14 You belong with me

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Ocho años atrás

Estaba esperando ansiosa a que mi padre regresara a casa. Había estado trabajando hacía unas dos horas, y cuando había llegado me había puesto a hacerle la cena a John B y a recoger toda la casa.

Tenía un mensaje de Mia, mi compañera de trabajo con la cual había hablado algunas veces y había coincidido en una de las pocas oportunidades que había tenido para salir de fiesta sin tener que ocuparme de nadie o nada.

John B hacía media hora que se había ido a su cuarto, al día siguiente tenía clase, y yo esperaba poder salir aquella noche. Algunos pogues habían decidido montar una fiesta en la playa, y después de haber estado tres semanas trabajando mañana y tarde, sentía que me merecía un pequeño descanso, por lo menos hasta el día siguiente.

Escuché como las llaves de la puerta principal giraban y después unos pasos entrando al salón, mi padre había llegado. Me recogí mi pelo rizado y largo en una coleta alta, y tiré hacia abajo de aquella minifalda, para tapar un poco mis muslos.

Salí de mi cuarto y con delicadeza me acerqué hacia donde se encontraba mi padre. Tenía su melena morena recogida en un pequeño moño, sus gafas se le habían bajado hasta el puente de la nariz, y tenía ese aire despreocupado de siempre.

- Papá - hablé con timidez.

- Oh, Brooklyn - me sonrió -. ¿Qué tal el día?

- Bien, he trabajado en los dos bares hoy también - solté un supiró -. Y ya he acostado a John B.

Él asintió con la cabeza sonriéndome, pero no dijo nada más. Ni tan siquiera un gracias.

Mi móvil comenzó a vibrar en mi mano y yo agaché mi mirada con disimulo hasta él. Era Mía, probablemente preguntándome cómo iba.

- Papá - él enarcó una ceja sin girarse hacia mí—. Verás, algunos amigos míos han quedado esta noche, y, bueno, me preguntaba si yo podía salir un rato con ellos.

- ¿Salir? ¿Ahora?

- Sí, bueno, es en la playa - expliqué.

- Pero, no puedes irte toda la noche, Brooklyn - negó con la cabeza -. Y, ¿si tu hermano necesita tu ayuda para algo?

- Está dormido.

- ¿Y si se despierta?

- No está solo, estás tú en casa - mi ceño se frunció.

- Pero, yo no sé qué hacer - me miró directamente.

Aquello era lo que pasaba a menudo. Yo pedía quedar con mis amigos, salir de la rutina que no fuera trabajo, estudiar y hacer de madre de dos niños, y mi padre siempre me explicaba que si yo me iba él no sabría qué hacer.

AMOR EN LA MAREA ALTA || Rafe CameronDonde viven las historias. Descúbrelo ahora