Mi Querido Neco. Capitulo 13.

                                    

                                          
Capitulo 13 Final:

                          
Desperté con la vibración del auto en el cual me pusieron mis secuestradores cuando estaba inconsciente, porque seguramente íbamos por un camino de tierra con baches, hoyos y lomas. El aroma a gasolina inundo mi olfato, me dieron arcadas. Tuve que contar en mi mente para no darme en botar hasta el alma vomitando. Estaba además en estado fetal amarrada de pies y manos con sogas y con un trapo como mordaza para que no pueda gritar en caso de despertar antes de tiempo. ¡¿Dónde me llevaban?!. ¿A las afuera de la cuidad, a las montañas?. ¿Qué harán conmigo?. ¿Qué quieren de mi?. ¿Por qué aún no me han asesinado?. 
                          
¡¡Dioses!!. Mi Neco bebé esta vuelto loco, esta tan asustado como yo. Siento intensas contracciones, se me rompió la fuente. Me atacan dolorosas contracciones que me sacan lágrimas de los ojos a cada cinco minutos. ¡¡¡Estoy por dar la luz!!!. 
                          
¡Ohhhhh no por favor Neco bebé!. ¡Hijito ahora no por favor!. ¡No es hora de que salgas a la luz!. Así amarrada como estoy, no puedo separar las piernas para poder pujar para que puedas salir a la luz. 
                          
Si no salgo de aquí, si no me sacan pronto mi hijo se asfixiara por no salir de mi cuerpo. 
                          
¡Que me maten a mi, pero a mi bebé no por favor!. 
                          
Esta gente no esta jugando e intuyo que no podré pedir clemencia. 
                          
Sospecho que poco les importara matarme con todo e hijo por nacer. No es hora de pensar negativamente. Tengo que tener esperanza. Debo ser valiente.
                          
No debo entrar en la desesperación. 
                          
Tengo mucho miedo. Sola de esta situación no me librare porque no sé que clases de intenciones tienen quienes me secuestraron. Sospecho quién o quienes son los perpetradores. Y si es verdad mi sospecha... 
                          
Me mataran y querrán hacer desaparecer mi cuerpo. Me quieren matar luego de hacerme barbaridades por venganza. No puedo llamar a Bastet con el pensamiento. Tengo que decir su nombre en voz alta y no puedo por culpa de esta mordaza que me impide mover la lengua. 
                          
Asim me explico que al sellarse hace 2.000 años en la estatuilla del gato, renuncio a ser el Dios protector de los hombres y del mundo en general. Su voluntad y su poder vive desde entonces dentro de las personas, en su alma. 
                          
Su poder de Dios radica en los seres vivos. El ya no puede escuchar a los seres humanos a través de sus pensamientos o a través de sus sentimientos. Es decir, rezarle ya no vale de nada. El poder de resolver el problema que nos aqueja esta en uno mismo. Esta en la propia persona. Esa es la fuerza de voluntad y la esperanza. Ese es el legado que nos dejo el Dios Bastet en el planeta Tierra.
                          
La capacidad de obtener milagros reside en el poder de la voluntad, en la fuerza motriz, en la esperanza que cada humano posee y recibe al nacer.
                          
Un milagro es proveniente de la energía espiritual que Bastet expulso de su cuerpo y que rodea al mundo, y que vive latente en cada ser vivo. 
                          
El Dios protector volvió a ser solo energía. Su cuerpo físico es inmortal, tiene aún poder, pero ya no es la divinidad que resolvía todo por nosotros. 
                          
El cuerpo, el recipiente de Bastet ya no puede interceder por nosotros ante nuestros problemas. Ni puede recuperar su lugar como el Dios protector. Se sello a si mismo como un Dios. Pero con el poder que aún tiene. Con el 1% de su ser total puede acabar fácilmente con el planeta Tierra de todas maneras. Así de grande es su poder celestial. 
                          
Si Bastet se invade de ira al verme en este estado, sufriendo tan asustada, y a su hijo sufriendo, puede acabar con el mundo sin temblarle la mano. Soy sagrada para él. Soy su razón de ser. Por mi es por quién vive, por quién desea vivir.