Capítulo 2

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NOTA: A partir de este capítulo se contarán las cosas desde la perspectiva de cada personaje, por eso al principio de cada pensamiento escribiremos el nombre de quien cuenta la historia. Gracias ^^


✦✧✦Park Jung Min✦✧✦

Abrí la llave de la regadera y comencé a mojarme el cabello. La verdad quería quitarme de la cabeza todas esas ideas del beso de Hyun, pero de pronto vinieron a mi mente algunas de las cosas que habían sucedido y que no podía comprender. Por ejemplo, el hecho de que él mismo sacó el tema en plena cena, estando todos presentes, frente a ellos dijo que había sido con una chica, pero al decir que quería besarla de nuevo se lamió los labios mirándome directamente a mí.

Además, se masturbó en mi propia cama pensando en aquella persona a la que había besado... Y la cosa es que estaba consciente de que no había sido una chica, me lo dijo hace rato. Él sabía perfectamente que era yo. ¿Pero entonces por qué se aferraba a que había sido una mujer? ¿Qué caso tenía mentirse a sí mismo y a mí si a fin de cuentas terminaría confesándolo? Incluso me dijo cuánto lo aturdían sus pensamientos sobre ese beso. Simplemente no podía comprenderlo...

Salí del cuarto de baño aún más confundido, pero había prometido que alejaría esos pensamientos de mi cabeza. Hyun todavía seguía dormido en mi habitación, me acerqué para verlo de cerca y, por alguna razón, lo vi más hermoso que nunca; sus mechones negros caían todos revueltos por su rostro y sus labios hinchados y entreabiertos me hacían querer besarlo; pero tragué saliva y me alejé antes de hacerlo.

Más tarde todo había vuelto a la normalidad, o casi todo; Hyun estaba de lo más tranquilo, de verdad para él era como si nada hubiera pasado. Después de mediodía nos llamaron para regresar a Seúl. Durante el trayecto en la camioneta, Kyu y Hyun estaban a mi lado en la parte de atrás, mientras que Saeng y Jun iban adelante; todos ellos se encontraban más relajados después de ese descanso, todos menos yo.

Los días transcurrieron sin novedades, Hyun y yo nos llevábamos sorprendentemente bien. Con cada día que pasaba, me repetía a mí mismo que cualquier sensación extraña no era otra cosa que el sentimiento de haber encontrado a "mi mejor amigo".

A mediados del 2005 debutaríamos como SS501 y para preparar al público nos harían publicidad desde antes con un programa de televisión, sería una especie de reallity show en el que mostraríamos un poco de nuestras personalidades. A partir de entonces jamás me despegué de Hyun, constantemente nos dábamos abrazos y sonreíamos mucho, gracias a él pude ampliar mis gustos en la comida y la música; incluso llegó a introducirme un poco al ejercicio, que tanto me desagradaba, me estaba cambiando por completo. Aunque aún no podía dejar de sentirme extraño con la cercanía y también muy confundido, así que para ocultar mi nerviosismo y debilidad me convertí en una persona arrogante, un "narciso"; había veces en las que quizás exageraba un poco, pero todo lo hacía con la intención de ocultar mis sentimientos.

Porque me había propuesto no volver a pensar en él con deseo pero... fallé.

✦✧✦Kim Hyun Joong✦✧✦

Jamás podría olvidar ese beso. Seguía sin saber por qué lo hice y tampoco me explicaba por qué quería volver a hacerlo. Le mentí cuando me preguntó si sabía a quién había besado, porque era simplemente absurdo que me hubiera excitado con sus labios; era algo que no podía asimilar.

Siempre me han gustado las cosas que aman los hombres prototípicos, los autos, el futbol, las chicas hermosas, el gimnasio y todo aquello que pudiera ser característico de un verdadero macho. Pero estando con él me volvía extraño, con cada abrazo que le daba parecía que mi mano quisiera escaparse para explorar por sí misma todo su cuerpo. Lo deseaba.

Pensé que tal vez podría ser un capricho, alguna de esas cosas "prohibidas" y peligrosas que se vuelven excitantes. Sí, a mí me atraía el peligro, y estar con él era algo sumamente peligroso; tanto que lograba aumentar el flujo de la adrenalina en mi sangre. Y él también parecía estar interesado en experimentar, pero por alguna razón, siempre me rechazaba cuando intentaba tener contacto de otro tipo con él.

