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-Mingyu...

-Jihoon, creo que... tú eras la figura que se atravesó en la avenida. 

-También lo creo.

-¿Entonces?

-Estoy... Estoy procesando la información... Dame un momento.

Mingyu aguardó. Ése lapso silencioso que pudo haber durado años o sólo segundos, causó que las esperanzas crezcan como un frondoso árbol en el centro de su pecho. Si Jihoon no sabía, si se estaba enterando en el momento, entonces no se acercó antes porque le conocía.

-¿Tú... Te acercaste a mi por ésto?

Algo crujió levemente al otro lado de la línea.
-Yo no me acerqué a ti, Mingyu. Tú lo hiciste...

Cierto. No le estaba mintiendo, ésa verdad le alcanzó igual que un rayo, quemando sus dudas hasta reducirlas a cenizas.
-Cuando me lo dijiste en el hospital, no lo podía creer...

-Debiste quedarte, Mingyu. De ése modo podríamos haberlo analizado juntos...

-¿Analizar?

-¡Por supuesto! Analizar nuestro destino. Si nos volvimos a encontrar años después, significa que estamos destinados a algo grande, ¿no?

-Jihoon...

-¿Sabes que es lo más increíble?

-¿Qué cosa?

-Si yo no me hubiese escapado ése día y experimentado ésa situación... Ahora, probablemente estaría muerto, Mingyu. Pude vivir unos años más porque tú me ayudaste de forma indirecta... Pero ésos años fueron realmente oscuros, aburridos, vacíos... Hasta que te conocí y ampliaste mi perspectiva del mundo.

Mingyu entendió perfectamente a que se refería, las circunstancias de aquella trágica noche les convirtieron lo que son. Por otro lado, de haberse quedado en su casa hace ocho años, él podría caminar, llevaría una vida adolescente normal. Pero tuvo que sacrificar algo, porque estaba destinado a conocerlo, como un chico en sus mismas condiciones.

Si fuese normal, Jihoon no sería su amigo. Si pudiese caminar, tendría amigos normales.
Y no sabría quienes eran los Beatles. Y no dibujaría otra cosa que edificios en su libreta. Y no tendría sueños todos los días con el rostro del joven que le besó por primera vez.

Jihoon, iba a morir antes de los diecisiete, pero él seguía vivo. Su voluntad de vivir era tan grande que logró torcer el mismo destino y conocerlo en ése espacio temporal. No sólo éso, él consiguió entrar en su corazón.

-Estoy feliz... de haber hablado hoy contigo, Jihoon. Acepté hace mucho tiempo mi invalidez, ¿sabes? Pero ahora me doy cuenta... que todo sucedió por algo.

-¿En serio estás feliz?

-Si...

-Entonces... ¿Te parece bien que viva hasta los cuarenta como Lennon?

¡Cómo si él pudiese decidir sobre ésas cosas!
-Me parece muy conveniente.

-Te quiero, Mingyu.

Jihoon nunca le agradeció, sabía que no lo hizo a propósito, fue un accidente como afirmó Joshua.

Ahora se presentaba el más largo y sinuoso camino ante Mingyu, un camino de aceptación y reflexión, pero también de sufrimiento.

¿Era preferible haber vivido una vida alternativa vacía sin conocer a Lee Jihoon o prefería ésta vida repleta de intensas emociones, entre ellas, el temor asfixiante, recurrente y agonizante de perderle?

-Te quiero, Jihoon...

Sol Blanco [JiGyu/GyuZi]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora