CAP 27

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Narra Zoe

Después de que Lucas me llevara al médico, Matteo me trajo mi comida favorita. Mis papás me llamaron y se preocuparon por mí; incluso dijeron que durarían un mes más por allá. Yo lloré y me molesté, pero después traté de entenderlo con ayuda de Lucas. Luego de eso, nos fuimos a dormir.

Estaba sintiendo unas manos recorrer todo mi cuerpo, y se sentía tan bien. Después sentí esas manos acariciando mis labios, delineándolos poco a poco. Abrí mis ojos y pude observar a Lucas. En ese momento comenzó un beso fogoso y lleno de pasión. Luego, él empezó a quitarse la ropa, y pude ver su dorso exquisito y excitante. Cuando estaba a punto de bajar su pantalón de pijama...

La habitación estaba oscura y tranquila, salvo por mi respiración acelerada. Me desperté de golpe, sintiéndome sofocada y con el corazón latiendo con fuerza. Mis mejillas ardían, y todo mi cuerpo estaba cubierto por una fina capa de sudor. Aún podía sentir la intensidad de aquel sueño, la forma en que las manos de Lucas recorrían cada parte de mí y cómo aquel beso me hacía estremecer.

— ¡Dios, Zoe! —murmuré para mí misma, llevándome las manos al rostro en un intento de calmarme.

Decidí levantarme para ir al baño y lavarme el rostro. Necesitaba enfriar mi cabeza. Pero en cuanto apoyé mi pierna, olvidando completamente mi lesión, un dolor punzante me recorrió, y antes de darme cuenta, caí al suelo con un fuerte golpe.

— ¡Ah! —solté un pequeño grito, maldiciendo mi torpeza.

Escuché unos pasos apresurados, y en cuestión de segundos, Lucas apareció en la puerta, con el rostro lleno de preocupación.

— ¿Zoe? ¿Qué pasó? —preguntó, corriendo hacia mí.

— Me caí… olvidé mi pierna —admití, sintiéndome como una completa idiota.

Lucas se inclinó rápidamente, sosteniéndome con cuidado para ayudarme a levantarme. Pero fue entonces cuando noté algo que me hizo olvidar el dolor por un instante: estaba en bóxers. Solo en bóxers.

Mis ojos recorrieron su torso desnudo, ese mismo que había imaginado tan vívidamente en mi sueño. Cada músculo parecía esculpido, y antes de darme cuenta, mi mirada había bajado un poco más de lo necesario.

Lucas se dio cuenta de inmediato.

— Zoe… —dijo con un tono que era una mezcla de confusión y diversión.

Me mordí el labio sin darme cuenta, todavía atrapada en mis pensamientos. Él carraspeó, lo que me sacó del trance, y levanté la mirada para encontrarme con sus ojos. Había algo en su expresión, algo que me decía que había notado el brillo en los míos.

— ¿Estás bien? —preguntó, aunque su tono era más suave, casi intrigado.

— Sí, sí… solo… solo me golpeé un poco. No es nada —mentí, intentando apartar la mirada de su cuerpo, pero sin mucho éxito.

Lucas me acomodó en la cama nuevamente, y mientras lo hacía, podía sentir su proximidad, el calor de su piel tan cerca de la mía. Cuando finalmente me recosté, él me cubrió con una manta y me miró con una ceja levantada.

— No vuelvas a intentar levantarte sola, ¿me oíste? —dijo, aunque había algo en su tono que era más ligero, casi divertido.

Lucas me miró por un momento más antes de apartarse para asegurarse de que estuviera cómoda. Sin embargo, cuando giró ligeramente, pareció notar algo. Bajó la vista y, de repente, su postura cambió por completo.

— Ah, demonios… —murmuró, su rostro pasando de la preocupación a una mezcla de vergüenza y consternación.

Lo seguí con la mirada, y fue entonces cuando noté que se estaba dando cuenta de su atuendo, o más bien de la falta de él. Lucas estaba en bóxers, nada más, y aunque su confianza usual parecía intacta, sus orejas se habían puesto levemente rojas.

— Esto… no lo planeé, ¿sabes? —dijo, pasando una mano por su nuca mientras trataba de mantener la compostura.

No pude evitar reírme, un poco nerviosa pero también divertida por su reacción.

— Tranquilo, no es nada que no haya visto antes —dije, casi en un susurro, aunque me arrepentí al instante de mis palabras.

Él alzó una ceja, esa expresión pícaramente arrogante que siempre lograba desconcertarme.

— ¿Ah, sí? —preguntó, inclinándose un poco hacia mí, lo suficiente como para hacerme olvidar mi respiración por un segundo—. ¿Y qué tal?

— ¡Lucas! —exclamé, golpeándolo suavemente en el brazo, aunque mis mejillas estaban ardiendo.

— Está bien, está bien, no digo más —rió, dando un paso atrás. Luego miró hacia la puerta—. Voy a buscar algo para cubrirme antes de que esto se vuelva aún más incómodo.

Lo vi salir del cuarto con esa actitud despreocupada que siempre tenía, pero no sin antes girarse para dedicarme una última sonrisa burlona.

— Por cierto… gracias por el cumplido, aunque haya sido implícito.

Me quedé ahí, en la cama, sintiéndome al mismo tiempo mortificada y divertida. Lucas tenía esa habilidad única de desarmarme, de hacerme olvidar todo con un simple comentario o una mirada.

Acomodé la manta sobre mis piernas, intentando calmar mi acelerado corazón, mientras me repetía una y otra vez que no debía dejar que esos pensamientos siguieran dominando mi mente, era mi primo no podía pensar así.

"Es solo Lucas", me dije a mí misma. Pero sabía que era mucho más complicado que eso.

3/3

¡El Sexy Hijos de Mis tíos! Donde viven las historias. Descúbrelo ahora