CAPÍTULO 34

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NARRA SUSAN

Ya habían pasado horas desde que todos se fueron, sólo me quedé con Vanadis.

Susan: ¿Cómo que ya se tardaron mucho, no?

Vanadis: (Sonreí) tranquila, regresaran pronto.

Susan: Eso dijiste hace una hora.

Vanadis: Estás paranoica.

Susan: Sólo quiero que estén bien y que no les pase nada.

Vanadis: Tranquila estarán bien (timbró mi celular, era un mensaje, al leerlo sonreí).

Susan: (Sonreí) ¿quién es que te sacó una sonrisa?

Vanadis: Mi esposo, me envió una foto de él y nuestros hijos (le mostré la foto).

Susan: Tienes que traerlos aquí para conocerlos.

Vanadis: Algún día.

Susan: ¿Por qué no este fin de semana?

Vanadis: Se los diré... seguramente estarán encantados.

Susan: Sus nombres son Victoria y Hernán, ¿cierto?

Vanadis: Sí, Victoria tiene 10 y Hernán 8 años.

Susan: Son unos niños... (miré al suelo pensando como hubiera sido Elisse a esa edad).

Vanadis: Sí, de seguro les gustará mucho la idea de venir al trabajo de su mamá (reí).

Susan: ¿Tu esposo en que trabaja?

Vanadis: Es Doctor, ginecólogo para ser específica.

Susan: Wow... jamás lo hubiera pensado.

Vanadis: (Reí) lo sé, pero es un gran médico.

Susan: Entonces... ¿qué edad tienes?

Vanadis: 30, casi 31.

Susan: ¿Te casaste a los 20?

Vanadis: Sí y a los 21 ya esperaba a Victoria.

Susan: Wow, eras muy joven, yo tengo 25 y... pues... no tengo hijos... (me entristecí un poco al recordar a Elisse).

Vanadis: Pronto los tendrás (le dediqué una sonrisa).

Susan: Sí, supongo que sí...

Vanadis: ¡Mira ya regresaron!

De inmediato me giré para verlos, apenas se estacionaron bajaron todos.

Susan: ¿Y Jeff?, ¿dónde está?

Nicolás: No estaba ahí.

Vanadis: ¿Qué?

Amina: Escapó.

Jimena: O tal vez nunca estuvo ahí.

Anton: La casa es suya, sólo que no ha estado ahí.

Reece: Debió pensar que podríamos ir a buscarlo en ese lugar.

James: Es un agente... ¡Un Teniente! Creo que era evidente que sabría que el primer lugar donde lo buscaríamos además de su casa sería ahí.

Steve: De cualquier forma teníamos que ir.

Susan: Eso es verdad.

Nicolás: Pero no dejaremos de buscarlo.

Reece: Jamás...

Susan: Steve, le estaba comentando a Vanadis que puede traer a su familia este fin de semana, para conocerlos, ¿está bien?

Steve: Claro, me dará gusto conocerlos.

Vanadis: Gracias.

Jimena: ¿Tus hijos vendrán?

Amina: ¿Si verdad?

Vanadis: Sí.

Nicolás: Adoro a los niños.

Anton: Ya lo sabemos Nick (todos reímos).

Nicolás: Sólo lo mencionaba para que les quedara claro.

Jimena: Nos quedó muy claro amor (le di un corto beso en los labios).

Steve: Tómense el resto del día para lo que quieran, ya no hay nada que hacer por hoy.

Anton: ¡Fantástico!, ¿serías tan amable de ir conmigo al cine? (le pregunté a Amina).

Amina: Desde luego señor Davis.

James: Señorita Hunter, ¿vamos a cenar?

Reece: Por supuesto Jaymie (nos fuimos en su auto).

Anton: Nosotros ya nos vamos.

Amina: Adiós, nos vemos más tarde.

Jimena: ¿A dónde me llevará señor Robinson?

Nicolás: Al parque.

Jimena: ¿Y no me invitará como los demás han hecho?

Nicolás: No... que tal si me dice que no, prefiero secuestrarla y llevármela.

Jimena: (Sonreí) no será necesario (lo besé).

Nicolás: Pues en ese caso, vámonos (le ofrecí mi brazo, lo tomó y nos fuimos).

Vanadis: Bien, pues yo iré a ver a mi familia, nos vemos mañana.

Susan: Adiós.

Steve: Que descanses.

Vanadis: Igual (me fui).

Steve: Ya todos se fueron.

Susan: Así es... (dije sonriendo).

Steve: Es decir... que estamos completamente solos...

Susan: Ajá...

Steve: Para poder hacer lo que nosotros queramos (me acerqué a ella).

Susan: ¿Y qué es lo que quiere hacer Steven Hunter?

Steve: ¿Usted qué cree Susan Brandt?

Susan: No lo sé... (dije mientras reí pícaramente).

Steve: ¿En verdad no lo sabe?

Susan: Tal vez, tenga una mínima idea.

Steve: Eso ya es algo (me acerqué ella y la besé).

Steve y yo nos besamos con tanta pasión que ni para tomar aire dejábamos de besarnos, caminamos hasta su habitación sin dejar ese apasionante beso, cerré la puerta apenas entramos, me puso contra la pared y empezó a besar mi cuello, lo empujé hacia la cama y me posicioné encima de él, con mis piernas rodeando sus caderas mientras le quitaba la playera y él a mí la blusa, de un momento a otro estamos desnudos, me giró y me puso debajo de él mientras besaba mi cuello y después mis labios.

InfiltradaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora