La noche era perfecta, la brisa suave acariciaba la piel de Azul Turquesa.Ella se encontraba sentada en la tapia del mirador central con vista al mar, dispuesta a fumar un cigarrillo, bien merecido, descansando después de un día arduo de trabajo.
No había nadie más en esa zona, lo que lo hacía más hermoso disfrutar del silencio y el sonido que emanaba el mar.
En un instante dado, una mano con un movimiento elegante y en seco, le quita el cigarrillo arrojándolo al vacío.
- ¿Desde cuando fumas Turquesa?
Cuando ella gira su rostro, lo tenía ahí a su lado, casi podía sentir su respiración.
Se trataba de Becker, un hombre de ensueño que a Turquesa le gustaba desde que eran unos niños, pero jamás se lo hizo saber, ni siquiera a su prima Edel, a quien tenían en común.
Sus miradas se encuentran sosteniéndose fijamente. Una emoción profunda se despierta en los dos, al sentirse penetrados intensamente de manera visual, que por supuesto, tratan de disimular lo mejor que pueden, para que no sea notable ni un destello al exterior.
- Ya, ven, que te vas a caer ¿Acaso eres una suicida?
- ¿Y a tí que te importa? Déjame en paz, piérdete. - Esa era su forma de disimular, que en realidad se moría de ganas por besarlo, aunque si fuera por ella, no quisiera nunca más, tener que verlo.
No soportaba el deseo intenso que la consumía por dentro, Becker para ella no estaba dentro de sus posibilidades, más allá de que no era un imposible, para ella sí, por el hecho de que si las cosas salían mal entre los dos, tenía que compartir de por vida muchas cosas.
Las relaciones de Turquesa eran todas pasajeras, porque ella amaba su libertad y lo que menos quería, era tener que involucrarse con alguien como Becker, a quien tendría que ver siempre en cumpleaños, reuniones familiares, etc.
En esos dos años, que hacía que había regresado a la ciudad, ese era su trato, distante o chocante.
Quería evitar a toda costa, que él se de cuenta de su atracción, porque era obvio que este sí, en algún momento dio a notar sus ganas de estar con ella.
- No es que me interese, solo que odio los velorios, por lo tanto, si te caes por el acantilado, voy a tener que ir a darle el pésame a mis tíos y a nuestra querida prima. - Prefiere mentirle y evadir lo que en verdad siente por ella.
- Pues es muy fácil, hazte el enfermo y no vayas, ahora vete por donde viniste, quiero estar sola.
- Sí, claro.. - Becker hace de cuenta que se aleja, para que ella baje la guardia, luego la toma con ambos brazos rodeándola por la cintura y de un solo movimiento, la hace quedar de pie, del lado seguro de la tapia.
Ambos al tacto quedan profundamente agitados muy cerca, sintiendo la respiración del otro por un instante, la mirada intensa de él la deja sin aliento.
- ¿Pero qué es lo que haces idiota? No me iba a caer. - Dice ella aún más enojada.
Becker se muerde el labio inferior, le levanta la barbilla, el deseo se acumula en su interior una vez más, cuando está a punto de besarla, ella le corre la cara.
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Intenso
RomanceBecker y Azul Turquesa se sienten atraídos mutuamente, pero ninguno quiere perder su libertad, si es por él solamente sería una relación física, en cambio ella directamente no quiere nada, teme que las cosas no salgan bien y tener que verlo de por v...