Las siguientes horas pasaron como un borrón en mi memoria. Apenas recordaba la charla rápida con Samantha, el abrazo de Melissa, a Ulises saliendo de mi casa renuente a dejarme, a David teniéndolo como apoyo.
El texto de Uli diciéndome que llegaría tarde al funeral debido a que Estrella quería verlo y él quería dejarle en claro que su relación ya había terminó.
No tuve cabeza alguna para hablar con David acerca de lo que había pasado el fin de semana.
Me prometí a mi misma hacerlo pronto.Todos aquellos momentos increíblemente felices se sentían tan lejanos a pesar de haber sucedido no hacía más de unas horas. Tomé una ducha helada, permitiendo que las lágrimas corrieran libremente por mi rostro. Me enfundé un vestido negro y mis viejas botas de combate antes de cepillar mi cabello y salir de mi habitación sin siquiera mirarme al espejo.
No había tiempo para la vanidad. No había tiempo para nada más que para el hecho de que había perdido a mi mamá repentinamente. Me obligué a mantenerme serena mientras veía a mi tía peinar su cabello frente al tocador de la habitación de huéspedes, era la única familia que tenía ahora. La mañana acababa de caer en su esplendor y no tenía hambre. No tenía sueño.No podía hacer otra cosa más que pensar en mi mamá .
La casa se sentía tan vacía. Tan diferente.
—¿Estás lista? —la voz de mi tía tembló mientras se volvía hacia mí.
—Si —mi voz sonó ronca y sonrío en mi dirección.
Mi mirada se desenfocó, una vez más, por el cansancio y me obligué a parpadear varias veces, para enfocar mi visión una vez más.
Mi cuerpo necesitaba el descanso que mi mente no podía proporcionarle en ese momento. Dudaba poder tener una noche tranquila pronto así que me obligué a avanzar por el pasillo hasta que llegamos a la calle.
David nos esperaba en su auto. Salió y nos abrió la puerta para entrar al auto. Mi tía iba en el asiento del copiloto y yo en el trasero.
Él iba vestido de negro en su totalidad, haciendo que su piel pálida luciera aún más mortecina.
Nadie habló de camino a la funeraria. No había nada que decir.
Las siguientes horas fueron un ir y venir por toda la sala donde velaríamos a mi mamá. Gente entraba dándonos el pésame a mi tía y a mí y yo estaba harta de tener que poner mi mejor cara cuando lo único que quería hacer era acurrucarme sobre el sarcófago donde yacían los restos de mi mamá y llorar.Melissa y Samantha aparecieron por la puerta y fueron los únicos rostros que agradecí ver.
Melissa no dijo nada, se limitó a abrazarme con fuerza y el nudo de mi garganta casi me vence.
Casi me hace echarme a llorar, pero me obligué a mantenerme serena.Samantha me regaló una sonrisa triste y me envolvió entre sus brazos protectores.
—No puedo prometerte que todo estará bien, cielo. Pero estaremos aquí para ustedes siempre que las cosas se vuelvan oscuras —susurró a mi oído. El nudo de mi garganta acrecentó y sentí mis ojos llenándose de lágrimas.
—G-Gracias —susurré con la voz entrecortada
—Lamento no haber ido en todo éste tiempo.
—No te disculpes por eso, Nicole. Entendíamos a la perfección. Ulises dijo que vendría en un rato más, ¿estás bien con eso? —me escrutó con la mirada, buscando rastro de inseguridad.
Una sonrisa triste me asaltó. —Estoy bien con eso —dije, cuando lo único que quería era ver a Ulises y fundirme en sus brazos.
Al cabo de una hora, me había sentado en una banca. David estaba sentado a mi lado, sin decir una palabra.
Su silencio me reconfortaba. No intentaba infundirme y lo agradecía.
Mi teléfono comenzó a vibrar en el bolsillo de mi chaqueta y lo saqué. El nombre de Melissa brillaba en la pantalla y leí su mensaje:
"Uli acaba de enviarme un texto. Estará aquí en cinco minutos. Me lo ha contado, supongo que no es el momento, pero me da gusto que estén juntos de nuevo."Reprimí una sonrisa triste y tecleé:
"Aún no he hablado con David. Debo hacerlo pero... Ahora no es el momento.
¿Puedes venir a hacerle compañía?, necesito estar a solas con Uli un momento. Lo
necesito."Dos segundos después, Melissa se acercó a mí y sonrió amablemente hacia nosotros. —¿Me presentas a tu amigo? —me dijo en voz baja.
Miré a David y dije—Él es David, ella es Melissa hermana de Ulises.
—La conozco —masculló David—. Es la chica que le rompió el corazón a mi hermano en séptimo grado.
—¡Dios mío!, ¡Él era un dolor en el trasero y yo sólo tenía doce años!, no puedes culparme por ser idiota a los doce años —se defendió ella, frunciendo el ceño.
—Iré al baño, ahora vuelvo. —me levanté rápidamente y Melissa ocupó mi lugar mientras se enfrascaba en una discusión con David acerca del corazón de su hermano.
Salí del edificio y tomé una bocanada de aire helado. Sintiéndome aliviada por un segundo.
No me había dado cuenta de cuánto necesitaba estar un momento a solas, lejos de los "lo siento mucho" y los "está en un lugar mejor".
Me senté en una banca unos pasos alejada de la puerta principal y cerré mis ojos. Concentrándome en el sonido del viento y los autos que pasaban por la avenida.
—Vas a romper la falda de tu vestido si no dejas de hacer eso —la voz ronca y arrastrada de Uli
me hizo abrir los ojos de golpe.Se encontraba sentado junto a mí. Sus ojos estaban fijos al frente e iba completamente vestido de negro. Sentí el alivio apoderándose de mi pecho y miré mis manos, que estaban tirando de un hilo suelto en la falda de mi vestido. —¿Y eso supone un problema para ti? —susurre.
—Si por mí fuera, y las circunstancias fueran diferentes, me deshacía de ese vestido y te dejaría desnuda entre mis brazos —bromeó y no pude evitar sonreír.
—Gracias a Dios que estás aquí —susurré, cerrando los ojos, sonriendo honestamente por primera vez en todo el día.
Sentí su mano helada colocarse sobre la mía y me giré para mirarlo. —¿Cómo lo estás llevando? —noté la preocupación en su mirada.
Me encogí de hombros, incapaz de hablar. Sus labios encontraron la piel de mi mano y me miró con ansiedad. —Hablé con Estrella. Se lo tomó muy mal, debo agregar.
Mi corazón dio un vuelco de mi pecho y sentí un atisbo de felicidad invadiéndome. —Y-Yo no he hablado con David. —me sinceré.—aunque no somos nada, pero siento que debo ser yo quien le diga esto.
—Lo sé. Y no hay prisa. No con todo lo que está pasando ahora. Puedo esperar por ti el tiempo que sea necesario.
—Quiero hacerlo lo más pronto posible, sólo...
—Está bien —me cortó—, te amo y me amas. Y con eso basta. Ya habrá tiempo de gritarlo al mundo. No te preocupes por eso ahora.
Acerqué mi rostro al suyo y lo besé con suavidad. Él correspondió mi gesto, colocando sus manos heladas en mis mejillas.
—No tienes idea de cuánto necesitaba besarte —susurré, uniendo mi frente a la suya, con los ojos cerrados.
—Y tengo muchos más besos que darte, cariño
—susurró y deposité un beso corto en sus labios.—¿Listo para ser fuerte por mí? —dije con la voz temblorosa por las lágrimas contenidas.
—Más listo que nunca —sonrió y tomó mi mano, ayudándome a ponerme de pie.
Ulises hacía más fácil mi existencia. Él lo era todo para mí.
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Aunque Puedas Verme #2 ©
RomanceParte 2: es necesario leer la primera parte "Aunque no pueda verte" para entender esta historia, gracias. ❤️ •••••••••••••••••••••••••••••••••••••••••