Mientras James miraba a su alrededor, trató de averiguar dónde estaba. Le resultaba algo familiar, pero la fuerte nevada dificultaba ver exactamente hacia dónde se dirigía.
La grava helada crujía bajo sus zapatillas mientras deambulaba por las calles cubiertas de nieve. Estaba oscuro, probablemente alrededor de las cinco o seis de la tarde, y hacía un frío cortante.
Miró por algunas de las ventanas por las que pasó y notó que varias familias se reunían alrededor de la mesa del comedor y comían juntos una gran comida.
Se dio cuenta de que era la cena de Navidad.
Las decoraciones y los grandes árboles de hoja perenne eran difíciles de pasar por alto. Sonrió al ver cómo una familia invitaba a su hija a encender fuegos artificiales con ellos, riéndose mientras ella se quedaba sin aliento por el ruido que hacía.
Definitivamente era Navidad. A James le encantaba la Navidad.
De repente, al pasar por una casa en la esquina, se dio cuenta de dónde estaban.
El Valle de Godric.
El pueblo en el que se había criado, el pueblo en el que se había establecido después de Hogwarts y el pueblo en el que casi había muerto en Halloween de 1981.
James tragó saliva. Godric's Hollow era un lugar difícil para él.
Potter Manor estaba en las afueras, en una tierra abundante y alejada del centro del pueblo. Pero, difícil o no, James no pudo evitar desviarse hacia la calle que pasaba por la plaza principal y la iglesia, y su cuerpo se dirigió automáticamente hacia la cabaña que tanto amaba.
Siempre le dolía verla tan arruinada, por lo que James estaba comprensiblemente perplejo cuando se acercó a la cabaña para ver que el exterior estaba perfectamente en orden, como si Voldemort nunca lo hubiera contaminado con su presencia.
Envalentonado, puso su mano sobre la puerta principal, tocando con nostalgia el pequeño emblema del ciervo que había tallado en el metal.
—Espera —reprendió una voz—. Te estás adelantando a los hechos.
James se estremeció y se giró para ver a un joven delgado con anteojos redondos con montura dorada. Al instante, James supo quién era. Desde la cicatriz en su frente hasta el parecido entre ellos y los ojos grises, James reconocería a su propio hijo en cualquier lugar.
—¿Harry? —susurró, asombrado.
Sus ojos recorrieron al joven con entusiasmo. Parecía tener unos dieciséis o diecisiete años y James estaba atónito por lo parecidos que eran. No era ajeno a las similitudes entre él y su hijo, pero era algo más ver a su pequeño ya crecido y luciendo inquietantemente parecido a James a esa edad.
Excepto por sus ojos, que eran los ojos de Regulus. Era perfecto, la mezcla perfecta de ambos.
Lo único que no reconocía ni en sí mismo ni en su marido era su sonrisa, tenía una especie de sonrisa extraña en su rostro pero aún así era encantadora.
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Prioridades -Jegulus
FanfictionDespués de meses de descuidar a su familia a favor de dedicar su vida a los aurores, James Potter se ve obligado a ver el error en su camino después de que tres espíritus lo visitan. [Un one-shot posguerra vagamente inspirado en Un cuento de Navidad...