⦗ 𝐋𝐢𝐛𝐫𝐨 𝟎𝟏 ・ Trilogía ❝El Idioma del Amor❞ ⦘
[Romance Juvenil | Novela] ✾ Lo que para muchos eran solo plantas, para mí, era todo mi mundo. ✾
A Santiago de niño le gustaban las flores. Y le siguieron gustando cuando llegó a la adolescenci...
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Desde tiempos inmemorables las flores han tenido significados ocultos detrás de sus colores, la intensidad de los mismos, su textura y sus nombres. Son mucho más que simples plantas vivientes.
Su belleza oculta infinidad de emociones y sentimientos que muchos solemos ignorar.
Para muchos las flores no significan nada, pero para mí lo son todo.
De pequeño observaba a mi madre darles un cuidado especial a las flores, las cuales sembraba en el huerto. Ella fue la razón principal que las flores se convirtieran en el centro de mi mundo.
Ella me habló de la floriografía, el significado de las flores. De esa forma logró que viera a aquellas plantas comunes en seres magníficos con su propio idioma.
Un idioma que me enamoró.
Cada flor oculta un significado que muy pocos se tomaban la molestia de aprender.
Mi padre era una de esas personas, a él poco le importaban las flores, aunque no las odiaba porque mi madre las amaba, pero tampoco sentía algún interés por ellas. Él, siempre que podía, evadía las conversaciones entre mi madre y yo cuando hablábamos de las flores.
Él nunca estuvo de acuerdo de que me gustaran las flores, recuerdo que una vez a los ocho me regañó por ello:
—¡Santiago! —gritó desde la sala. Corrí a su encuentro limpiándome las manos del mantel celeste que tenía encima—. ¿Otra vez en el huerto? Ya deberías parar con ese juego, Santiago.
Lo miré confuso.
—Las flores no son para los hombres sino para las mujeres ¿entiendes? —habló con firmeza.
Asentí una vez.
—Lo sé, padre. Pero ¿cómo puedo darle flores a una mujer sino entiendo su significado?
Él se sorprendió un poco, pero retomó en segundos su rostro serio desviando la mirada al televisor.
—Buen punto, hijo mío —Sonrió—. Espero que algún día logres conseguir a esa persona.
Sonreí en su dirección con emoción, asentí y salí de la sala nuevamente hacia el huerto, donde mi mundo albergaba, rodeado de flores de infinitos colores y sentimientos.
Ese día un sueño se formó en mi mente, un sueño que deseaba hacer realidad. Ciertamente las flores son para las mujeres, especialmente para aquella persona especial que logre hacer que el mundo tenga otro significado, que logre estremecer el cuerpo, la mente y el alma.
Sabía que algún día la conseguiría, tal como mi padre había encontrado a mi madre. Así me pasaría y cuando llegara ese momento le regalaría mis flores favoritas, las más hermosas.
Ese era mi sueño.
Un sueño que pareció imposible, no porque no la hubiera encontrado sino porque a ella no le gustaban las flores.
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