26 - ¿El fin justifica los medios?

                                    

                                          
La Técnica Maldita Inversa, una habilidad rara y exclusiva en el mundo de Jujutsu Kaisen.
El proceso de convertir la energía negativa en energía positiva es simple en teoría.
Un negativo multiplicado por otro negativo crea un positivo. Eso debería significar que debería ser capaz de multiplicar mi energía maldita por sí misma para crear energía maldita invertida.
Lamentablemente, no fue tan sencillo.
La Energía Maldita Invertida, o RCT, se utiliza principalmente para curarse a uno mismo o a otro. Esto último es mucho más difícil de hacer, teniendo en cuenta que solo tres personajes podrían hacerlo en JJK.
Esos son Shoko, Yuta y Sukuna. Ni siquiera el hechicero más fuerte de la era moderna, Gojo Satoru, podría curar a alguien más con su RCA.
El ECR es capaz de curar heridas grandes, efectos venenosos o incluso curar la espalda de una extremidad perdida entera. Por lo tanto, tener el RCT en tu arsenal es una gran bendición.
También hubo otro efecto extra del ECA además de la curación.
Esa es la capacidad de alimentar la técnica maldita de uno con energía positiva para crear su inversión. Red es un buen ejemplo.
La única advertencia de la ECR es su formidable complejidad. Es increíblemente difícil de usar y entender, un desafío que solo un puñado de hechiceros de jujutsu en JJK han logrado superar. Esos hechiceros eran genios o extremadamente talentosos en jujutsu.
El techo de habilidades en esta técnica estaba prácticamente entre las estrellas, teniendo en cuenta que no he entendido cómo usarla en los últimos seis años. Ni siquiera el impulso de la comprensión de CE que me fue otorgado por un Black Flash me ayudó a acercarme a comprender el núcleo de la energía maldita.
"Realmente espero no tener que casi matarme como a Gojo para entender RCT. Incluso entonces, dudo que sea una habilidad garantizada para aprender cuando estoy sangrando".
De pie en la parte superior de la azotea de un antiguo edificio con mi uniforme de jujutsu, me apoyé contra el hormigón arenoso, dejando que el aire fresco de la noche me inundara. Ante mí se extendía la ciudad de Osaka, su horizonte salpicado por una mezcla de elegantes torres de vidrio y estructuras de ladrillo envejecido, cada una contando su propia historia.
Los coches corrían a lo largo de las avenidas, sus faros pasaban como estrellas fugaces contra la oscuridad. Podía escuchar los ecos distantes de la risa y la conversación, indicios de vida tejidos en el tejido de la noche. Los aromas de la comida callejera se ondearon, provocando mis sentidos con la promesa de aventura y indulgencia.
"Ahí está".
Miré a un estudiante solo con el pelo negro y despeinado. Tenía un parecido sorprendente con Izuku que uno no sería negligente al asumir que Hasashi engañó a Inko. Estaba vestido con un uniforme escolar de aspecto caro mientras caminaba por la calle solita hacia su casa.
"Hola, Saito", murmuré mientras mis tatuajes negros cobran vida. Cepillándome el pelo hacia atrás, sonreía al estudiante desprevenido. "Ya era hora de que aparecieras".
Levanté las manos, los dedos extendidos, colocando uno frente al otro mientras mis pulgares se enganchaban entre sí.
"Nue".
x x x
[Punto de vista general]
"Sí, mamá. Estoy bien. Solo un poco cansado", dijo Saito mientras hablaba por teléfono. "Debería estar en casa en unos minutos, ¿vale? Muy bien, nos vemos pronto".