Laura bajo del avión y recogió sus maletas. Salió del aeropuerto y fue en busca de algún taxista que la pudiera llevar, pero no hizo falta ya que un muchacho que traía un cartel con su nombre y apellido llamó su atención.
— ¿Laura Marano?
—Soy yo. — dijo ella acercándosele.
Él la miro de pies a cabeza, deteniéndose involuntariamente en su escote. Laura se aclaró la garganta.
— ¿Quién es usted?
—Soy Frank, el detective John me envío para asegurarse de que llegaras bien.—dijo, inclinándose para tomar su equipaje con una facilidad increíble que a ella le sorprendió. Sus músculos se tensaron.- un gusto conocerte, guapa.
—Digo lo mismo. —sonrío.
—Ven, vámonos.- impaciente ahora por llegar, no espero haber si estaba de acuerdo, simplemente se dirigió hacia la salida.
Laura lo siguió detrás de él. Frank metió su equipaje en el maletero y se subió a su Lamborghini.
— ¿A dónde me piensas llevar?- pregunto ella, colocándose el cinturón de seguridad.
Frank se colocó sus gafas de aviador y la miró.
—Primero te llevare a tu nueva casa. — Metió la llave al contacto y arrancó.- es muy bonita, ya verás.
Manejó y aparco en una esquina. Se bajaron y Frank saco su equipaje, mientras que Laura miraba por fuera su nuevo hogar.
—Te enseñare la casa por dentro. Vamos.- hizo un gesto con la cabeza, indicando que lo siguiera.
Ella obedeció y lo siguió por detrás. Frank metió la llave en la cerradura de la puerta principal y entró seguida de Laura. Él dejo su equipaje en el piso y empezó a hablarle sobre la casa.
—La casa consta de 3 dormitorios y 2 baños. — le explicó. —el camión de mudanza llegara mañana junto con tu auto. Toma, aquí están tus llaves. —extendió su mano y Laura las tomo. —mañana vendré para ayudarte.
—No tienes por qué hacer todo esto. —dijo, echándole una rápida mirada al interior de su casa. Las paredes eran blancas y no había ningún mueble puesto, salvo la chimenea que era lo único que había en la sala principal. Más tarde se encargaría de darle vida al lugar.
— Es mi trabajo, nena. Cumplo las órdenes del detective John.
— ¿Eres su ayudante, o algo por el estilo? — pregunto, interesada por saber más de él.
- Principiante.- le corrigió.- aprendo de apoco, algún día llegare a ser como él o incluso mejor.- dijo, esbozando una hermosa sonrisa.- mi misión por ahora es encargarme de que nada malo te suceda estando aquí en California, hasta que capturemos a Ross.
— ¿Tú crees que él sea capaz de haberme seguido? —dijo, sintiendo como el miedo de que Ross estuviese en el mismo lugar que ella la inundaba, una vez más.
Frank se encogió de hombros, indiferente.
—Es posible. Ross es un hombre impulsivo, está obsesionado contigo. Pero tranquila, mientras este yo aquí no te pasara nada.- miró el reloj de su muñeca. — Se está haciendo tarde y tengo que recoger a mí hermana del instituto. — camino hasta la puerta principal y, antes de irse, añadió. —deberías llamar al detective John.
Horas más tarde, cuando ya anochecía, Laura se encontraba en su cuarto desempacando las cosas de sus maletas al mismo tiempo que bailaba al ritmo de la canción que salía de la radio. De repente, escuchó el sonido de algo romperse en el primer piso. Se sobresaltó y enseguida bajo el volumen a la radio. Con el corazón latiéndole cien por segundo, bajo al primer piso y encendió las luces. Todo estaba normal salvo por el vidrio roto que yacía en el suelo y el papel envuelto en una piedra.
—Mierda. — masculló. — ¡Mierda!
Ni siquiera se preocupó por leer la carta, simplemente corrió hacia la seguridad de su cuarto y tomo el teléfono.
—Detective John, soy Laura.
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