—¿Bromeas, Skyler? —pregunta mamá con una mano en su frente.
Sigue enojada por lo de la expulsión. Ruedo mis ojos. No fue para tanto, de todos modos ya íbamos a irnos de aquí y no volvería a estudiar en ese instituto. Faltan solo dos años para que me gradúe, contando este año.
—Déjala, Sam —dice papá riendo— Después de todo ya íbamos a irnos—suelto una pequeña risa. Siempre me defiende cuando me meto en problemas.
Papá va y abrazar a mamá por detrás. Ella sonríe soltando una pequeña risa.
—Ugh, que azucarados.
Me encanta y alegra que mis padres sigan amándose como el primer día, aún después de muchos años de casarse. Pero no me gusta ver sus demostraciones en público. Por eso cada vez que veo que algo romántico va a suceder me alejo, no porque me dijeran algo. Sino porque mi instinto de no-te-traumes me lo dice. Liam y yo desde que somos pequeños les decimos "Que azucarados" o "comieron mucha azúcar" cuando se ponen cursis.
Mientras voy por el pasillo me encuentro con Austin. Iba a ignorarlo como siempre hacemos, pero él me detiene.
—¿Por qué te expulsaron? —pregunta.
Colocó una mano en mi cintura.
—Me quite el uniforme y baile desnuda sobre las mesas de la cafetería.
—¿En serio? —pregunta haciendo una mueca de asco.
—No —sonrío y me pongo sería al instante— Xey Rivers dijo algo malo sobre mi cabello, me enojé y lo apuñale con un cuchillo, luego lo metí en uno de los hornos de la cafetería. Básicamente lo asesine.
Me dan ganas de reír al ver la expresión de miedo en el rostro de Austin, pero me abstengo como la buena actriz que soy.
—¿Acaso no me crees? ¿Quieres que te demuestre lo que puedo hacer? —pregunto comenzando a acercarme a él.
—¡Mamá! ¡Papá! ¡Skyler quiere asesinarme! —grita mientras se va corriendo, lejos de mí.
—Niño tonto —digo riendo.
Voy a mi habitación, no tengo ganas de ir a asustar a Liam y posiblemente ya esté durmiendo. Deben ser alrededor de la media noche, cenamos hace media hora y estábamos despiertos para ver si nuestras cosas están listas.
Liam ya le dijo a mamá sobre su viaje a Francia. Por supuesto que se enojó y comenzó a llorar como si mi hermano se fuera a lanzar de la Torre Eiffel o algo parecido. Después acepto la idea y volvió a ser ella misma, sólo que está enojada conmigo por la expulsión.
Lo que sea.
Me acuesto y dejó la luz de mi lámpara encendida. Creo que leeré un libro o escuchare música mientras reviso mis redes sociales. No tengo sueño aun. Me decido por la primera y cuando iba a tomar el libro que estoy leyendo —lo guardo debajo de la almohada. No pregunten por qué— alguien llama a la puerta.
—¡Si no eres un ladrón puedes pasar!
Papá se adentra a mi habitación riendo por lo que acabo de decir seguramente. Siempre se ríe de las estupideces que digo o yo me rio de las de él. Se sienta en la orilla y suelta un suspiro.
—¿Ibas a leer? —asiento con la cabeza— Bien. No te robare mucho tiempo. Te he notado un poco... triste estos días, ¿Es por Thomas?
Mi padre es en verdad muy observador y sobre todo conmigo, soy su niñita —como muchas veces me llamo, recibiendo mi expresión clásica de rodar los ojos—. Por supuesto que iba a darse cuenta de que he estado un poco deprimida por tener que alejarme de Thomas y todo lo que me rodea aquí.
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¡Estúpido tú! #MEN3 (Sin editar)
Teen FictionTercer libro de Mi estúpido Niñero. -.-.-.-.-.-.-.-.-.- ¿Cómo de sonrisas y diversión pasamos a llantos y decepciones? Es increíble como la vida cambia en solo un segundo.