MARATÓN 1/3: 16-No quiero seguir con esto

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*Iris*

Mi respiración empezó a fallar, sentía como el aire no me entraba y miraba la cama vacía sin mi hermana mientras mis ojos se aguaban.

-Pe...pe...pe..¡ALICE!-Grité saliendo de la habitación lo más rápido que pude-¡ALICE!-volví a gritar andando por el pasillo, hasta que vi a Víctor aparecer-¿¡Dónde está Alice?! ¿¡Dónde?!-le grité a él ya llorando y empezando a golpear su pecho, me había prometido que si pasaba algo me llamaría y no lo había hecho.

-Calmate Iris-me pidió sujetando mis brazos para que dejase de pegarle.

-¿¡Qué me calme?! ¿¡Dónde está mi hermana?!-le grité con rabia.

-Le estan haciendo un análisis nuevo, Cálmate no pasa nada-me dijo y por fin mi respiración volvió en sí de nuevo al escuchar que ella estaba bien, o al menos seguía estando.

Rompí a llorar abrazándome a él y el acarició mi espalda consolandome.

-Me he asustado mucho cuando he visto...la...la cama...vacía...-acabé como pude entre sollozos y él asintió acariciando mi pelo.

-Tranquila, te dije que la iba a cuidar, mi turno acabó hace una hora y sigo aquí porque te estaba esperando ¿vale? Tranquila-me dijo secando mis lágrimas mientras acunaba mi cara entre sus manos y yo asentí intentando calmar mi respiración agitada.

Sus ojos pasaron a mis labios y rápidamente de forma disimulada me aparté un poco de él secando mis lágrimas. El se dió cuenta del gesto no era tonto.

-Podemos esperarla en la habitación-me dijo señalandome la puerta y yo asentí. Ambos entramos dentro y nos sentamos en los sillones que había-¿Has dormido bien?-preguntó.

Mis ojos se dirigieron a los suyos, pero mi mente viajó hasta esta mañana cuando me había despertado abrazada a mi Pablo, él no me había dejado sola en ningún momento.

Asentí y Víctor sonrió satisfecho.

-Deberías hacerlo más a menudo-me dijo y yo fruncí el ceño.

-¿El qué?-le pregunté.

-Dormir en casa, todo esto te va a pasar factura en algún momento, aún eres joven pero los hospitales...pasan mucha factura-me dijo y yo tragué saliva.

-Pronto Alice se curará, encontraremos un donante y se curará y nos iremos de aquí-le dije y el asintió.

-Espero que sea pronto eso, quiero que las dos estéis bien-me dijo y yo asentí cerrando un poco mis ojos más relajada.

Alice tardó bastante rato en aparecer y el enfermero que la trajo le dio los resultados a victor mientras yo me acercaba a mi hermana poniéndome la mascarilla.

-¿Cómo estás?-le pregunté, se veía mejor que estos días anteriores.

-Un poco mejor, he dormido bien-me dijo acostandose en su cama cerrando los ojos aún cansada y yo la arropé con mucho cuidado.

Acerqué mi sillón a su cama y empecé a dejar caricias en su pelo para que se durmiese, se veía tan vulnerable.

-Los resultados están mejor que los de estos días atrás, pero aún así es importante que no se salte ninguna comida para controlar la anemia y también conseguir algo que la estimule, no es bueno que duerma todo el día, ¿vale?-me dijo y yo asentí-dejala descansar unas horas más, y después intenta encontrar algo que la pueda animar-me dijo y yo asentí mirando a mi hermana.

-Gracias Victor-le dije sabiendo que había estado más horas para quedarse al pendiente de todo, como siempre hacia.

-No es nada, siempre estaré para ti-me dijo y yo lo miré-para vosotras quiero decir-corrigió y yo asentí.

El se fue y yo me quedé al pendiente de Alice toda la mañana, necesitaba algo que la estimulase y no sabía que podía ser, Alice había perdido el interés de muchas cosas en estos últimos meses.

Cerré un poco los ojos pensando algo que se me ocurriese, y mi teléfono sonó en mi bolso sacándome un poco de mis pensamientos.

Pablo me había mandado un mensaje para preguntarme que tal seguía Alice y yo le puse que estaba durmiendo y que estaba bien por ahora.

Ni siquiera había hablado con él de que le pasaba a mi hermana, ¿debía hacerlo? Al final...nuestra relación era muy distinta a lo que él podría imaginar.

Yo no era psicologa, era periodista y...me estaba aprovechando de él de forma indirecta para hacerme un nombre. Le estaba engañando y cada vez esa mentira me pesaba más sobre los hombros.

Le estaba cogiendo muchísimo cariño al sevillano, era un niño bueno con un carácter que me atraia mucho y por nada del mundo quería hacerle daño.

Pero se lo estaba haciendo, y mucho.

Aproveché que Alice dormía y salí fuera al pasillo a hacer una llamada, no sabía si estaba haciendo lo correcto pero era lo que él corazón me pedía que hiciese.

Marqué el teléfono de Santi, mi profesor de la universidad y él me cogió a los tres tonos.

-Iris, ¿va todo bien?-me preguntó y yo tragué saliva.

-No quiero seguir con esto, no quiero seguir haciendo el documental y no quiero seguir engañando a Gavi-le dije y escuché como el suspiró en la otra línea.

-Iris...no estás hablando en serio, es una gran oportunidad para ti créeme-me dijo y yo suspiré casi temblando.

-No quiero-repetí-no quiero esa oportunidad no la quiero-me sinceré con la voz entrecortada, pero a diferencia de la mía su voz sonó firme.

-Has firmado un contrato no es tan fácil como decir tienes un capricho y te vas, el incumplimiento de contrato tiene una cláusulas millonarias si abandonas el proyecto, estarás endeudada para toda tu vida, ¿Quieres eso?-me preguntó serio y yo cerré mis ojos con fuerza llena de rabia.

Esto no había quien lo parase...

(CONTINUARÁ....)

En Secreto-PABLO GAVIDonde viven las historias. Descúbrelo ahora