—¿Crees que esto sea una buena idea? —pregunté con nerviosismo, observando la puerta frente a nosotros mientras esperaba que se abriera—. Hace mucho que no hablo con ella... Podría malinterpretar lo que diga y todo saldría mal...
El sonido de la puerta abriéndose detrás de mí me interrumpió. Me giré rápidamente y me encontré con la figura de la madre de Kamui, cuya expresión de sorpresa era evidente.
—¿Sergio? —preguntó mientras salía de la casa. Una pequeña sonrisa se formó en sus labios al acercarse, pero su atención pronto se dirigió a Max. Lo examinó de arriba abajo antes de tomar su mano para un breve apretón—. ¿Y este chico tan apuesto?
—Soy Max, un gusto —respondió él con calma, devolviéndole el apretón de manera cortés—. Soy la nueva pareja de Sergio... —agregó con cuidado, evaluando su reacción. Para su alivio, la señora Kobayashi no mostró ninguna señal de incomodidad, solo una leve inclinación de la cabeza, como si estuviera procesando la información.
—Mucho gusto volver a verla, señora Kobayashi —intervine, mi voz temblando un poco. Sentía el peso de la situación sobre mis hombros, pero traté de mantenerme firme—. Yo... Quería hablar con usted sobre algo importante. Es sobre su hijo.
Ella frunció ligeramente el ceño, dirigiendo una mirada inquisitiva entre Max y yo, pero mantuvo su postura tranquila. Mi corazón latía con fuerza mientras esperaba su respuesta, sabiendo que este encuentro podía ser clave para recuperar a Yuki.
—Pasen, hablemos mejor adentro —dijo la señora Kobayashi antes de darse media vuelta y entrar en el interior de la casa.
Cada paso que daba dentro de aquel lugar me hacía sentir incómodo. Había pasado tanto tiempo desde la última vez que estuve ahí, y regresar, especialmente en estas circunstancias, se sentía extraño. Más aún con Max a mi lado. Nos sentamos en los sofás de la sala, y aunque intentaba mantenerme tranquilo, podía sentir su mirada fija sobre mí, esperando alguna explicación.
—Bueno, quería hablar sobre su hijo porque... hace una semana Kamui se llevó a Yuki de forma forzada —comencé, tratando de mantener la calma, pero mis nervios me traicionaban. Mi pierna temblaba frenéticamente, rebotando contra el suelo sin control.
Sentí la mano del rubio apoyarse sobre mi rodilla, un gesto firme y tranquilizador que me ayudó a recuperar un poco de compostura. Inspiré profundo y continué:
—Sé muy bien que Yuki no quería irse con su padre. Nunca le negué verlo, jamás hice algo para interponerme entre ellos. Fue Kamui quien, simplemente, dejó de visitarlo hace meses. Ahora regresa de la nada con la intención de obtener su custodia completa, y yo... sinceramente, no entiendo qué está pasando.
Hice una pausa, buscando las palabras adecuadas. Mi mirada se fijó en las manos entrelazadas frente a mí antes de atreverme a añadir:
—Lo siento por decir esto, pero Kamui nunca mostró un verdadero interés por Yuki. Siempre estuvo más enfocado en otras cosas, y que ahora insista en quedarse con él me hace mucho ruido.
Cuando finalmente levanté la mirada, pude ver la sorpresa en el rostro de la señora Kobayashi. Su expresión me dejó claro que no esperaba escuchar algo así, pero lejos de sentir alivio, su reacción solo intensificó mi ansiedad.
Ella se acomodó en el sofá, dejando escapar un pequeño suspiro antes de hablar.
—Es... difícil de procesar lo que me estás diciendo, Sergio. Kamui nunca ha sido un hombre sencillo, pero esta situación es más seria de lo que imaginé.
El tono de su voz no delataba incredulidad, sino una mezcla de preocupación y algo que no lograba descifrar del todo.
—Por favor, dígame que puede ayudarme —supliqué, incapaz de contener la urgencia en mi voz—. Yuki no está bien, señora Kobayashi. Está sufriendo, y no puedo quedarme de brazos cruzados.
Ella asintió lentamente, como si estuviera tratando de decidir sus próximos pasos.
—Déjame pensar en esto, Sergio. Necesito entender mejor la situación. Si lo que dices es cierto, Kamui tendrá que enfrentar las consecuencias de sus actos.
—¡Kamui tiene que estar en la puta cárcel! —La voz firme y furiosa de Max rompió el silencio de la sala, haciendo que mi corazón se detuviera por un momento. Mis ojos volaron hacia él, completamente alarmado por su declaración, pero sabía que tratar de detenerlo era inútil. él nunca se guardaba lo que pensaba, y menos cuando se trataba de proteger a alguien que amaba.
—Lo siento mucho por decir esto de su hijo, señora Kobayashi, pero yo vi a Yuki salir del maldito colegio con un moretón en el rostro. —Sus palabras hicieron que me tensara al instante. Nunca me había contado sobre ese detalle, y la culpa comenzó a arremolinarse en mi pecho. ¿Por qué no me lo había dicho antes?—. Si alguien trata así a su hijo, no merece tenerlo bajo su cuidado. Mucho menos merece ser llamado padre.
Max se inclinó ligeramente hacia adelante, su mirada cargada de determinación mientras continuaba:
—Por eso estamos aquí. Esperamos que nos ayude, porque Yuki merece estar en su casa , con quienes lo cuidan y lo aman, no en un lugar donde lo maltratan por cualquier cosa.
La señora Kobayashi se quedó en silencio, procesando cada palabra. Su expresión había cambiado; ahora, sus ojos mostraban una mezcla de incredulidad y pesar. No parecía ofendida, ni siquiera sorprendida, como si lo que Max acababa de decir confirmara algo que ella ya había sospechado.
—Max, por favor... —susurré, intentando calmar la intensidad de sus palabras, pero la señora Kobayashi levantó una mano para detenerme.
—No, Sergio, déjalo. Él tiene razón. —Su voz sonaba tranquila, pero había una dureza subyacente en su tono—. Si Kamui está haciendo eso, entonces no hay excusa para lo que está pasando.
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¡Yuki!
FanfictionEsta historia está narrada principalmente desde el punto de vista de Yuki, mostrando el impacto que puede provocar la separación de sus padres y la inesperada aparición de dos personas en su vida que, con el paso de los días, la transformarán por co...