Capítulo especial

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Este es un capítulo especial, para saber como se esta tomando las cartas InuYasha por lo tanto esta narrado desde su perspectiva.

Otra vez una nota en mi casillero— pensé a medida que me acercaba a el. Cuando llegue, la tomé y la leí, valla, así que mi idiota hermano ha estado hablando de más, que chica tan entrometida.

Camino a clases, Miroku me estaba esperando en la puerta del salón.

—Tengo un increíble plan, para que sepamos quien es tu chica de las sombras— dijo emocionado.

—No me interesa, déjalo ya Miroku, y no es mi chica— enfaticé— debe ser alguna mocosa estúpida— aseguré, pero en el fondo, esperaba que no fuera así, en el fondo anhelaba que esa chica fuera seria y me hablara, por alguna razón, desde que me ha mandado cartas, me siento menos solo.

La clase transcurrió de manera tormentosamente lenta, odio Historia y siempre lo haré, y para colmo ahora tengo ese estúpido taller extra programático de carácter obligatorio, maldición, que mala suerte y como no me inscribí a tiempo, me toco turismo, que horror, eso significaba, salir de la ciudad y para mi desgracia, aprender sobre la cultura del lugar, otra vez Historia haciéndome la vida miserable; además de todo lo malo, son tres talleres que hay que tomar por obligación.

—¡InuYasha!— escuché una voz familiar llamándome.

—Kikyo— bufé, ya me tenía harto, además ya quería dejarlo, no era mi intención que la chica de las sombras se siga sintiendo mal, la besé una vez y ya no se me despega.

—¿A dónde vas?—preguntó pegándose a mi— ¿tienes clases?

—Sí, es obvio, voy a un taller— me llevé la mano a mi cabello, ya estaba hartándome.

—Ah, bueno nos vemos después— se despidió con un rápido beso, ya no la soporto.

El timbre sonó, y fui al maldito taller,iba mirando hacia otro lugar cuando choqué con una chica.

—Tonta, fíjate

—Tu eras el idiota que venia mirando a otro lugar.

Quedé atónito, que se creía esta tonta para hablarme así

—Óyeme qué te crees— la miré y por dios era bellísima, su cabello azabache, su piel blanca y esa expresión tan perspicaz e indomable, nunca la había visto— quien eres— pregunté pero ella ya se había ido, que bueno, pensé, después de todo no quiero nada con nadie.

De todas maneras, durante los 45 minutos transcurridos de taller, la observé todo el rato, tenía algo esa niña tonta, mientras más la veía más me sentía mal, porque tenía, no se, cierto apreció por la chica de las sombras sumido en mis pensamientos y sin darme cuenta, la profesora nombró a alguien, y vi que ella se levantaba, ya sabía su nombre, ahora tengo que olvidarlo.

Kagome.

Cartas a mi amor imposible Donde viven las historias. Descúbrelo ahora