Volveremos juntos

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Capítulo 23

León

El cumpleaños de Gia fue un domingo antes de entrar de nuevo a la universidad, fue divertido aunque como siempre un poco incomodo al tener que pasar toda la tarde junto a su papá observándonos y fingiendo una tos cada vez que estaba a menos de un metro de su hija. Tenía muy claro que a partir de ese momento tendría el peso de su mirada sobre mí.

Al día siguiente, como cualquier lunes, al entrar al campus fui sepultado por una multitud de estudiantes de preparatoria y universidad. Maletas de diferentes tamaños y colores cubrían casi cualquier lugar del campus, incluso había un gran pulpo verde del tamaño de Gia asomándose por la cajuela de un auto, no sé qué clase de estudiante llevaría algo así a su dormitorio.

Busqué con la vista a Gia pero fue imposible encontrarla por lo que decidí ponerme en marcha hacia los dormitorios, por suerte los dormitorios se asignaban una semana antes de entrar y por tercera vez me volvía a tocar el mismo, también a Gia le había tocado el mismo dormitorio. Qué suerte.

Como Gia lo había previsto este semestre sí tuvimos nuevos “vecinos”, al fin habían asignado los dormitorios del edificio a los nuevos estudiantes de intercambio y a algunos otros, y por alguna razón nosotros no habíamos sido movidos de ahí.

Entré a mi dormitorio —dejando la puerta abierta detrás de mí— vacio y sin vida y de golpe se me vinieron a la mente todos los momentos que había pasado los dos semestres anteriores ahí, me sentía feliz de poder estar en ese lugar de nuevo.

Fuera del dormitorio escuché un ruido que iba en aumento, parecían ser ruedas pasando por madera y pies corriendo a toda velocidad, no les presté demasiada atención por eso cuando Gia llegó por detrás de mí y se lanzó en mi espalda caímos contra el suelo, ella quedó encima de mí.

Soltamos una carcajada.

—Buenos días —dijo aun sobre mí.

Se levantó y me extendió una mano para ayudarme a ponerme de pie.

—Ojalá nuestros saludos fueran más sanos —dije sobándome el hombro.

—Eres un bebé.

—Creo que alguien ganó mi dormitorio —dijo una voz masculina que reconocí a pesar de que no había hablado con él y que no me agradaba el tipo. Tenía que ser una broma.

—¿Esteban? —murmuró Gia y en seguida salió de mi dormitorio.

Ojalá pudiera aventarlo desde nuestro piso…

Salí detrás de ella para que ese chico supiera que ella no estaba sola.

—Lo siento, estaba emocionada y dejé mis maletas a medio pasillo —dijo Gia inclinándose para tomar su maleta roja que estaba justo en frente de la puerta en donde al parecer estaría Esteban viviendo durante ese semestre.

Me acerqué para ayudarle con la otra maleta que estaba arrumbada por el barandal.

—¿Vives aquí? —le preguntó Esteban sorprendido y ella asintió emocionada—. Pero este piso es exclusivamente para chicos —dijo —. El segundo y primer piso son supuestamente para las chicas… al menos eso fue lo que explicaron…

—Bueno, ella ha estado viviendo aquí desde hace un año —hablé para que me notara.

Cuando me vio descubrí que el sentimiento era mutuo, ambos nos detestábamos.

—¿Un año? Es imposible, se acaban de abrir estor dormitorios.

—En realidad para León y para mí fueron abiertos hace un año —afirmó Gia—. Y tuvimos la suerte de volver a ser vecinos este semestre.

Kiss me, baby (KMB Libro #1)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora