Capítulo 7: La Mentira que Teje el Destino

                                    

                                          

El sol brillaba intensamente sobre el puerto, y el viento salino mecía las velas de los barcos que descansaban en la costa. El ajetreo de la ciudad seguía su curso, ajeno a lo que se cocía en las sombras. Habían pasado varios días desde que había hablado por primera vez con los Sombreros de Paja. A pesar de su naturaleza despreocupada y su actitud relajada, algo había cambiado en mí. Había algo en ellos que no podía entender completamente, pero la misión seguía siendo clara.
Debía acabar con Zoro. Pero a medida que pasaban los días, comencé a preguntarme si realmente quería seguir adelante con el plan que me había sido impuesto. No obstante, los fantasmas de la Marina siempre estaban presentes en mi mente. Mi lealtad estaba, de alguna manera, atrapada entre la moral que me habían enseñado y la realidad que vivía cada día junto a ellos.
Las noches en la taberna se alargaban, y mis conversaciones con los Sombreros de Paja, aunque en principio desinteresadas, comenzaron a volverse más profundas. Luffy seguía mostrando una confianza ciega en todo lo que le rodeaba, y Zoro, siempre en su mundo, parecía dispuesto a enfrentar cualquier desafío con calma, sin dudar de sí mismo. No eran simples piratas; eran individuos con un propósito más grande. Y yo, Koby, el chico que había sido criado para defender la justicia, estaba a punto de tomar una decisión que cambiaría mi vida.
Una tarde, mientras descansaba junto a ellos, sentí la presión de la misión volverse insoportable. Los rumores decían que Zoro era el más fuerte de la tripulación, un espadachín legendario capaz de enfrentarse a cualquier enemigo. Pero también había algo en su espíritu que me hacía dudar. ¿Era este el hombre que debía eliminar? ¿O era un hombre como yo, con sueños, con debilidades ocultas bajo una fachada de hierro?
Decidí que necesitaba más tiempo para observar. No podía cometer el error de actuar precipitadamente. Necesitaba aprender de ellos, conocer sus puntos débiles, sus hábitos, sus temores. Así que ideé un plan. Uno que me permitiría estar cerca de ellos, ganar su confianza, y al mismo tiempo, obtener la información que necesitaba. Durante el siguiente mes, actuaría como un aliado más, como uno de ellos, para obtener todo lo que necesitaba saber.
No podía revelar mis intenciones, por supuesto. La mentira debía ser perfecta. Nadie debía sospechar que mi lealtad estaba dividida. No podía permitir que nadie, especialmente Zoro, descubriera mi verdadero propósito. Así que comencé a actuar con más convicción, participando en sus entrenamientos, en sus discusiones, y, sobre todo, ganando su confianza.
Al principio, todo parecía sencillo. Zoro y los demás no dudaron en aceptarme en sus actividades cotidianas. Sanji me invitó a entrenar junto a ellos, enseñándome técnicas de combate cuerpo a cuerpo que, aunque básicas, me ayudaban a mantener la apariencia de ser un aliado de peso. Luffy, siempre el líder, confiaba en que podría ser útil en alguna batalla futura. Incluso Nami, que en un principio había desconfiado de mí, empezó a abrirse, mostrándome los mapas que usaba para navegar por los mares y explicándome sus planes.
Cada día, observaba más detenidamente. Zoro pasaba la mayor parte de su tiempo entrenando, y a menudo se aislaba del grupo para practicar con sus espadas. Era fuerte, mucho más de lo que había imaginado, pero había algo en su estilo que mostraba que, aunque era hábil, su verdadera debilidad estaba en su exceso de confianza. Sabía que su orgullo como espadachín podía jugar en su contra si alguien lograba superarlo por astucia o por la sorpresa.
Luffy, por su parte, era impredecible. Su habilidad para motivar y su liderazgo eran innegables, pero su obsesión por la aventura a menudo lo hacía vulnerable. Aunque rara vez lo admitía, Luffy era un líder que se dejaba llevar por la emoción, sin pensar en las consecuencias. En situaciones de alto riesgo, podría ser difícil prever su reacción, lo que lo hacía tanto una ventaja como una debilidad.