Cap. 4

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No había visto a Max en días, pasaron dos días desde mi pelea con Laab y, a pesar de lo que había hecho se cumplió lo que dije; James, junto con sus demás colegas permanecieron aquí, según Liam, debíamos hacer preparativos para la ceremonia de bienvenida al cielo, en la cual debían  acudir los demás dioses... algo que me hacía sentir nerviosa.

Conocer a Laab era en sí loco, con su imponente presencia, pero a los demás, no tenía idea de cómo reaccionar ni qué hacer.

La ceremonia tendría lugar en la plaza pública del cielo, el cual se encontraba a unos cuantos kilómetros de donde nos encontrábamos. La ceremonia no era nada usual para los dioses, los cuales estuvieron en desacuerdo con mi decisión, aunque por ser la primera vez que había tomado una, la habían ignorado casi por completo, el nombre de Laín era uno pesado entre los demás dioses, sus decisiones eran la que más importaba, aunque claro, la de los demás también lo hacía.

No los había visto aún, pero Liam dijo que Laab habló con ellos un día antes, comentándoles sobre mi decisión, por supuesto, fue mal vista por todos los demás, aunque no dijeron nada malo al respecto.

Una mujer algo vieja llegó a mi habitación en la mañana a tomar mis medidas para un vestido, uno de gala, como ella había dicho, todos los dioses estarían presentes en la ceremonia, por lo que debía vestir algo a la altura de la ocasión.

Unas cuantas horas después había vuelto a la habitación, con un hermoso vestido negro con piedras en la parte del busto, era algo increíble ver el resultado de unas cuantas horas de trabajo.

Después de tomar un baño que no me relajó en lo absoluto, decidí que era hora de prepararme para el evento improvisado. En éste se les haría un hechizo a los ángeles caídos que volvieron al cielo para colocarles de nuevo el color blanco de sus alas, así como sus dones.

Katherine, quien era la anciana, dijo que volvería una hora antes de la ceremonia para alistarme, pero me sentía lo suficientemente capaz de hacerlo por mi cuenta, después de todo, vestirse no requería de mucha ciencia.

Tan sólo había pasado dos día desde mi discusión con Laab, pero parecían semanas, la tensión era palpable en el ambiente; no estaba nada feliz, y lo demostraba sin importarle.

Después de unos minutos en el baño; me coloqué el vestido con sumo cuidado. Me miré en el espejo dandome cuenta de lo bien que me lucía, aunque no entendía del todo el por qué de un color tan triste.

Significa silencio.

Pienso de inmediato, como si siempre hubiese sabido el significado de los colores.

Me miré al espejo tratando de desaparecer el pensamiento de mi mente; en los dos días previos no había tenido ningún ataque sobre los recuerdos, y ese no era el momento indicado para éso. Según Liam, los recuerdos llegarían poco a poco, en el momento que menos me los espere, pero después de ese día no tuve otro, creí que se terminó, aunque por supuesto que no fue así.

Tomé una bocanada de aire intentando encontrar valor para enfrentarme ante Laab y los miembros del panel. Cuando creí estar lista, salí del baño en dirección al gran espejo de la recámara, necesitaba peinarme.

—Que agradable sorpresa Laín —dijo una voz detrás de mí, mi cuerpo reaccionó tensandose sin previo aviso, sabía que había escuchado esa voz con anterioridad.

Me di la vuelta encontrándome con el rostro familiar de Jessabet sonriente.

—Es Ashley—respondí sin poder evitarlo, ella me miró ofendida, como si al corregirla le faltara le respeto.

—Más te vale no decir éso frente a los del panel, si quieres que te tomen en serio —dijo dándose la vuelta, caminó hacia la puerta. El sonido de sus tacones contra el suelo hacía eco en la habitación, imponiendo autoridad—. Laab dice que antes de la locura que decidiste habrá una pequeña reunión con los demás dioses, baja. Por cierto, no me presente, soy Jessabet, diosa de la Tierra Jiusle, muy lejos de la tuya, por si te lo preguntas.

DEAD | PAST LIES IIDonde viven las historias. Descúbrelo ahora