Pasaba varias veces cada verano. Una tormenta a sobre el Atlántico, a cientos de kilométros, se dejaba notar en las marismas. Si te habías criado en los Outer Banks, lo sabías. Estuvieras donde estuvieras, la oías. Y, tuvieras los planes que tuvieras ese día, lo dejabas todo. Pasara lo que pasara.
Noté como unos leves balanceos me movían de un lado a otro. Dejé escapar un gemido y me di la vuelta evitando que lo que fuera que me estuviera despertando parara de hacerlo.
- Ey, nena - oí como Rafe me susurruba al oído -. Vamos, despierta.
- Dejáme - me tapé la cara con el almohadón.
Escuché la risa de Rafe, y después noté como la cama se hundía para después volver a su forma. Se había levantado y ahora caminaba por la habitación.
- Bien, supongo que entonces eso signifca que no quieres ver esas olas tan grandes que ocurren cada verano - canturreó.
Abrí mis ojos de inmediato, y me incorporé de golpe haciendo que la habitación me diera vueltas por unos segundos. Vi como el moreno sonrió de forma ladina, para luego agacharse hasta quedar a mi altura y dejar un beso en mis labios, mientras con su mano acariciaba mi barriga de manera sutil.
- Buenos días, preciosa - habló a centímetros de mi.
Le sonreí y volví a juntar nuestros labios. Aquel era mi día favorito desde que era una niña. Ese día se formaban las olas más grandes de todo el verano, por lo que la gente iba a la playa a surfearlas, entre ellas, por supuesto, estaba yo.
Me incorporé y andé, junto a Rafe, hasta la cocina. Miré al exterior a través del gran ventanal y vi la playa, la cual estaba a tan solo unos minutos.
- ¿Vas a surfear? - habló detrás de mi.
- No sé - levanté los hombros con una mueca.
Rafe sabía lo mucho que me gustaba hacerlo. Siempre había sido mi cosa favorita en el mundo, bueno, hasta que llegó él.
Aprendí a surfear cuando tenía seis años por mi propia cuenta. Vivía en el chateau, por lo que la playa no quedaba muy lejos. Todas las tardes veía a gente surfear aquellas olas que ahora me parecen una tontería, con la boca abierta. Así que un día decidí que yo también quería hacerlo. Cogí la primera tabla que vi en mi casa y me dirigí a la playa.
Me pasé días y semanas practicando una y otra vez, y aún me acuerdo la felicidad que sentí cuando mantuve el equilibrio por primera vez. Mi hermano corrió desde la orilla para abrazarme con entusiasmo.
- Puedes intentarlo - se acercó Rafe sacándome del trance -. Yo estaré cerca por si me necesitas.
Le sonreí y asentí con la cabeza, para luego echar una mirada a mi tabla de surf, la cual estaba apoyada en una de las paredes del salón. Era amarilla, con una enorme flor rosa dibujada en el centro. Estaba desgastada, y descolorida por los rayos del sol. Mi hermano había sido quien me la había regalado ocho años atrás.
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AMOR EN LA MAREA ALTA || Rafe Cameron
FanfictionBrooklyn se ha separado de sus hermanos y sus amigos, ha dejado CASI toda su vida atrás como Pogue para estar con el chico al que quiere, Rafe. Donde Brooklyn lucha por juntar las dos vidas que quiere o donde Rafe intenta dejar a un lado su resen...