CAP 5 Del otro lado del escenario parte 2

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Canción: "Something" - girls day

Labial: Candy Jum Jum by M.A.C.

Narra Yuri

A la mañana siguiente fui a mi trabajo diurno, a pesar de que ganaba un buen sueldo en el bar, la idea de tener opciones siempre era buena idea, nunca quedaba mal con el casero y tenía suficiente para cualquier contratiempo. Ya que mi carrera de cantante no era algo seguro a largo plazo decidí estudiar una carrera en artes, otra bella forma de expresar lo que sentía, en este caso atreves de colores y pinceladas. Ciertamente estudiarla me abrió las puertas para dar clases en una pequeña escuela de arte, en el que me daban mi propio taller, en el cual podía ensayar libremente las coreografías para el espectáculo nocturno cuando no tenía clase por algunas horas.

No tenía tantos estudiantes como otros pintores allí, pero me enorgullecía que cada uno de mis alumnos diera su mejor esfuerzo para realizar sus trabajos, y lo que más me agradaba, era poder ir a la cafetería cruzando la calle de la escuela, eran en esos momentos donde podía relajarme y ser solamente yo sin nervios o miedo a ser reconocido.

Después de la clase fui a tomar un té chai, para así disfrutar del las mil y una noches, no era la primera vez que lo leía pero siempre me transportaba y lo disfrutaba mucho, esperaba leer un par de capítulos más antes de ir al bar. Alcé la vista por un momento hacia la ventana cuando vio una figura conocida pasando frente a mi con un gran ramo de rosas azules que avanzaba rápido con cierta emoción en su andar, de manera increíble me sentí triste, era probable que aquel hermoso ramo eran para su novia, quien probablemente era mucho más bonita que yo y no debía cuidarse a cada momento por no tener que engordar con facilidad como lo hacía yo.

No pude recuperar mi ánimo después de eso, era obvio que no era el indicado para aquellos bellos ojos azules, después de todo un hombre tan guapo no podía estar soltero.

No tardé en llegar al club, tan distraído estaba que casi me equivoco de puerta para entrar. Mientras me arreglaba alguien llamo a la puerta

-Pase - respondí mientras veía por el espejo la puerta, por la cual Pichit entraba, el cual aun no se ponía su traje de esa noche.

-Mira lo que traigo para el espectáculo de hoy, es totalmente arrebatador - dijo mientras me mostraba una bolsas, de las cuales saco un leotardo negro con unas orejas de conejo rosa y una caja pequeña donde se encontraba unos tacones del mismo color de las ojeras, me di la vuela y lo vi con cara de desagrado. -O no pongas esa cara, no ves que el rosas es de ese labial que tanto te gusta- soltó apuntando a un lado del espejo, donde estaba mi colección de labiales.

-Si pero un ¡leotardo! - exclamé, tomándolo para verlo mejor y sonrojarme antes de regresárselo.

-Que tiene de malo tienes una buena figura, además esto atrae más clientes y te dará más confianza, confía en mi- dijo mientas esbozaba una gran sonrisa al colgar el traje tras la puerta.

-Sabes empiezo a cuestionar tus métodos para dirigir el lugar- dije mientras me levantaba para ver mejor los tacones, altos pero de la medida justa para que pudiera bailar con ellos.

-Pues no deberías, funciona- dijo mientras se marchaba cerrando la puerta tras de él.

Solté un suspiro pesado a la vez que observaba nuevamente lo que vestiría, los gustos de Pichit en cuanto a mi vestuario eran extravagantes. Él era mi amigo, por lo que sabía que yo nunca, y bajo ninguna circunstancia elidiría algo de esa índole, pero también era mi jefe por lo que lo hacía la mejor decisión. Inicie a cambiarme con cierta pereza, ese día había llegado temprano. Volvieron a tocar la puerta cuando trataba de acomodar las orejas de modo que no se cayeran mientras bailaba.

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