Creo que lo más vergonzoso que puede pasarte tu primer día de clases en un nuevo instituto es venir con tus padres y no, no me refiero a que te traigan porque muchas veces lo han hecho conmigo en New York. Hablo de entrar con tus padres y que los alumnos —la mayoría de veces idiotas— te vean.
—¿Acaso te avergüenzas de nosotros? —pregunta mamá fingiendo estar indignada.
—¿De los padres maravillosossuperhipermegageniales que tienes? —sigue papá sin quitar la vista del frente, pero manteniendo una sonrisa divertida en el rostro.
—No me avergüenzo de ustedes —respondo entornando mis ojos— Es solo que si entro con ustedes parecerá que estoy en mi primer día de kínder.
—Espera, ¿este no era tu primer día de kínder? —pregunta papá estando confundido— Cielos, Sam. Estoy yendo por el camino equivocado entonces.
Mamá se ríe y no puedo evitar hacerlo también.
—Cariño, lo siento. Pero debemos firmar unas cosas —se encoje de hombros mamá— Pero podemos esperar a que todos entren a clases, si eso te hace sentir mejor.
Mamá se voltea un poco para ver mi rostro y le enseño una sonrisa demasiado exagerada de mi parte, creo que casi enseñando todos mis dientes. Voltea murmurando que "Que graciosa". Siempre le molestó que haga eso y más si es con ella. Como dije anteriormente, nos gusta molestarla.
—Pero si quieres ser popular, entrar con nosotros ayudaría mucho. Somos geniales —dice papá— Sobre todo yo.
Entorno mis ojos y dejo escapar un suspiro. El camino al instituto es corto y silencioso, gracias a que Austin fue con la tía Caroline. Creo que mi insoportable hermano menor solo me pondría más nerviosa, porque sí, estoy actuando normal, pero estoy nerviosa. Por más que casi todos mis primos —mayores— estén en esa secundaria, tendré que interactuar con otras personas.
Llegamos unos cinco minutos después de que la campana toque, ya todos los alumnos han entrado en sus clases. Mamá, papá y yo caminamos por los pasillos del instituto buscando la dirección, pero nos topamos con un señor algo ya anciano que caminaba despreocupadamente y al vernos se sorprende.
—¿Donnet y Harrison? —pregunta el señor dirigiéndose a mis padres.
Elevo mis cejas intentando recordar el rostro de este hombre, pero nada. Jamás lo había visto en toda mi vida. Aunque, no tengo que pensar demasiado para darme cuenta de que es el director y mis padres estudiaron aquí.
—Señor Frederic —dice papá soltando una pequeña risa— Demasiado tiempo sin verlo, ¿veinte años? Como pasa el tiempo.
—Y ustedes siguen teniendo la misma pinta de problemáticos —contesta riéndose el señor, logrando hacer reír también a mis padres— Donnet, veo que ha cumplido lo que dijo cuándo le entregue el diploma.
—Siempre cumplo lo que digo, señor Frederic —responde mamá riéndose— Skyler es mi suplente aquí.
—Mejor dicho de los dos —sigue papá colocando sus manos en los bolsillos delanteros de su pantalón de vestir, manteniendo una sonrisa burlona.
—Comenzaré a tramitar mi jubilación entonces.
Ellos siguen platicando y me cruzo de brazos esperando que terminen. Mi mirada viaja por todo el pasillo, puedo notar que un chico viene entrando al instituto y parece bastante despreocupado, creo que olvida el hecho de que le pondrán tardanza por llegar a esta hora. Nuestras miradas se cruzan y puedo notar que tiene ojos verdes. Vuelvo a mirar a mis padres, papá está viéndome y le ruego con la mirada que termine con esta charla.
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¡Estúpido tú! #MEN3 (Sin editar)
Teen FictionTercer libro de Mi estúpido Niñero. -.-.-.-.-.-.-.-.-.- ¿Cómo de sonrisas y diversión pasamos a llantos y decepciones? Es increíble como la vida cambia en solo un segundo.