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CATHERINE


— ¡Les has pedido una cita! — chilló feliz Gabrielle escuchado nuestra conversación.

— ¡Gabrielle! —- gritamos todos al unismo, llamando la atención de las persona. Parecíamos raritos, ¿será que ellos me han contagiado?

— Claro que no, tú nos has contagiado.

— ¿Es qué ahora eres mi conciencia Joseph?

— Sería una buena conciencia — se encogió de hombros —. Pero ve a halar con tu Romeo que espera tu respuesta.

Me giré hacia Alec quien estera mi respuesta con ansias y nerviosismo. Era raro en él, pero estos últimos días después del incidente él estaba más abierto y gentil.

— ¿Y bien?

— Acepta tonta — insistió Gabrielle en mi oído.

— Está bien, acepto, pero no creas que con esto te perdonaré.

— ¡Sí! — dio saltitos de felicidad mi amiga —. Ven vamos de compras, necesitas un vestido.

Gabrielle me tomó de la mano e intenta llevarme a la rastra pero Alec tomó mi otra mano impidiendo que me vaya.

— Ohh no, eso sí que no — negó —. Tú le buscaras algo diminuto con lo que se le vea todo. Ella se queda conmigo.

— Vamos Alec... Ella es mía, yo la vi primero — se cruza de brazos.

— No me importa — respondió tomando mi cintura.

— Vamos chicos — intervino Alice —. ¿Por qué no vamos todos al centro comercial y de paso almorzamos allí?

— Bien — aceptamos todos menos Alec.

— Alec...

— Está Bien — aceptó de mala gana. Todos caminamos hacia el centro comercial y allí nos dividimos para ir cada quién por su lado.

— Iremos de compras — anunció Gabrielle —. Sólo chicas.

Alec fulminó a Gab pero luego con la ayuda de Joseph y Brent terminó aceptando, alejándose de nosotras.

— Busquemos algún vestido.

Gabrielle me arrastró por todas las tiendas y en cada una de ellas me hizo comprar todo lo que me quedase bien y lo que no, también. No entendí su absurda necesidad de comprar todo lo que a ella gustase y a mí no, pero replicar con ella era como hablar con árbol.

— Ese — le señalé el vestido disimuladamente a Gab y ella asintió satisfecha. El vestido estaba en un maniquí, era blanco y con flores de colores. Justo cuando iba a tomarlo una mano también lo intenta tomar.

Eternos I: Suya por la eternidad. ( 18) |EDITANDO|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora