CAPITULO XVI

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El auto de Cat pasó frente a la casa, justo en el instante en que el famoso y conocido actor se cubría con una gorra su cabello, y se marchaba en dirección opuesta a donde Jay y Naty se ocultaban. Ella lo vio, hizo una ligera mueca pensando que le resultaba familiar, pero luego encontró los ojos de Aarón y se olvidó de ello para sonreírle, mientras hacía un gesto saludándolo con su mano.

Su atención se centró por completo en la perfecta visión que reflejaba el nuevo compañero de piso de su hermanita, y su ya de por sí mala habilidad con la reversa, se volvió peor cuando intentó estacionarse sin hacer un plan. Pasaron poco más de cinco minutos para cuando por fin pudo dejar el auto colocado de forma relativamente decente, y bajar.

En medio de su saludo, una sonora carcajada captó su atención, y les hizo buscar por su dueño...

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Roland observó a la chica de reojo, y sonrío al recordar el día que la vio por primera vez; parecía una fan más, y gracias a ella las cosas habían terminado de esta forma. Aunque aún no estaba muy seguro de que "forma" era exactamente.

Aarón se veía bien, más tranquilo y relajado de lo usual, o por lo menos esta vez no salió corriendo al verlo, lo cual ya era un gran avance. Por otra parte, la advertencia que le hizo de no involucrarse esta vez, parecía mucho más seria que cualquier otra que le hubiese dado... lo cual solo le daba más ganas de hacerlo...

Y encima de todo, en el primer puesto de su lista de esa mañana, estaba ella. Camerón Cross, mejor conocida en el mundo real como Natalie Ross (obviamente no se esforzó mucho para crear su nombre artístico), escritora de profesión, y de momento, alguien que podía calificar como loca por dejar que un completo desconocido se quedará en su casa. Claro que Aarón era todo menos peligroso, pero igual, ella no sabía eso y podía ser que la peligrosa fuese la misma Natalie.

Lo cierto es que le molestaba.

Al visualizar el pasado, y ver a ese par empapados y peleando bajo la lluvia, lo que menos se imaginó es que unos días después estuvieran viviendo juntos. No subestimaba la tenacidad de Aarón, la conocía de primera mano, y por lo tanto, era consciente de que al descubrir que esa insípida mujer era la escritora, se las ingeniaría para que de un modo u otro lo ayudar a conseguir la audición; o por lo menos, a conocer más datos sobre el personaje del libro. Y si tomaba en cuenta que el maldito sabía cómo explotar sus encantos, tampoco era difícil suponer que ella podría caer en mayor o menor medida... pero esto superaba todo...

En resumen, debía cambiar la situación actual, y para eso era necesario comenzar a mover los hilos. Por supuesto, eso tenía que hacerlo delicada y sutilmente, sino quería que se dieran cuenta de ello.

Él se giró ligeramente para observar a Aarón por última vez, y la emoción del futuro burbujeo en su boca como champán. No importaba que tan lejos quisiera correr, o que tan bien se ocultara, hay cosas de las que no podía escapar, y él se encargaría de recordárselo hasta que lo aceptara como su única verdad.

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Las neuronas de la escritora tenían una reunión, e intentaban procesar lo que acaban de ver (borroso, pero lo vieron); el actor más famoso y cotizado del momento, se estaba besando con su inquilino frente a su casa. No era sencillo centrarse en una sola cosa. Si Cat se enteraba que Roland Taylor sabía dónde vivía, probablemente enloquecería; los medios de comunicación acamparían en su porche para conseguir la nota del siglo; Nick seguramente diría con gesto serio: "Te dije que era gay"; y Bárbara... bueno, ella seguramente disfrutaría bastante...

Como en mis libros...Donde viven las historias. Descúbrelo ahora