
—Sabes... cuándo te conocí, me sentía tan feliz y emocionada. Aún tengo el poster de stranger things firmado por ti —le sonrió, mostrando su dientes, era una de las sonrisas más grandes que podía mostrar.
                          
Por un momento pensó que se refería a la vez que se conocieron cuando Malcolm los había presentado.
                          
No recordaba a verla visto, era de esperarse.
                          
—Y sabes algo más... extraño tu cara de sapo —apretó los cachetes del pelinegro y este reía.
                          
Se apartó lentamente. 
                          
—Ya me tengo que ir, te veo en vísperas de año nuevo. ¡Feliz navidad Finn!.
                          
—Adiós...
                          
Salió a pasos rápidos, dándole una última mirada.
                          
Cada día que pasaba, Finn se sentía aún más cautivado con Alice.

















                          
Mamá para Navidad quiero un Finn :).