Un día Jung Min se enfermó, cuando ya estábamos con las grabaciones de nuestro programa promocional, "Mpick". Había pasado una semana y él aún no aparecía; no fue sino hasta que lo obligaron a ir cuando se dignó a presentarse nuevamente. Me sentí muy feliz de verlo mejor y él también estaba contento de verme, lo pude notar en sus ojos y en los abrazos que me ofrecía; también podía notar un leve sonrojo, cosa que ya no había ocurrido desde que quedamos en olvidar el beso. Cuando lo cargué en mi espalda mientras jugábamos pude sentir su calor; por mucho que me molestara su narcisismo y su excesiva seguridad, me atraía mucho saber que siempre tenía un gesto bello para ofrecerme.

Días después de su regreso tuvimos un receso de actividades, el último que tendríamos en un buen tiempo, ya que estábamos a tan sólo una semana de debutar. Tenía una fiesta con unos amigos, invité a Young Saeng, pero no pudo ir porque ya había hecho planes con Kyu; Jun tenía una cena familiar, así que terminé por invitar a Jung Min. No quería invitarlo a él (además de que no creí que aceptara), porque él era un niño bueno, casi no tomaba y pensé que no sería divertido ir a un lugar así con él; pero para mi sorpresa, se animó mucho cuando se lo pedí, así que pensé que no sería tan malo llevarlo.

—¡Hola!—me saludó con una hermosa sonrisa cuando llegó al punto intermedio donde acordamos vernos.

—¿Estás seguro de ir? Nunca te han gustado ese tipo de fiestas.

—Supongo que estará bien, tengo que poder relacionarme con todo el mundo y la verdad, tengo curiosidad de saber la clase de amigos que tienes además de nosotros—sonrió.

Seguimos caminado hasta llegar a un callejón poco concurrido, cuando llegamos a la puerta de la casa encontramos un ambiente algo pesado. Honestamente no eran tan amigos míos, a los anfitriones los había conocido una ocasión cuando miraba fascinado una motocicleta en una exhibición, los tipos se me acercaron, eran agradables y tontos, pero muy rudos, dialogamos un poco y al parecer les caí bien, por eso me invitaron a ese lugar; así que también sería mi primera vez en una fiesta de ese tipo.

Nos acomodamos en una esquina y muy pronto se acercaron los gorilas a ofrecernos algo de tomar; como era de esperarse, Jung Min solo daba pequeños sorbos a su vaso de cerveza, estaba mudo, parecía un poco temeroso de estar en ese lugar.

—Creí que vendrías con un hombre—me dijo uno de los tipos de la fiesta—, pero en lugar de eso has traído a una niñita.

Jung Min se enfureció, pero no dijo nada y tampoco yo, únicamente traté de sonreír; no quería causar problemas, después de todo estábamos en un lugar desconocido, y solos.

—Vamos, preciosa, diviértete más—le dijo entre risas el otro.

—Calla tu maldita boca y dime qué carajos buscas—Jung Min le gritó y se acercó a él mientras lo miraba furioso.

—No sean así—me acerqué a él por la espalda tratando de calmar la situación—apenas llegamos, aún no hemos podido hacer nada.

—Tu nena bebe del vaso, no en botella como los hombres—le correspondió la mirada—. Eso es lo que busco, nena, ver si eres tan hombre como para beberte todo esto—y azotó la botella en el pecho de Min.

Yo en serio me preocupé, Jung Min no solía tomar; era una de esas personas que cuidaba mucho su salud, además él no soportaba esas bebidas en grandes cantidades.

—No necesito hacer algo tan estúpido para ser hombre—habló nuevamente.

—¿Ah, no? ¿Y qué vas a hacer entonces? ¿Me mostrarás tu verguita para que te crea en tu hombría?—se echó a reír a carcajadas haciendo que la atención de todos los invitados cayera sobre Min.

No pude decir nada, temí que si decía algo lograría alterar las cosas y saldríamos lastimados los dos; sólo esperaba que su arrogancia no apareciera en estos momentos, rogué que fuera inteligente y no tomara a pecho su comentario, pero...

