I

56 5 0
                                    

Era un domingo caluroso, ni una nube podía ser avistada en el cielo azul que se extendía como un gran manto. En una pequeña ciudad al sur de España se habían sido estimadas las temperaturas más altas de todo el año, pues ninguno podía soportar la sofocante atmósfera a pleno principio de junio. Junto a muchas otras casas de modernas estaba la de una chica y su familia, a la que dicho calor le había causado muchos que otros problemas. El principal de ellos siendo el desánimo que se percibía a kilómetros de distancia desde el salón de la casa.

(Tu POV)

Me encontraba tumbada en la cama y escuchando música mientras miraba el techo fijamente como si fuera la cosa más interesante del mundo. Al de pocos segundos cerré los ojos y me sumergí en mi playlist de (M/f).

-Argh... Qué calor tan insoportable.
-dije en voz alta.

Estaba a punto de caer rendida en las garras del sueño hasta que de pronto se abrió la puerta de mi cuarto de golpe, revelando a un chico de pelo (C/p) igual que el mío. Me sobresalté y abrí los ojos inmediatamente para luego incorporarme y dirigirle una mirada asesina a lo que él respondió con una media sonrisa desafiante. Sí, era mi estúpido hermano.

- (Apodo), ¿es que no piensas recibir a tu amiguita? -preguntó fingiendo preocupación. Solo me limité a rodar los ojos y a desplomarme una última vez en mi cama antes de levantarme y andar hacia la puerta.

-Jaja, en verdad te quiero. -añadió mi hermano de ojos (C/o) sin recibir respuesta alguna de mi parte. Se parecía tanto a mi que era como mi versión masculina, solo que él era mucho más alto que yo y aunque me cueste reconocerlo, más guapo también. Aún así yo le quiero en el muy muy fondo detrás de toda esa estupidez que lleva encima, pues al fin y al cabo es mi hermano y se preocupaba mucho por mí aunque su orgulloso ser no lo admita.

Salí de la habitación y bajé las escaleras hacia la entrada donde se encontraban mi madre y mi amiga hablando.

-Hola cariño ¿Qué te trae por aquí? -le preguntó mi madre con una sonrisa.

-Hola (N/m)... Pues verás, he venido por un proyecto de geografía que tenemos que hacer para pasado mañana y ni lo hemos empezado. -respondió honestamente mi amiga de pelo rubio con una sonrisa levemente nerviosa.

Mierda. Había olvidado que había quedado con ella para hacer el largo trabajo de geografía que nos había encargado el nuevo profesor de geografía. Y es que cuando llegué nueva a esta ciudad, que fue a principios de marzo más o menos, estaba como profesor un hombre mayor que tuvo que mudarse porque había encontrado un trabajo bien pagado en Noruega. Vale... Me estoy desviando del tema.

Detuve mis pensamientos en seco y caminé hacia ellas.

-Hey (Apodo). -me dijo y corrió hasta mi para luego abrazarme. Una gran sonrisa se dibujó en mi rostro al ver su reacción. Su nombre es Nuria y ella fue la primera amiga que hice aquí cuando me mudé y pronto se convirtió en mi mejor amiga quien me visita a menudo ya que somos casi vecinas.

-¿No teníais que hacer un trabajo importante? -dijo mi madre en un tono semi burlón pero esbozando una pequeña sonrisa.

-Ah... tienes razón. ¡Vamos! -dijo con una sonrisa traviesa para después jalarme del brazo y me arrastrarme hacia mi cuarto. No me molesté en forcejear, tan solo dejé que me llevara ya que sabía que conocía perfectamente mi casa y cómo llegar a cualquier habitación. Esto fue comprobado cuando en un abrir y cerrar de ojos nos encontrábamos rodeadas por las paredes de mi cuarto, ambas sentadas en el borde de mi cama.

-Ahora que lo pienso no tengo ganas de hacerlo... -confesó la rubia y suspiró con una expresión molesta a la misma vez que se retumbaba sobre el mullido colchón​.

¿Amor? Yo no creo en esoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora