CAPÍTULO 12

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Los días pasaron volando y antes de que Seokjin se diese cuenta, ya era sábado y había pasado una semana entera desde el día que Jongseo lo había dejado plantado. Taehyung había estado ocupado la mayor parte de los días, disculpándose por las largas horas de ausencia cada vez que llegaba a casa, pero su agenda estaba completamente llena dado que se había tomado varios días libres para asistir a la boda que nunca se había celebrado. Aparentemente, era tan popular que necesitaba organizar su agenda con meses de antelación, así que cancelar una cita no era una opción. A Seokjin no le había importado. Los dos primeros días se había dedicado a limpiar. Los armarios de la cocina habían recibido un trato preferente y los había limpiado y reorganizado, al igual que el armario del dormitorio de Taehyung. Taehyung se había mostrado más que tolerante con él e incluso le había agradecido el esfuerzo y le había animado a comprar los productos o utensilios de limpieza que necesitara. También había dormido. Mucho. Lo que lo había sorprendido. No se había dado cuenta de lo exhausto que se encontraba, pero todas las tardes se arrastraba hasta la cómoda cama de Taehyung y se echaba dos o tres horas de siesta. 

Taehyung le había dicho que hiciera caso a su cuerpo y, aunque la vocecilla interior le repetía que tenía que empezar a buscar trabajo se estaba haciendo más fuerte cada día, de momento, se las había apañado para ignorarla. Aún tenía los quince días de preaviso y los dieciséis días de vacaciones que había acumulado, y deberían abonarle ambos. Eso le daría tiempo suficiente como para recuperarse y reorganizar su vida. Sus hermanos no habían hecho más que apoyarlo y lo llamaban diariamente para asegurarse de que estaba bien. El día anterior se habían reunido para cenar, como hacían todos los viernes por la noche, en el apartamento de Jimin y Soobin. Había adorado verlos de nuevo. Estaban preocupados por él, obviamente, y también tenían curiosidad por saber por qué estaba viviendo con Taehyung. No había sido capaz de darles una explicación racional y se limitó a asegurarles que sentía que estaba haciendo lo correcto. Yoongi declaró que eso era lo más “anti-jin” que había dicho en su vida. No había estado equivocado.

—Es un día espectacular —dijo Taehyung cuando terminaron de desayunar.

A Seokjin le gustaba cocinar, y disfrutaba aún más cuando podía hacerlo para alguien tan agradecido como Taehyung. Había engullido con gusto todo lo que le había preparado y le había agradecido profusamente sus esfuerzos. Un poco exagerado, a lo mejor, pero seguía siendo halagador.

Seokjin miró por la ventana. El cielo estaba brillante y despejado. —Lo es.

—¿Qué quieres hacer hoy? —preguntó Taehyung.

¿Acaso estaba sugiriendo que pasaran el día juntos? Probablemente se compadeció de él. O se sentía culpable. —No tienes que entretenerme, Taehyung. Soy genuinamente feliz en ese sofá tuyo leyendo un libro, o puedo mandar un mensaje a cualquiera de mis hermanos. Hoy es su día libre, creo.

Algo parecido a la decepción cruzó por el rostro de Taehyung, pero se desvaneció rápidamente. ¿Acaso lo había imaginado? —Si prefieres quedar con ellos, me parece bien, por supuesto.

—No, me refería a que... —Suspiró—. No quiero ser una carga para ti —dijo sosteniendo su mirada—. No quiero que sientas que soy tu problema.

—Confía en mí, no eres un problema —sonrió Taehyung—. Hoy es mi día libre y llevo una semana trabajando como un loco, así que pensé que sería divertido hacer algo juntos. Si te apetece, claro. Quiero decir, si prefieres quedarte en casa y deprimirte el día entero tirado en el sofá también me parece bien. —Sonrió de par en par y golpeó amistosamente su hombro.

—Ah, ahí está tu faceta pasivo-agresiva de nuevo —se burló Seokjin.

—¿Qué puedo decir? Lo llevo en las venas. Ven, vamos a divertirnos.

DEJADO (Libro I)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora