57

                                    

                                          
Cerré el libro tratando de conciliar el sueño, pero no podía, no lograba dejar de pensar en todo lo que me estaba pasando.
—Buenos días. —mi abuela entró— ¿Cómo te encuentras? 
—Bien. —le sonreí 
Me entregó las pastas y me tomó el pulso, ella había estudiado medicina y era una doctora muy famosa aquí. 
—El jovencito del hospital se veía preocupado por ti. —me dijo dándome aquella mirada curiosa 
—Todos lo estaban. 
—Era apuesto, alto e intimidante. —me dijo— ¿Es gay? 
—¿Qué? —me reí— No, no lo es. 
—¿Entonces por qué no estás con él ahora? —me preguntó 
—Porque una relación no se basa en lo que hay por fuera, abuela. 
—Lo sé, hija, lo sé. Pero las relaciones también se basan en pruebas. 
—Abuela, no quiero seguir con esto. —apreté los labios 
—Eres una Beltrán. —se levantó molesta— Y no estás actuando como una al rendirte a la primera prueba que te pone la vida. 
Salió azotando la puerta y me dejé caer en la cama, cerré los ojos y por fin logré dormirme. 
El insistente ruido del reloj me levantó, salí cuando vi la hora y ya todos estaban almorzando. 
—¡Julinha! —la tía Aurora me saludó— Es un alivio ver qué estás bien. 
—Gracias, tía. —la abracé 
No tenía tíos por parte de papá, mi tío Valerio era lo único que tenía y Aurora era su esposa. 
Me senté junto a ellos mientras charlaban animadamente, había echado de menos las comidas con mi familia. 
—…boda. 
De la nada todos me miraban fijamente mientras yo no sabía de qué hablaban. 
—¿Qué? —les pregunté 
—Tu boda con Ian, hija. —me dijo Aurora 
—Se canceló hace mucho. —le resté importancia 
—Los medios divulgan cosas muy… inaceptables. —dijo ella y tragué el bocado— Además llevas mucho tiempo sola. 
—Bueno, tengo veinte años y no quiero casarme a los dieciséis como usted. —murmuré y ella se indignó 
—No decía que- 
—Da igual. No tengo apetito. —me levanté yendo a la playa 
Me senté en una silla y tomé el teléfono revisando mis mensajes. 
Ni una sola llamada o mensaje de él. No me extrañaba pero si me daba en el orgullo. 
—No te llamará. —Andrés tenía una cerveza en la mano 
—No espero que lo haga. 
—Pero te jode que no lo haga. —me sonrió 
—Deberías incluir a Joselyn en estos planes. —cambié el tema 
—Lo haré. —me dijo y se sentó— Chadd despertó. 
—… 
—El juicio se hará en un mes. —tomó un trago 
—Quizá debo dejar esto así. 
—No me pidas algo que no haré. —me miró fijamente 
—No quiero escándalos. 
—Si Chadd queda en libertad; yo te juro por nuestro apellido que lo mataré. —apretó la mandíbula 
Andrés era impulsivo, no le gustaba que le llevaran la contraria y de alguna forma siempre conseguía lo que quería. 
—Yo aquí no tengo ni voz ni voto. Haz lo que quieras. 
—Eres mi hermana pequeña, no pude protegerte antes pero ahora sí que lo haré. —me dijo y le sonreí 

                            

                                
                            
                              
                                  
                              
                              
                                
                                  
                                  
                                
                              
                             
                            
                            
                          
                          
Aquí tienen otro capítulo por petición de una lectora, con mucho amor,
Sam.