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Cuando Lupita descubrió que era vecina de Kass, se enojó un poco por no haberlo dicho. Al final, Lupita le dijo a Kass que ahora no escaparía de ella.

Sí, comenzó a invitarse sola a la casa de Kass a partir de entonces.

Lupita no estaba segura de sus sentimientos a medida que el tiempo con la castaña pasaba. Nunca había sentido algo parecido al enamoramiento antes, los muchachos eran lindos, pero no más que eso. Kass era diferente y no solo por ser chica. Kass la escuchaba, la aconsejaba y se reía de sus chistes tontos. Kass respetaba su espacio y tiempo, la esperaba lo necesario y no presionaba. Y lo más importante: Kass la entendía.

—¿Crees que es mucha harina?

Con tan solo unos días de distancia para Navidad, Lupita volvió a visitar a Kass a su casa y le propuso cocinar juntas. A la mayor le habían gustado mucho sus galletas, entonces Kass le dijo que las haría todas las veces que quiera.

Pero Lupita quería ayudarla. Y Lupita no era buena cocinera.

Kass se rió y picó su nariz, mostrándole el dedo con una pequeña mancha blanca.

—Va en la mezcla no en tu cara, Lupita.

Ella resopló con diversión.

—No sirvo para esto, respiro y ya me enuncio.

—Ni siquiera traes el delantal puesto, ven que te ayudo.

Kass agarró la tela de su lugar y se acercó a la mayor. Pasó la parte de arriba y luego se puso a su espalda para atarlo bien, sin notar que estaban bastante cerca. Lupita quería que Kass la abrazara en la espalda y no sabía por qué ese repentino deseo.

—Listo —Kass carraspeó, alejándose—. Y así está bien de harina.

Los sentimientos de Kass eran más fuertes ahora. Pasar tiempo con Lupita era agradable y se sentía feliz de eso, porque Lupita quizás no la notó antes, pero lo hacía ahora y eso le gustaba.

 Pasar tiempo con Lupita era agradable y se sentía feliz de eso, porque Lupita quizás no la notó antes, pero lo hacía ahora y eso le gustaba

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Bad idea | LupesitoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora