⭐9| MFL - 4

                                    

                                          
Caminaba sin sentido, todo lo relacionado al joven lobo había sido más que una mentira, en ese momento lo odiaba demasiado, pero se odiaba más a si mismo por siquiera creer en sus palabras, pero nadie podía negarle que parecía demasiado real.
                          
- Te lo advertí hijo - menciona su padre detrás de el mientras avanzaban a su manada - Te dije que ese chico solo jugaba contigo.
                          
El castaño no respondía.
                          
- Sera mejor que continúes con tu vida, la boda con Lydia Martin seguirá en pie.
                          
El castaño se detiene de golpe y se voltea a encarar a su padre.
                          
- Eso no pasara.
                          
- Pero ¿qué dices? - sorprendido.
                          
- He dicho que no me casare con Lydia Martin, no lo haré solo por lo que acaba de pasar, yo no soy como ellos, no me casare solo por tener un futuro para mi manada, que hay de mi futuro, es que no piensas en él.
                          
- Claro que pienso en él, solo que la mejor elección es unirte en matrimonio con ella.
                          
- No papá, no lo haré, solo quiero olvidar lo que acaba de pasar por favor - se gira y continua su camino.
                          
- ¿A dónde iras Stiles?, recuerda que no puedes cruzar el río.
                          
- No planeo cruzarlo nunca más - sin más se retira alejándose del resto.
                          
- Sera mejor que lo deje tranquilo, no está en condiciones de hablar de esto - comenta Scott.
                          
La manada acababa de llegar a su lugar de residencia, todos aliviados porque había salido muy bien, la esposa del alfa de los zorros se acercó a su líder con angustia, con temor al no ver a su hijo por ningún lado temiendo lo peor.
                          
- Tranquila, él se fue a caminar por el bosque - comento al ver la reacción de la mujer.
                          
- Pero ¿qué ha pasado?
                          
- Fue rechazado, no solo por el que decía era su compañero, si no por toda su manada.
                          
La madre sorprendida llevo a sus labios su mano para callar su angustia.
                          
- Es lo mejor, no pueden estar juntos, no son iguales y nunca lo serán.
                          
- Pero cariño, recuerda lo que Ariadna nos dijo, perderemos a nuestro hijo, vagara sin encontrar a su pareja.
                          
- Entonces que así sea, no permitiré que mi sucesor se lie con un miembro de otra manada.
                          
- No te reconozco John, como es posible que elijas así sobre la vida de tu único hijo.
                          
- Precisamente porque es mi único hijo no quiero que se una a ellos.
                          
- De verdad espero que no estés cometiendo un error, porque también es mi hijo.
                          
- Es lo mejor Claudia, solo viviría con las migajas que él le podría ofrecer, Stiles merece mucho más.
                          
La madre guardo silencio, no había nada ni nadie que cambiara lo que había sucedido, deseaba con su corazón que su hijo pronto se resignara y continuara con su vida, pero no sabría lo que vendría.
                          
[...]
                          
- Se acabó, te olvidaras de él, ese chico jamás existió para ti lo entiendes Derek - comenta el alfa de los lobos.
                          
El moreno no menciona ni una sola palabra, solo miraba detenidamente en dirección por donde Stiles, el castaño, su castaño había desaparecido con el corazón roto, el mismo que había roto hace un momento, aun recordaba sus frías palabras al despedirse, deseaba tanto el poder sanar el dolor que le estaba causando con su desprecio, pero tenía que alejarlo de él, tenía que convencerlo de que nada fue real cuando cada poro de su piel expulsaba el puro deseo de permanecer a su lado, cuando su corazón no hacía más que latir rápidamente en el momento en que se acercó a él, hubiera deseado cualquier cosa, menos el causarle ese dolor, pero había prometido algo, y tenía que cumplirlo aunque su propia felicidad dependiera de ello.