—No es mi estilo venir a este tipo de lugares con gente vulgar—¡demonios!... Jung Min y su gran bocota—, pero ahora que estoy aquí me doy cuenta de por qué me desagradan los tipos como tú. Tampoco me interesa demostrarles nada a ustedes—hizo una pausa y continuó—beberé de la estúpida botella porque, al parecer, hay alguien más que duda de que pueda hacerlo.

Cuando terminó de hablar me dirigió una mirada de enfado que no pude sostener. Quería decir algo, pero me limité a ver cómo tomaba la botella con sus manos y se la empinaba toda, dejando caer de entre sus labios, algunos chorros de cerveza.

La estaba tomando demasiado rápido, ni si quiera se notaba que respirara, veía su garganta tragar con desesperación. En tan sólo unos minutos la botella había quedado vacía. Se limpió la boca con su brazo y la aventó contra el piso haciendo que se quebrara.

—¿Todavía quieres ver "mi verguita"?—Le dijo con un tono grave y burlón.

—Piérdete—le contestaron y se dieron la vuelta para seguir con lo suyo.

Me acerqué a él para tomarlo del hombro, pero estaba tan molesto que instintivamente se sacudió para quitarla de ahí. Podía entender su enojo por la situación, pero no entendía por qué lo dirigía hacia a mí.

—Vámonos ya—me dijo caminando hacia la puerta sin siquiera esperar una respuesta.

—¡Espérame!—corrí a alcanzarlo.

Una vez afuera el aire le pegó y se tambaleó tanto que solo atinó a poner las manos sobre uno de los muros del callejón.

—¿Estás bien?—le pregunté conociendo la respuesta.

Por supuesto que no estaba bien, había bebido demasiado rápido una gran cantidad de cerveza y ahora el aire le había pegado, la borrachera recién se presentaba. Lo quise agarrar pero me empujó con sus manos.

—Déjame, yo puedo solo—me decía tratando de reincorporarse, pero lo vi recargarse nuevamente en el muro; esta vez su cabeza estaba sobre sus manos, vi cómo su espalda hacía leves movimientos temblorosos y de pronto escuché un sollozo.

Me acerqué de nuevo para ayudarlo pero volví a ser rechazado.

—¡Que me dejes!—me gritó. Pude ver sus lágrimas escurrir por sus mejillas; estaba llorando—¿Por qué dejaste que me humillaran así?—me reclamó.

—Min... yo.

—¡Cállate!—Interrumpió—¿Tú también querías verlo, no? Tú también deseabas ver qué tan hombre puedo ser, ¿cierto? Querías asegurarte de que no tuvieras a un marica como amigo y por eso me trajiste aquí.

—No digas esas cosas—traté de calmarlo.

—Entonces ¿por qué no hiciste nada?—me reprochaba mientras seguía llorando—¿Por qué te quedaste callado?—se dejó caer resbalándose por el muro.

Yo me agaché para abrazarlo. No tenía nada que decirle, sabía que estuvo mal, pero no había palabras que pudieran consolarlo, así que lo dejé llorar mientras lo abrazaba; sentí un nudo en la garganta, no soportaba verlo así. Cuando por fin se tranquilizó volvió a hablarme.

—Me gustas—lo dijo muy bajo, pero alcancé a escucharlo, sentí como si se detuviera mi corazón—, pero aún con ese hecho yo soy más hombre que tú.

Me dio un último golpe en el pecho y se recargó en mí, yo lo abracé aferrándome a él. No supe si era por el frío o por el miedo, o tal vez los nervios de haber escuchado esas palabras de su boca, pero mi cuerpo estaba temblando, y mucho. Lo mantuve pegado a mí unos minutos, hasta que pude agarrar las fuerzas que necesitaba para levantarlo de ahí y hacerlo caminar hasta una base de taxis que estaba cerca del lugar.

Le pedí al conductor que me ayudara a subirlo al auto y con dificultades logramos acomodarlo en la parte trasera; me quedé a su lado sosteniendo su cabeza en mi pecho. No podíamos llegar ni a su casa ni a la mía en ese estado, así que lo único que se me ocurrió fue pedirle al chofer que nos dejara en un hotel económico para pasar la noche. Ya por la mañana estaría mejor y podría pedirle disculpas por no haberlo defendido.

Cuando llegamos al hotel ya había recobrado unas cuantas fuerzas para lograr caminar apoyado en mí. Lo llevé hasta la habitación y lo dejé recostado en la cama. Yo no pude dormir, sus palabras me habían destrozado, primero aquellas de reclamo y luego las últimas cuando me dijo que le gustaba; pero tenía razón, él se había comportado como un hombre y yo fui un cobarde.

Me quedé sentado en la cama con la cabeza apoyada en mis manos y me puse a pensar. Él me atraía también, pero cuando yo intentaba ir un poco más allá siempre pasaba algo que nos separaba. No podía explicar qué sentía, pero estaba seguro de que era nueva esa sensación, yo no podía ser gay, nunca me llamó la atención ningún hombre, aunque el recuerdo de aquel beso con él jamás se alejó de mi mente.

Volteé a verlo y noté que una lágrima se había escapado nuevamente de entre sus ojos, le dolió mucho lo que pasó. Pasé mi mano sobre la gota y limpié su cara.
Me acerqué a su rostro y lo volví a besar, todavía tenía sobre sus labios el sabor de la cerveza, pero aunque no hubiera bebido, su boca era embriagante.

Abrió los ojos cuando percibió la humedad en sus labios, su mirada era triste.

—Lo siento—le dije mientras acariciaba sus cabellos—no debí llevarte a ese lugar, debí defender a mi amigo, pero tienes razón, tuve miedo—hice una pausa—tuve miedo de que pudieran lastimarnos si yo decía algo para defenderte, fui... un cobarde.

—Lo fuiste—lo escuché decir.

—Pero quisiera decirte algo más—él me miró intrigado—escucharte decir majaderías enojado fue la cosa más jodidamente sexy que haya visto—intenté simular una sonrisa para que cambiara nuestro humor, y resultó.

—Tonto—comenzó a reír.

Me sentí aliviado, al menos había vuelto a ver su sonrisa y la situación ya no era tan tensa.

—Me siento extraño cuando estoy contigo, aunque no estoy seguro de que me gustes—tenía que ser sincero con él, su mirada nuevamente se desvió—pero...—dije inmediatamente atrayendo sus ojos a los míos—de lo que sí estoy seguro es de que si te beso, lograrás que nuevamente moje mis pantalones—él permaneció mudo—. No sé cómo llamarle a esa sensación y no quiero que confundamos las cosas. Por ahora nos preocuparemos por aliviar la resaca que seguro tendrás por la mañana; y también me ocuparé de sanar tu corazón, hasta que sepa qué es esto y ver si puedo manejarlo, te pido que no nos busquemos de otro modo, sólo amigos. Nada más.

—Está bien—se limitó a contestarme eso y volvió a cerrar los ojos.

—¿Puedo dormir contigo?—le pregunté. Movió la cabeza asintiendo y me recosté a su lado.

Sentí electricidad en mi cuerpo al tenerlo junto a mí, sin embargo no lo abracé. Le di la espalda y acomodé mi cabeza encima de mis manos, me quedé pensando en los besos que le di hasta que me quedé profundamente dormido.

Cuando desperté no encontré a Min, en su lugar estaba una nota en una servilleta. La tomé y comencé a leer:

«Si vamos a olvidar que todo esto pasó entonces me iré primero, seguiré haciendo mi vida normal; pretenderé que nunca fui contigo, pensaré que estuve en otro lado donde me divertí y por eso llevo esa resaca. Cuídate. Nos vemos en el ensayo.

PD. Olvida también lo que te dije, estaba borracho, nada más.»


Lancé un suspiro, tomé la servilleta y la arrugué entre mis manos. Me había molestado su frase final, pero supongo que una vez recobrado el sentido también recuperó su orgullo y quiso castigarme. Yo también era orgulloso, y él me había tocado un punto sensible. No lo buscaría nunca más y tampoco intentaría aclarar todo aquello que sentí esa noche. Continuaría con la vida que había llevado hasta entonces y dejaría de pensar en idioteces porque yo no era gay y nunca lo sería. Mucho menos por él.

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(¸.•' (¸.•' ¤ K&L

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