capítulo 28

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Jungkook seguía enfurecido mientras caminaban por el pasillo. Su respiración era pesada y su mirada parecía capaz de perforar paredes. Jimin, preocupado, sujetó su mano con firmeza y lo jaló suavemente hacia un salón vacío cercano.

—Ven conmigo —dijo en un tono bajo pero decidido, cerrando la puerta tras ellos y bloqueándola para asegurarse de que nadie los interrumpiera.

El ambiente en el salón estaba cargado de tensión. Jungkook caminaba de un lado a otro, su mandíbula apretada y los puños cerrados mientras intentaba contener su enojo. Jimin, preocupado por verlo así, se acercó lentamente, sus pasos resonando en la habitación vacía.

—Amor, necesitas calmarte —dijo Jimin con suavidad, colocándose frente a él.

Jungkook se detuvo, levantando la mirada hacia Jimin. Sus ojos, normalmente dulces y cálidos, estaban ahora encendidos por una furia contenida.

—Ese maldito... —murmuró entre dientes, sus manos apretándose aún más. —¿Cómo se atrevió?

Sin responder, Jimin extendió sus manos y sujetó suavemente el rostro de Jungkook, obligándolo a mirarlo. Sus ojos buscaban los de su novio con una mezcla de ternura y firmeza. Lentamente, Jimin acercó su frente a la de Jungkook, un gesto íntimo que lo obligó a detenerse y respirar.

El aliento frenético de Jungkook era lo único que rompía el silencio.

—Mírame, Kook —susurró Jimin, su voz calmada, como un bálsamo para el fuego en el pecho de Jungkook

—Jimin, déjame regresar con ese maldito… —espetó Jungkook, pero Jimin colocó sus manos en su pecho, obligándolo a detenerse.

—Amor, escúchame. Necesitas calmarte —dijo Jimin con voz suave, aunque su mirada reflejaba determinación.

Jungkook apartó la mirada, su mandíbula tensa mientras respiraba con dificultad. Jimin dio un paso más cerca, sin dejarle escapatoria.
—Kookie… mírame —pidió con ternura.

Finalmente, Jungkook bajó la mirada hacia él, y lo que encontró en esos ojos fue suficiente para hacer tambalear su enojo. Jimin colocó sus manos en los hombros de Jungkook, pero antes de que pudiera hablar, Jungkook levantó su mano y pasó su pulgar por los labios de Jimin, limpiándolos con delicadeza.

—Él no tenía derecho a hacer eso… a tocarte —murmuró Jungkook, su voz aún cargada de enojo, pero el gesto en sí fue sorprendentemente delicado.

—Lo sé, amor, lo sé. Pero ahora estás conmigo, ¿sí? —respondió Jimin con una sonrisa suave.

La barrera de autocontrol de Jungkook se rompió en ese instante. Sin decir nada más, lo atrajo hacia sí tomándolo de la cintura con fuerza, atrapando sus labios en un beso que era todo menos delicado. Sus labios se encontraron en un beso profundo, cargado de todo lo que sentía: la ira, la frustración, pero sobre todo el amor y la necesidad de protegerlo.

El beso se intensificó rápidamente, los labios de Jungkook moviéndose con hambre contra los de Jimin. El beso fue intenso desde el principio. Jungkook inclinó la cabeza, profundizando el contacto mientras su lengua se deslizaba entre los labios de Jimin. Este correspondió con igual pasión, y pronto sus lenguas comenzaron a danzar en un duelo por el control. Jungkook mordió suavemente el labio inferior de Jimin, arrancándole un pequeño gemido que solo lo hizo querer más. Sus manos subieron por la espalda de este, aferrándose con fuerza mientras lo mantenía aún más cerca. Entre suspiros y gemidos ahogados, Jungkook se separó brevemente solo para murmurar con una voz baja y posesiva

—Eres mío… mío—murmuró Jungkook contra sus labios antes de devorarlos nuevamente, como si estuviera marcando territorio.

Mío...

VENOM EN EL ALMA | KOOKMIN Donde viven las historias. Descúbrelo ahora