VIII

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Advertencia: Lemon 

*°*°*°*°* 

Kuro no es de las personas que corren por mucho tiempo. Ni siquiera le gusta moverse cuando tiene que buscar el control de la TV, tanto que a veces prefiere ver lo único que estén dando, o hasta que Mahiru llegue y le pase el mando, que remota veces lo hace.

Pero ahora lo hacía, o más bien, ni siquiera corría, prácticamente saltaba de tejado en tejado en esas casas para llegar a la que compartía con su Eve. Y era precisamente por el chico por quien corría a toda prisa para llegar.

Sentía a Mahiru estremecerse cada que pisaban los techos y se impulsaban para seguir al siguiente. Como podía el castaño rechinaba los dientes por aguantarse los gemidos. Porque lo sabia... y lo sentía. Su Eve estaba excitado.

Shirota apretaba la boca y los brazos aguantándose. Sentía su piel quemarse y estremecerse por el viento que de golpe los rozaba en la carrera que hacia Kuro. Quería llegar pronto y sumergirse en agua con hielo si era posible. Aparte que se moría de la vergüenza, aun si era solamente Kuro quien lo vio en ese estado. Tampoco era algo que podía pasearse por ahí a vista de todos.

Soltó un quejido cuando el vampiro hizo una nueva parada en un techo vecino y volvía a saltar. Gimió cuando el chico lo acomodó mejor en su espalda, haciéndole restregarse descaradamente con su ahora tan sensible piel.

—K-kuro... no hagas eso.

El Servamp soltó un suspiro mientras caía con la gracia de un felino en la acera. Ya estaban en su departamento, pero el piso de Mahiru era el octavo, así que en vez de usar escaleras o ascensor, prefirió volver a saltar con fuerza, total nadie se veía por los alrededores.

Al llegar al pasillo del piso, Shirota contuvo un nuevo gemido y Kuro miró sin expresión como un grupito de niños disfrazados estaban en la puerta vecina, probablemente buscando caramelos. Los pequeños habían visto al Servamp llegar desde la nada y totalmente mudos dejaron caer sus bolsas con dulces con la boca abierta.

Kuro sin quitarles la mirada rebusco en los bolsillos de la ropa de Shirota, haciendo malabares para no bajar a su Eve de su espalda. Puso la llave y con rapidez abrió para dejar a los mocosos afuera estupefactos por aquel chico volador.

—Baño.

Susurro el castaño esperando que su Servamp lo llevara a dicho sitio, pero este tenía otros planes y entraron al cuarto. Mahiru se quejo cuando fue depositado en su cama y miro confundido al mayor. Su cuerpo temblaba y tenía la respiración agitada.

—Kuro... llévame al bañ—

Se silencio cuando el vampiro ya estaba escasos centímetros de su rostro. La mirada de Kuro era seria y lo analizaba a detalle, poniéndolo mas nervioso.

—No creo que se te pase con agua.

Los ojos de Kuro viajaron del rojo rostro de su Eve al cuello lastimado de este. Volvió a tocar la herida sintiendo como el menor daba un pequeño saltito producto del contacto. Sonrió internamente, Shirota se veía terriblemente tierno.

—No me gusta esta herida.

—Y-ya dije... que no—

Apretó los labios cuando el vampiro inclinó su rostro y lo escondió en su cuello. Se mantuvieron sin moverse unos segundos, sopesando lo que sucedía. Kuro silencioso y casi ni respirando se maldecía por no haber estado ahí cuando a su Eve lo lastimaron. Pero Shirota recordó aquella noche en donde terminaron igual. Al menos hasta cierto punto.

Trick or TreatDonde viven las historias. Descúbrelo ahora