Capítulo 27.

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Dos semanas desde lo sucedido, dos semanas donde evitó a toda costa a Natanael. En nuestras clases juntos ignoro su mirada, decidí sentarme sola al final del aula donde también hay una ventana. Evito cualquier contacto con él e ignoro los comentarios de lo demás.

La primera semana Zet hablaba más de lo normal conmigo. Unas que otras veces intentaba hablarme de Natanael pero como ya se imaginan, lo detenía. Cada vez que los chicos planeaban una salida ponía de prestesto que debía entrenar. Haype y Zet como ya sabían pues no me creían pero preferían no insistir.

Tuve dos exámenes de gastronomía. Debía hacer unos bocadillos y pasteles decorados con menta. Ambos los pasé, por lo que me gane un reconocimiento. A mamá le encantaría saber que lo gané.

Entreno más que cualquier otra cosa, la pelea se acerca y debo estar preparada.

Recibí un mensaje de la persona que declaró una guerra donde dijo que aún no olvida y que si no esta actuando desde ya, es porque está preparando todo para mi muerte. Me sentí bien al saber que no le han mandado nada mas a Haype.

Por otra parte Fabio me informó que están trabajando con el caso de Carina y que por ahora las cosas están un poco difícil dado a que la acusación es fuerte. Un miércoles de visita fuí hacia ella. Supe que al otro día de yo salir libre las misma víboras de ese lugar le dieron una paliza donde la mandaron a enfermería por tres días. Por lo que hice algo que jamás pensé hacer. Dicen que la venganza es mala pero no siempre es así. En los cuatros meses que duré allí, supe que hay unas chicas que hacen trabajos a los de fuera. Les pagas una buena cantidad de dinero y ellas hacen lo que tu les digas, y justo eso hice. Fuí hace unos días a visitar a la cabeza del grupo, le pagué la cantidad de dinero acordado con el trato de darle una paliza a las tres chicas que golpearon a Carina. Luego de unos días volví y me di cuanta de que si cumplieron con el trato.

—Hayle, quiero hablar contigo. —Dijo Fabio detrás de mi.

—Voy en unos minutos. —Dije y seguí golpeándo el saco con fuerza.

—Ahora. —Usó ese tono de voz autoritario. Rodé los ojos y me giré a él quitando las vendas de mis manos.

—Eres como una mosca en una sopa. —Dije en un susurro. —Totalmente insoportable.

—Te escuché, y si no quieres que suba al ring contigo es mejor que no haga algún otro comentario parecido a ese. —Me indicó que tomara asiento en una de las bancas cerca del ring.

—A veces pienso que eres brujo.

—Hayle. —Hablo con voz amenazadora.

—Está bien, está bien. —Sonreí llevando las manos al aire.

—¿Qué te está pasando, Hayle? —Preguntó serio. Mal inicio. Un Fabio serio no es nada bueno.

—No sé a que te refieres. —Contrataque.

—Hace semanas estoy notando lo distraída que estás.

—Sólo estoy nerviosa por el campeonato. —Mentí.

—Es ese chico ¿cierto? —Cuando dijo "Ese chico" supe de inmediato a quien se refería.

—Solo estoy nerviosa. —Repetí.

—Lo conozco tanto a él como a ti. No sé que pasa entre ambos pero sea lo que sea no deje que eso te distraiga. La pelea se acerca y debemos ganarla. Olvida lo que sea que ronda en tu cabeza y concéntrate en esto. —Dijo ignorando mi respuesta que para nada se creyó.  Asentí con la cabeza porque en realidad no sé que responder ante eso. Fabio sonrió y palmeo mi espalda. —Ahora levántate y saca tu trasero de este lugar. Debes ir a la universidad.

Lifes CrossedDonde viven las historias. Descúbrelo ahora