Epílogo

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Ashley:

Escuchaba voces a mi alrededor, no entendía nada de lo que decían. Lo único que podía percibir era el olor a medicina, algo típico de los hospitales. Poco a poco el sonido que me rodeaba comenzó a hacerse más nítido. Un hombre hablaba sobre algún tema que no lograba comprender del todo, pues aún las palabras no llegaban con total claridad a mis oídos.

Poco a poco mis ojos se fueron abriendo, como si estuviese despertando de un sueño. Escuché una exclamación por parte de alguien, estaba completamente desubicada, no tenía idea de lo que pasaba. Mi vista estaba nublada, por lo que ninguno de mis sentidos estaba completamente despierto.

Aunque mi ojos no podían enviar las imágenes correctas a mi cerebro, pudo notar de quién era la silueta que tenía frente a mí.

Era mi madre, ella era la que estaba conmigo.

Abrí los ojos con brusquedad ante la impresión que eso causó, mis manos comenzaron a temblar ante su presencia... ella estaba muerta... Dylan la había asesinado.

―¿Dónde está Max? ―pregunté sin poder evitarlo, el corazón me corría tan deprisa que creía que se escaparía de mi pecho.

Hubo un lapso en el que mi madre hizo silencio, miré a su lado, percatándome que un hombre vestido de blanco se encontraba a su lado.

―¿Qué? ―preguntó confundida, su ceño estaba fruncido―. ¿De quién hablas, cariño?

―El chico... el que llevé a casa antes de que... ―Me callé abruptamente dándome cuenta del lugar exacto en el que me encontraba.

Estaba en el hospital, y el hombre que se encontraba junto a mi mamá no era cualquiera, era un doctor. El hombre anotaba cosas en un blog de notas que tenía en las manos.

―Cariño, entraste en coma durante casi una semana..., literalmente has estado inconsciente todo este tiempo ―respondió, derrumbando una parte de mí.

Negué con la cabeza sin poder creer lo que había escuchado, no podía ser cierto que todos, Max, Dylan, Scott y todos los demás hubiesen sido producto de mi imaginación, tan solo no podía ser verdad.

―¿Qué pasó? ―susurré aún sin asimilar por completo las palabras de mi madre, ella asintió acercándose a mí.

―Ibas camino a casa de Carissa de noche, después de que llegué del hospital, cenamos juntas y te marchaste, dijiste que tenías que hacer algo en su casa. Pero nunca llegaste, me hablaron para avisarme que habías sufrido un accidente, chocaste contra un poste.

Las palabras que dijo mi madre suenan tan inverosímiles que guardé silencio durante varios segundos que parecieron eternos. No recuerdo nada de eso, lo último que recuerdo es que Laab me asesinó. Instintivamente llevo una mano a mi pecho, asegurándome de estar bien. Todo luce correctamente, me siento en la cama en las que estoy y observo mi cuerpo, luzco más delgada de lo que recuerdo, pero estoy bien.

De repente siento como alguien rodea mi cuerpo con sus brazos, envolviéndome en un abrazo. Enseguida sé que se trata de mi madre, por lo que de inmediato la abrazo de vuelta. Lágrimas comienzan a caer de mis ojos al darme cuenta de que la tengo de nuevo, aunque también son de tristeza. Todo había sido un sueño, y tal vez ni siquiera existían las personas con las que soñé.

―Señora Brooke, tenemos que hacerle algunos exámenes a su hija para asegurarnos de que todo está bien, le pedimos que por favor se retire, si todo sigue bien, podrá irse en unas horas.

Siento como mi madre se separa de mí al escuchar las indicaciones del doctor, al igual que yo, está llorando.

―¿No es muy pronto? ―preguntó limpiándome las lágrimas.

DEAD | PAST LIES IIDonde viven las historias. Descúbrelo ahora