Qué demonios podría hacer? Tenía varios vestidos nuevos, pero difícilmente Rivetti usaría algo que me perteneciera...
Sovieshu le quitó de los hombros el saco del Duque, e inmediatamente, la joven debutante fue cubierta por una capa blanca con flores celestes. Quién..?
Mis ojos encontraron los de la Emperatriz, que se había acercado sin que la viera.
—Aunque la elección del vestido haya sido adrede, creo que resaltar un poco no hará ningún mal. Después de todo, es el debut de Lady Rivetti, no es así?
Los nobles comenzaron a murmurar una vez más.
—Esa niña es la hija del traidor. Me alegra que ella apoye al imperio abiertamente. Incluso parece agradarle a Su Majestad la Emperatriz
—Si Su Majestad el Emperador lo dice, debe ser cierto.
Oh, ser un noble tontito y poco iluminado. Que relajante debía ser no pensar por uno mismo..!
Rivetti, completamente roja, sonrió a la Emperatriz radiantemente y la siguió como un cachorro cuando ésta la guió hacia su asiento.
Pasado el escándalo, aproveché para escabullirme a un rincón alejado. Ya no tenía ganas de socializar. La puerta hacia el jardín estaba abierta y la noche, aunque fría, tenía una temperatura agradable bajo la capa.
Uno de los rincones estaba lo suficientemente alejado de la luz que brotaba por la puerta como para estar en casi penumbra. Además, un retorcido sauce llorón evitaba miradas curiosas cubriendo la zona con sus ramas como si fuera una cortina. Era el lugar perfecto.
Una vez allí, y tras asegurarme de que realmente no había nadie que pudiera presenciar mis "malos modales", me dejé caer en un banco de madera ricamente tallado frente al tronco del árbol y suspiré ruidosamente.—Por qué el mundo conspira en mi contra? —Amagué a pasarme las manos por el rostro, pero el maquillaje de aquí no era a prueba de agua y no quería verme como un payaso. Ya había quedado como uno, muchas gracias.
—No diga eso, Vizcondesa, solo fue un pequeño contrat-
—Seguro fue el Duque Ergy. —Verdi miró a Delise con abierto horror. —No les parece extraño que vaya vestido con los mismos colores? —Ahora, la mujer mayor abrió la boca con reproche, pero arrugó el ceño y volteó hacia mí.
—Tal vez... —Desvió la mirada, como si no quisiera decirlo. Alcé las cejas instándola a hablar, así que tras morderse el labio por dentro, dijo por fin: —Y si está intentando mantener con vida el rumor de la biblioteca?
Así que las malas lenguas habían llegado a los aposentos de la mismísima Emperatriz. Qué divertido!
Pero la Vizcondesa y Delise tenían razón. Era una enorme posibilidad. Por como Ergy se había puesto del lado de Rivetti, lo más probable era que intentara plantar en la mente de los nobles que yo fui quien averiguó el color de su traje e hice el vestido adrede para ir a juego con él. Quería dejarme en ridículo haciéndome ver como una mujer lujuriosa sin respeto por el Emperador.
Sovieshu diciendo que Rivetti lo había hecho para demostrarme su apoyo solo sería creído por algunos. Los más perniciosos irían directo por mi yugular.
—No tenemos pruebas contundentes de que haya sido él. Deberé hablar con Antoinette sobre esto.
—Le enviaré un recado inmediatamente. —Dijo Verdi con solemnidad. Alcé la voz con exasperación.
—Ah, pero la catadora de amantes es un miembro respetadísimo de la sociedad! La Duquesa de Tuania puede tener un millón de amantes si lo desea, pero a mí me crean un solo escándalo y todo mi buen comportamiento se va al demonio!
ESTÁS LEYENDO
Ayuda! Reencarné en la Rata!
HumorMariana cumple su sueño de escaparse de Latinoamérica al casarse con el japonés que conquistó su corazón. Pero los cuentos de hadas no duran para siempre. Toda su vida da un giro cuando su matrimonio se desmorona por una tercera en discordia y termi...