Soy feliz

                                    

                                          
Capítulo 21
                          
Gia
                          

                          
—Gia —me llamó León intentando no levantar mucho la voz. Volteé a verlo, él estaba sentado en el piso al lado de su cama y me dijo que guardara silencio con un dedo sobre sus labios, con su mirada me señaló hacia el frente y al seguirlo me topé con Ethan sobre el piso de goma.
                          
Había estado gateando durante un rato pero ahora se había detenido, tenía las palmas de sus manitas sobre el suelo y parecía intentar levantarse con sus pies. Dejé mis cuadernos aun lado de mí y me senté recta en la cama para apreciar el momento. Si Ethan iba a dar sus primeros pasos no me lo quería perder.
                          
—Deberías ayudarlo —le susurré a León pero negó con la cabeza.
                          
—Es mejor dejar que lo haga por él solo —dijo.
                          
Esperamos algunos minutos mientras veíamos como intentaba ponerse de pie pero al final se cansó y no lo consiguió, pude notar la desilusión en el rostro de León.
                          
Me levanté de su cama y me senté a su lado.
                          
—Pronto lo hará —tomé su mano.
                          
Reaccionó inmediatamente y dio apretón a mi mano.
                          
Nos quedamos ahí, sentados en el suelo de su habitación observando a Ethan gatear de nuevo hacia nosotros. La mano de León seguía sosteniendo firmemente la mía.
                          
—Tiene 8 meses y dos semanas —murmuró—. Creo que sólo estoy exagerando. Quiero que crezca rápido para saber que está sano pero ahora siento que lo estoy presionando un poco.
                          
Recargué mi cabeza en su hombro y el apoyó su mejilla en la cima de mi cabeza, sonreí ante su acción y nos quedamos de esa manera en silencio. Me gustaban los silencio que habían entre nosotros, eran relajantes, sin incomodidades, ni falsos, sólo silencios.
                          
—Yo… —dije y me aclaré la garganta ya que mi voz había empezado a escucharse un poco ronca—. Pienso que eres un gran padre. Tienes la responsabilidad que a muchos les hace falta, tienes el amor que Ethan necesita… en fin, eres como un padre debería ser. Y tal vez suene como una anciana diciendo esto pero estoy muy orgullosa de ti —lo sentí sonreír ya que aun seguíamos en la misma posición—, y también agradecida.
                          
—¿Por qué? —preguntó y también logre percibir su voz un poco ronca—. No he hecho nada por ti…
                          
—Has hecho tantas cosas por mí —lo interrumpí—. Conocí a Alissa y a Adrián por ti y ahora son mis amigos por ti. Fuiste la primera persona a la que le pude contar sobre mi vida. Hemos hecho cosas bastante locas y extrañas desde que nos conocimos. Esas cosas que jamás pensé que haría. Por eso te agradezco.
                          
Me mostró su sonrisa altanera y tuve que codearlo para que dejara de verme así.
                          
—Volveré a hacer mi tarea —dije y volví a sentarme en su cama con una sonrisa en mi rostro.
                          

                          
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Al fin había terminado la sofocante clase de educación física y las demás irritantes clases. Caminé hasta los bebederos que estaban por las canchas de futbol y mi vista viajó sola hasta ese lugar esperando encontrarme con León. Sería extraño verlo en esos momentos ya que aunque se utilizaban las mismas áreas deportivas para los universitarios y nosotros no eran los mismos horarios.
                          
—¿Gia? —dijo una voz masculina detrás de mí.
                          
Giré para encontrarme con Esteban que caminaba hacia mí, estaba en su uniforme deportivo y le quedaba perfecto.