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La caminata de Silco de regreso era tranquila, con el humo de su cigarro escapando lentamente entre sus labios mientras sus pensamientos navegaban por las posibilidades del nuevo acuerdo que acababa de cerrar. Las calles de Zaun estaban más silenciosas de lo habitual, algo que siempre lo mantenía alerta, pero el sonido de unos pasos ligeros le hizo fruncir el ceño.

Se detuvo en seco al ver una silueta salir de un callejón cercano, su figura alta apenas iluminada por la tenue luz de las farolas. La persona llevaba una capucha, cubriendo su rostro, pero el modo en que caminaba, con un aire despreocupado, le resultaba inconfundible.

—Lysander...—murmuró Silco, apretando la mandíbula.

La figura se bajó la capucha con un movimiento fluido, revelando una sonrisa socarrona en el rostro de Lysander, que tenía las manos ocultas detrás de su espalda.

—¡Bingo! —dijo Lysander, claramente satisfecho de haber sido reconocido. —Ahora, adivina qué tengo detrás de mi espalda.

Silco entrecerró los ojos, dejando escapar el humo con calma.

—¿Qué se supone que haces aquí? Te dije claramente que no me siguieras.

—Y yo te dije que nunca te dejo solo, cariño. Pero no te preocupes, no he intervenido en tu reunión. Soy solo un humilde espectador...con un regalo.

—No tengo ni idea de lo que traes, Lysander, ni siquiera sé si quiero saberlo.—respondió Silco, aunque su curiosidad empezaba a despertarse, solo esperaba que no fuera otro gato, aunque el cuchillo le había gustado...será?

Lysander dio un paso adelante, sacando lentamente las manos de detrás de su espalda, y de pronto extendió hacia Silco un ramo de gardenias.

Silco lo miró como si le hubiera ofrecido una bomba, pero luego su entrecejo se suavizó lentamente.

—¿Un ramo de flores?..—preguntó finalmente.

—Así es. ¿Qué opinas? ¿No es el gesto más romántico que has visto jamás en esta ciudad? —dijo Lysander con una sonrisa amplia, claramente encantado con su propia idea.

Silco suspiró, llevándose la mano al rostro y masajeando el puente de su nariz, su rostro ya se sentía caliente.

—¿Qué se supone que voy a hacer con esto? —su voz salió suave y un poco quebrada, se reprendió mentalmente por ser tan sentimental.

—Aceptarlo, por supuesto. No puedes rechazar un regalo tan considerado. Y, además, creo que te quedan bien las flores. Te suavizan la mirada.—añadió Lysander con un tono provocador mientras depositaba el ramo en las manos de Silco antes de que pudiera protestar.

Silco lo miró fijamente, intentando decidir si estaba nervioso por el regalo o divertido por la situación. Finalmente, dejó escapar un suspiro y guardó silencio mientras sostenía las flores con una expresión mezcla de fastidio y resignación claramente fingidos.

—Eres imposible.

Lysander se encogió de hombros, satisfecho consigo mismo.

—Pero te hago feliz, ¿verdad?

Silco no respondió, aunque la sonrisa en su rostro decía otra cosa. Y, mientras continuaban caminando, con Silco sosteniendo el ramo como si fuera una carga extraña debido a que nunca le habían regalado flores, Lysander no pudo evitar silbar alegremente, como si acabara de ganar la lotería mientras su brazo derecho estaba alrededor de los hombros de Silco, quien no podía dejar de mirar las flores y hasta había dejado caer el cigarro para agarrarlas con ambas manos.

...

Un pequeño dato.

En el lenguaje de las flores, regalar gardenias puede significar Amor Incondicional y no solo eso, sino también pueden simbolizar: Pureza, Admiración, Inocencia, Sutileza y Mérito artístico.

Aunque el significado exacto de las gardenias puede variar según la cultura.

RIVALS. |Silco x Male reader|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora